FORMAS DE GOBIERNO
Pero hablando de
Pedagogía, conviene que se sepa algo sobre todas las formas de gobierno que se
utilizan para la gobernanza de los países, es decir, es necesario un poco de
Pedagogía para que la gente sepa de qué manera se la está llevando al huerto:
si de forma adecuada (harto difícil), o de modo un tanto confuso, explotador y hostigador.
Quizás no sea servidor la persona adecuada para impartir tal menester, pero
alguien tiene que decirles a los españoles algo -aunque sea de manera efímera-
sobre las formas de gobierno más comunes, para que luego piense un poco más en
el trato que recibe, y por qué ocurre lo que ocurre; como, por cierto, es lo
que está ahora pasando con el campo, que tiene media España llena de tractores (cortando
autovías y carreteras incluso en Extremadura donde generalmente “el que se
mueve, no sale en la foto”) con chalecos amarillos como en Francia. La política
ha conseguido llenar el vaso de la desfachatez de los precios en origen y la
geta de la UE y su famosa PAC para latifundistas y millonarios.
¿Definimos pues las
formas de gobierno más comunes? Según Platón, el orden de mejor a peor de los
Estados, es: Aristocracia o Monarquía (ejercen el poder varias personas
o una sola); Timocracia (ejercen el poder los ciudadanos que tienen
cierto nivel de renta); Oligarquía
(el poder está en manos de unas pocas personas pertenecientes a una
clase social privilegiada, según Aristóteles es una degradación de la Aristocracia);
Democracia (sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el
derecho de éste a elegir y controlar a sus gobernantes, para Aristóteles la Demagogia
es la corrupción de la Democracia, muy típica de la clase política
española); y Tiranía (abuso de la superioridad o del poder en el trato
con las demás personas, para Aristóteles una degradación de la Monarquía).
No obstante, Aristóteles fue un poco más allá y creo su propia forma de
gobierno mixto, al que llamó Politeia (gobierno
democrático-aristocrático).
Pero hay otras
formas de gobierno (multi definidas) que están en la actualidad muy presentes,
aunque constituyan degeneraciones de las degeneraciones -valga la redundancia-
de las antedichas. Es el caso, por ejemplo, de Plutocracia: Una forma de
gobierno en que el poder está en manos de los más ricos o muy influenciado por
ellos. Algo similar a Capitalismo, actualmente muy de moda en su versión
más opresora y rayana en la esclavitud y convertido en una más que fábrica de
pobres. La Plutocracia es la corrupción de la Politeia de
Aristóteles, es decir, la corrupción de la Democracia y la Aristocracia,
que hasta el propio Churchill condenó. Modernamente en España la ejercen grupos
empresariales como el “Grupo Prisa (El País, Cadena Ser, Cuatro, Los 40
principales…), Sogecable del Grupo Santander Central Hispano y BBK, La Caixa
Holding (La Caixa y Gas Natural) entre otros del PSOE; y Radio Popular (Cope,
Cadena 100…) a través de la Conferencia Episcopal Española, Mapfre, Caja Madrid
Holding (Caja Madrid, Endesa) del Partido Popular.
En Europa, La
Troika (FMI, BCE y Comisión Europea) ha instaurado una Oligarquía
Plutocrática que se ha mostrado palpablemente durante la crisis del euro y
la Gran Recesión cuando se postergarían las demandas sociales, la lucha contra
los paraísos fiscales, el control de la Banca, la Tasa Tobin y cualquier otra
medida que pudiera poner límite al “establishment financiero” o exclusivo
beneficio del poder bancario.
O el caso de Oclocracia:
Gobierno de la muchedumbre (¡500.000 políticos! en España) o degeneración de la
Democracia, del mismo modo que la Monarquía puede degenerar en Dictadura
o la Aristocracia en Oligarquía. ¿Es el caso de España? Si no lo es, no
anda muy lejos.
Otra de las
degeneraciones patentes en nuestro país es sin duda la Cleptocracia: El
establecimiento y desarrollo del poder basado en el robo de capital,
institucionalizando la corrupción y sus derivados como el nepotismo, el clientelismo
político y/o peculado, debido a que todos los sectores del poder están
corruptos, desde la justicia, funcionarios de la Ley y todo el sistema político
y económico.
Por último, no
conviene olvidar el antedicho Clientelismo Político: El intercambio
extra oficial de favores, en el cual los titulares de cargos políticos regulan
la concesión de prestaciones obtenidas a través de su función pública o de
contactos relacionados con ella, a cambio de apoyo electoral. La llamada Clientocracia,
que el catedrático Manuel Morillo Caballero (fallecido hace unos días
constituyendo una gran pérdida por sus inigualables dotes pedagógicas) definía
como una forma copiada del “peronismo” argentino para que haya gente que viva
sin dar palo al agua o en la economía sumergida sin ser molestado por ninguna
inspección.