NO, DEMOCRACIA PLENA NO EXISTE
Democracia plena no existe en el mundo, ni tan siquiera en esos países nórdicos (Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Islandia…) que tienen la fama de ser las socialdemocracias más avanzadas del planeta; y mucho menos en las Democracias más antiguas como la de EEUU (una completa y total Plutocracia dictatorial de dos formaciones políticas que se reparten el poder desde tiempos inmemoriales en razón de quien más apoyo recibe de los establishments financieros y mediáticos que convierten el país en una especie de Imperio moderno), el Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo (un paraíso fiscal como Países Bajos) y las últimas democracias surgidas del Este de Europa, excepto Rusia, (una especie de Dictadura Imperial) y algunas Repúblicas de la extinta URSS, o las existentes en otros continentes como el Asiático (con Japón a la cabeza), Africano (en este salvo Sudáfrica es difícil encontrar alguna más) u Oceanía, donde quien únicamente se acerca es Nueva Zelanda. Pero, reitero, en ningún sitio se da una Democracia plena.
Por lo tanto, es algo improcedente afirmar que España
(que acaba de llegar al sistema) es una Democracia plena. No, ni mucho menos.
Estamos muy lejos, no ya de ser una Democracia plena, sino de tener un sistema democrático
medianamente aceptable.
Lo nuestro, diga lo contrario quien lo diga, sólo se
asemeja a una Dictadura “reblandecida” dominada por los poderes fácticos, la
Banca (principalmente) y los establishments financieros y mediáticos que han
convertido al Gobierno en simples “sucursales” de sus tropelías legalmente
establecidas con la ayuda inestimable de una Judicatura a su entero servicio con
sus Cargos por dicho Gobierno elegidos, algo que es difícil encontrar en
cualquiera de las demás Democracias a pesar de sus múltiples carencias sociales
y económicas que es algo común en todas.
Antes de seguir, quiero (con la ayuda inestimable de
la RAE) exponer el significado de la palabra “plena”, para que vean que no se
puede afirmar que una cosa es plena y también manifiestamente mejorable como
están afirmando algunos políticos entre los que se encuentra nuestro presidente
del Gobierno y todo el elenco que le sigue, además del resto de la clase
política de la funesta oposición que en el Parlamento llevan a cabo. Tan solo
Podemos, a través de su líder Pablo Iglesias, ha dicho, muy acertadamente, que
la Democracia española es una Democracia “de baja calidad” (después veremos con
datos el porqué de la expresión de Pablo Iglesias). Así pues, la palabra
“plena” significa, en su primera acepción que es la que nos interesa,
“completo/a”, “lleno/a”. Lo cual, obviamente, quiere decir que si algo está
“completo/a” o “lleno/a” ya no admite ni mejora ni perjuicio. Si un computo de
tratados y leyes ya está pleno o plenamente cubierto es imposible poderlo
mejorar, a no ser que “del vaso derramemos toda el agua y lo volvamos a llenar
con otra más limpia o tiremos la mitad o una parte y lo completemos con otra
agua más depurada”. Algo que, traducido a la Democracia, supondría suspender
ciertas formas de convivencia y demás “facetas” de la vida en común para sustituirlas
por otras mejores y más actualizadas. Pero, “si el vaso está a medio llenar -no
está “completo” o “lleno”- sólo se puede hacer una cosa y es terminar de
“completarlo” o de “llenarlo” para que sea algo que suponga plenitud, lo que
significa que Pablo Iglesias, en este caso, está cargado de razón, puesto que
nuestra Democracia -como, por otra parte, la mayoría de las existentes- goza de
infinidad de carencias que la convierten en una forma de gobierno
“manifiestamente mejorable”; y eso de “plena”, del presidente del Gobierno y
demás adláteres no es sino un intento de hacer ver nuestra Democracia como una
especie, con perdón, de “verdad de Perogrullo”. Así sucede, que en un programa
de TV se pregunta si en España hay Democracia plena y más del 70% de la
audiencia responde que no.
No me quiero alargar demasiado, pero para que quede
claro que en España no hay Democracia plena, voy a añadir algunos datos que lo
evidencian:
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La impunidad fiscal de los más ricos (que no pagan ni
las copas) ni ha aumentado la inversión, ni ha mejorado el crecimiento
económico ni se han creado más puestos de trabajo. De Democracia plena pues,
nada de nada.
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Las autoridades desconfían que el deterioro del
régimen es de tal magnitud que ha salido en tropel a explicarnos que vivimos en
una Democracia plena y que no se admiten matices ni dudas. Y lo han hecho
ministros del PSOE (uno a uno en procesión) y apariciones de las otras
derechas, porque esto de cuestionar y poner en evidencia la verdadera
naturaleza del Sistema no se concibe. Sus terminales mediáticas exigen que se
condene la violencia, pero es seguro que no se refieren a la pérdida de un ojo
de una chica en Barcelona, ni a lo ejecutado en Linares (con un joven herido de
bala), ni los porrazos a los manifestantes incluidos Diputados, ni tan siquiera
al saqueo de la sanidad pública o las arcas del Estado. Esto todo no es
violencia sino lo propio del funcionamiento del capitalismo, por eso no hace
falta condenar ni criticar. Democracia
plena, dicen… ¡Y un camión!
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Si hablamos de
nuestro “Sistema Electoral” y de su proporcionalidad veremos como resulta que
es impropio de una Democracia plena. Como, por otra parte, lo son casi todos,
de ahí que lo de Democracia plena no deje de ser una entelequia no sólo en
España sino en todos los demás países. En España se aplica para la elección la
Ley de D'Hont, ya muy criticada y que está pidiendo a gritos un cambio
especialmente en lo de las listas cerradas y bloqueadas. Pero, además, nuestro
Sistema tiene otros “bultos” difíciles de soportar: “El Sistema favorece
demasiado el voto del interior sobre el voto de la periferia y el voto más
rural frente al voto urbano”. “Hay que cumplir los
estándares internacionales y en España, y lo dicen los observadores, se
requiere mejorar la igualdad de voto y la representatividad”. No hay Democracia
plena con un Sistema que favorece descaradamente al bipartidismo. La propuesta
de convertir España en una única circunscripción electoral como hacen Holanda o
Israel es vista como una medida demasiado drástica, pero se acercaría más a una
Democracia Plena. Si hablamos de Democracia plena, al decir de Pablo González
Casanova, deberíamos preguntarnos qué tal andamos de participación, de
representación, de mediación, de negociación y de coacción. Y desde luego, una
Democracia con casi ¡500.000 políticos! (cuatro veces más que Alemania que nos
dobla en números de habitantes) es algo inaudito y dice poco a favor de una Democracia
plena. Más bien suena a una ignominiosa “tomadura de pelo”.
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¿Cómo se puede afirmar que en España hay Democracia
plena cuando sólo las empresas del Ibex defraudan cada año unos ¡90.000
millones de euros! al Fisco, o qué se despilfarran cada año unos ¡55.000
millones de euros! y que la corrupción política supone cada año otros ¡55.000
millones de euros! aproximadamente, y qué la Economía Sumergida anda rondando
el 30% del PIB (doble de la media europea) y nos hace perder otros cerca de
¡100.000 millones de euros! de recaudación? ¿Eso es una Democracia plena? Pues
apúntenme a una Dictadura. Por supuesto que tenga una Banca que no sea el
ejemplo usurero del que es la que ahora tenemos en España.
-
Cómo se puede llamar Democracia plena a un Sistema que
utiliza las llamadas “puertas giratorias” con la mayoría de los Altos Cargos
políticos y que tienen a sus dos más afamados ex presidentes como máximos
exponentes. ¿En qué Democracia del mundo ocurre esto? ¿O, en cuántas?
¡Bochornoso!
-
Cómo es posible que se pueda afirmar semejante quimera
en un país en el que la pobreza alcanza cotas inigualables entre los
considerados treinta y no sé cuántos más desarrollados del mundo. Con más de
¡dos millones! de hogares en los que no entra nada del trabajo España ha escalado a la
quinta posición de los países con más pobreza de la Unión Europea con un 20,7%
de personas en riesgo, según los datos publicados por la oficina estadística
europea Eurostat. En el caso de los menores de 16 años, es el tercer país con
más niños pobres de toda Europa por detrás de Rumanía y Bulgaria. Con 9,6 millones de
españoles pobres, España es el quinto país comunitario con más pobreza. Y regiones como
Extremadura donde casi la mitad de sus habitantes están en situación de pobreza
relativa rondando la pobreza extrema. Cómo es posible hablar de Democracia
plena en un país donde las imágenes de las colas del paro y del hambre (en las
puertas de los múltiples comedores sociales) son el pan de cada día en todos
los telediarios, mientras ningún político tiene a nadie de su familia en esas
situaciones y se apunta cada mes un escandaloso salario que supera cinco veces
lo de cualquier trabajador sin hacer otra cosa que darle al Cardhu entre
“cháchara y cháchara”. España ha fracasado en su compromiso
europeo de la Estrategia 2020 para reducir su pobreza en 1,5 millones de
personas. Con un plazo de diez años, no sólo no ha reducido su pobreza, sino
que ahora hay más personas en este umbral que hace una década.
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Sí, España es
una Democracia plena, con los servicios más caros del Continente. ¿En qué país
de Europa se paga el recibo de la luz más alto que en el nuestro? ¿Y el agua, y
los combustibles, y los demás servicios necesarios para vivir decentemente? Por
favor, que da pavor la desvergüenza. ¡Cállense! Y miren lo que han ganado las
eléctricas el pasado año 2020 a pesar de la pandemia (lean el artículo, merece
la pena, publicado en el periódico Público del día 24/02/21 con el título:
“Indignación tras conocerse los beneficios de las eléctricas en 2020”),
mientras mucha gente pasaba frio.
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Sobre “España y las políticas sociales”, prefiero
recomendarles que lean el artículo de Félix Lareki Garmendia del día 17/02/21
publicado en el Diario-16 “España y las políticas sociales siempre han estado
reñidas, muy preocupante”. Porque ahí se explica todo como no podría hacerlo un
servidor por mucho que se esmere en hacerlo.
Por último, quiero hacerles llegar, resumidamente en
lo posible, lo que dice uno de los mejores economistas de España, Juan Torres
López, sobre como solucionar el tan traído y llevado tema de los impuestos -de
los que pagamos, lógicamente- que sí lograría que España (y todos los demás
países, por supuesto) fuera una Democracia plena. Como, así mismo, un escrito
de José Antonio Gómez en Diario-16 (que copio literalmente) sobre como los
milmillonarios (grandes empresarios, banqueros, etc.) y sus establishments
financieros planean llevar a cabo el saqueo de los fondos europeos para la
reconstrucción.
Dice Juan Torres López en uno de sus últimos artículos:
“Lo he explicado muchas veces, pero no está de más repetirlo. El gasto
público de todos los países del mundo ronda los 30 billones de dólares, y la
pandemia ha obligado a aumentarlo en carca de 20 billones, un incremento que en
su gran mayoría tendrá que ser financiado con deuda. Según el Banco
Internacional de Pagos, las transacciones financieras realizadas en 2019 en
todos los países del mundo sumaron 14.000 billones de dólares, lo que quiere
decir que se podrían eliminar todos, he dicho todos, los impuestos que hay en
el planeta y financiar el gasto público de todas las administraciones públicas
con una tasa de más o menos 25 céntimos por cada 100 dólares de transacción
financiera. En España, nuestro gasto público total es, en números redondos, de
unos 500.000 millones de euros y según el Banco Internacional de Pagos en
nuestra economía se realizaron transacciones financieras por un valor total de
72 billones de euros en 2019. Eso quiere decir que podríamos eliminar también
todos, absolutamente todos, los impuestos existentes hoy día y financiar ese
medio billón de euros de gasto público con una tasa sobre las transacciones
financieras de 0,7%, es decir de 70 céntimos por cada 100 euros de transacción”.
Entonces si que podríamos hablar de Democracia plena.
Y vamos, para acabar, con “las águilas y los
reptiles”: “La Banca y el Ibex35 pretenden “controlar” la recuperación de la
crisis a través de un nuevo “Club Bilderberg Español”. Con este enunciado, nos
explica José Antonio Gómez, como se pretende llevar a cabo una serie de
actuaciones para “el posible acaparamiento” de los famosos fondos europeos.
“Ana Patricia Botín, Amancio Ortega, Carlos Torres, Antonio Brufau,
Fernando Abril-Martorell o Juan Ignacio Sánchez Galán son algunas de las 130
personas que, teóricamente, pretenden aportar al Gobierno sus propuestas para
la gestión de la recuperación económica, es decir, de los 140.000 millones de
Europa.
Próximamente llegarán a España 140.000
millones de euros para paliar los efectos económicos y sociales de la
pandemia del Covid19. Esos fondos europeos son muy golosos para las élites
financieras, empresariales, económicas y las grandes fortunas como para que no
intenten influir en el Gobierno para redirigir el destino que
deberían tener, es decir, las necesidades del pueblo, de
los autónomos y de las pequeñas empresas, para utilizar esos
fondos como una inyección de capital para sus multinacionales.
Casualmente, en los últimos meses ha nacido una
iniciativa llamada «Equipo País» que se compone de 130
profesionales de diversos ámbitos, desde empresarios de éxito o gestores
del tercer sector hasta emprendedores sociales.
En este Equipo País participarán personas como Ana
Patricia Botín (Banco Santander), Amancio Ortega (Inditex), Carlos Torres
(BBVA), Antonio Brufau (Repsol), Fernando Abril-Martorell (Indra), Juan Ignacio
Sánchez Galán (Iberdrola), Rafael del Pino (Ferrovial), Concepción Dancausa
(Bankinter), Sol Daurella (Coca-Cola) o José María Entrecanales (Acciona),
entre otros.
Este nuevo «Club Bilderberg» español se autodefine
como un proceso colaborativo que busca identificar a los mejores
líderes y gestores de la sociedad civil española para ayudar al sector público
en la salida de la crisis. Según se indica en su página web, se trata de
un equipo sin ideología, al servicio de la sociedad y de los diferentes
partidos, formado por personas que hayan demostrado su excelencia en la
gestión, su capacidad de liderazgo y sus valores.
Equipo País se presenta a la sociedad con el objetivo
de generar propuestas colaborativas y estratégicas para apoyar al sector
público en la reconstrucción de España y en el resto de las decisiones que
afecten a la sociedad española. Las áreas de actuación de Equipo País son:
Innovación y tecnología, Educación, Modelo productivo, Sanidad, Desarrollo
social y Sostenibilidad, energía y recursos.
Sin embargo, ¿qué valores éticos pueden aportar
personas como Ana Patricia Botín? Evidentemente, el objetivo que no muestran en
su presentación podría ser el intento de canalizar los esfuerzos del
Gobierno para que los fondos europeos sirvan para rescatar en primer lugar a
sus empresas o sus sectores empresariales y, presuntamente, evitar
que los 140.000 millones terminen en estrategias basadas en la justicia social y
que, al contrario de lo que sucedió en la crisis de 2008, el Gobierno tuviera
la osadía de rescatar a la gente y no a los ricos.
Tal vez, Equipo País pretenda hacer lo que las élites
ya hicieron en el pasado cuando fueron «domesticando» las políticas de los gobiernos
socialistas para transformarlas en un remedo light de una socialdemocracia más
cercana a la derecha que a los postulados mínimos exigibles a un partido de
izquierdas. El Felipe González «domesticado» fue el que abrió otra caja de
pandora que iba a dar cientos de miles de millones de pesetas de beneficio a
esa clase dominante con las primeras privatizaciones como, por ejemplo, la de
Repsol (entonces Campsa) e inició las de Telefónica, Endesa o Argentaria,
procesos que fueron culminados por José María Aznar.
A partir de ese instante, los diferentes gobiernos de
España se han sometido, en mayor o menor medida, a las necesidades de esas
élites financieras, empresariales y económicas, lo que se confirmó con las
políticas implementadas por Mariano Rajoy y que tuvieron como consecuencia que,
mientras España se situaba en la vanguardia de los países de la UE con mayores
tasas de pobreza, el número de millonarios se incrementara en un 470% desde el
año 2010, según ha publicado Credit Suisse en un informe: se ha pasado de
172.000 a 979.000 en nueve años.
La atomización de las opciones políticas hizo que
surgieran fuerzas, incluso dentro del PSOE, que propugnaban un cambio de
régimen, una modificación del paradigma por el que el Estado estaba para
proteger a las élites y, si sobra algo, al pueblo.
Hasta ahora la clase dominante lo tuvo controlado y,
cuando había peligro, existía siempre la posibilidad de buscar coaliciones
ideológicamente antinaturales, como la que apoyaron el Santander y la CEOE para
que se hubiera firmado un pacto entre Pedro Sánchez y Albert Rivera. De haberse
llevado a efecto (gracias, Albert), esas élites hubieran seguido controlando al
gobierno surgido de ahí.
Con la repetición electoral, el establishment estaba
muy tranquilo. Se auguraba una situación en la que parecía que el electorado de
izquierdas iba a castigar a Sánchez e Iglesias, mientras que PP, Vox y
Ciudadanos podrían repetir los pactos de Andalucía, Murcia o Madrid, lo que les
garantizaba 4 años más de control. No obstante, ni Casado subió lo que se
esperaba ni se vaticinó una debacle como la de Rivera, lo que, a pesar del
fortalecimiento de la extrema derecha, no sumaba para que el líder del PP fuera
investido.
De ahí que las élites iniciaran una campaña el mismo
lunes para la formación de una Gran Coalición como la de Alemania, con la
presión mediática en las páginas, las radios y las televisiones que controlan.
Tal vez pensaron que Sánchez se iba a doblegar y el anuncio del preacuerdo
entre PSOE y Unidas Podemos sólo 48 horas después de las elecciones hizo saltar
todas las alarmas. En el gobierno iba a haber gente que lleva años
reivindicando una banca pública (lo que restaría beneficios a las entidades
privadas), una eléctrica pública o una política fiscal justa en la que los poderosos
paguen lo que les corresponde por ley, ni más ni menos. Esto no lo podían
permitir.
La fuga de capitales de las grandes fortunas a
Portugal —toda una muestra de patriotismo—, el adelanto por parte de las
empresas de expedientes de regulación de empleo que estaban previstos en el
medio plazo, son algunos de los movimientos iniciados por las élites para
presionar o para crear una situación de alarma social que empuje al nuevo
gobierno progresista a rebajar sus pretensiones o, incluso, la ruptura del
preacuerdo.
Las clases dominantes no pueden permitir una situación
social en la que un gobierno progresista utilice 140.000 millones de euros para
aplicar la justicia social en las estrategias de la recuperación económica tras
la pandemia porque, de este modo, el pueblo recuperará la prosperidad que estas
mismas élites financieras, económicas y empresariales le están quitando”.
Después de todo esto, ¿se puede hablar de Democracia
plena? ¿Vds. que creen?