EMIGRANTES
Con este escrito quiero despedir el maléfico año
2021. Aunque lo del Covid haya mejorado con respecto a los dos años anteriores,
y aún a pesar de que sigue muriendo gente por culpa de esa maldita pandemia y
no sabemos lo que nos depararán las nuevas mutaciones “murciélagos” que se van
sucediendo. Y, desde luego, no obstante, debido a la subida de precios de los
servicios (especial y bochornosamente, el recibo de la luz) y de la cesta de la
compra que se han disparado sin que el Gobierno sepa cómo va a arreglar lo del
IPC para las pensiones y no se atreva a articular palabra sobre esa derogación
de la Reforma Laboral del 2012 (obra habilitada, como no podía ser de otra
forma, del Partido Popular) que mantiene las escandalosas ganancias del mundo
empresarial y los bajos salarios creando miles y miles de nuevos pobres aún a
pesar de tener trabajo (ya vamos por nada menos que ¡once millones!, lo que
convierte a un “mileurista” en un privilegiado).
Este escrito -acostumbro hacer alguno por la navidad
para “denunciar” las ignominias que el mundo comete siempre contra los mismos-
lo quiero dedicar a los EMIGRANTES. Sí, con mayúsculas, porque lo que está
pasando no es en absoluto de recibo. Y no me voy a centrar en los que se juegan
la vida en el mar Mediterráneo, en el Océano Atlántico, en el Canal de la
Mancha, entre Bielorrusia y Polonia, entre Rusia y Ucrania y…, en casi todos
los países de Centro América y Sudamérica (con Cuba, Venezuela, Ecuador y
Colombia -la de D. Felipe González con miles de asesinatos de líderes sociales-
a la cabeza) en tantos sitios de Asia y
en muchos otros mares para intentar salir de la pobreza, cuándo no, de la
hambruna o las guerras que asolan sus países de origen, porque ya está dicho
todo y expresada la maldad de los gobernantes que se regodean en sus sillones
sin mover un dedo sabiendo que sus respectivos Estados (Francia, Italia, El
Reino Unido, Alemania, Bélgica, Países Bajos, USA, España, etc., etc.) son los
culpables -mediante la explotación y sustracción de la mayoría de los recursos
minerales y de todo tipo de los países de
donde provienen las migraciones- de rechazar a estos a los que antes
robaron sus tierra y todo lo que era suyo, destacando el oro de Centro América
y Sudamérica y los ¡ocho Estados! que los gringos quitaron a México (lo que
hace pensar a muchos mejicanos que son, como cantan “Los Tigres del Norte”,
invasores en su país).
Hoy quiero hablar humildemente (con la ayuda de
algún artículo de la prensa libre) de los EMIGRANTES que tienen que salir de
sus países -los más desarrollados del mundo- para buscarse la vida mientras una
gran plebe de clientelistas de los partidos políticos gracias a su voto cautivo
viven en sus hábitat sin el mayor problema. Es mucha la gente que ha tenido que
salir de su país al grito de: “me voy de esta mierda de país”, caso de un
familiar muy directo de un servidor al que, como a tantos otros, alguna mafia
les robó sus pequeños negocios, su futuro y sus humildes haciendas. Sólo de
Extremadura han tenido que emigrar (o inmigrar en el mejor de los casos) en los
últimos años la friolera de ¡21.000 jóvenes! Constituyendo el mayor ejemplo de
la “España vaciada” sin que los políticos (con los socialistas a la cabeza
gobernando más de treinta años y viéndolas venir con sus escandalosos salarios
sin mover un dedo) sepan qué camino tomar después de tanto tiempo durmiendo “la
siesta” y tras haber desmantelado el Estado con las múltiples privatizaciones
para garantizarse una vejez millonaria a través de las famosas “puertas
giratorias”.
En el año 2019 (concretamente el 17 de julio)
escribí, y alguna prensa libre me lo publicó, un escrito sobre migración,
emigración e inmigración, para mayormente aclarar estos tres términos. Hoy
quiero transcribirles, a modo de recordatorio, sólo unos párrafos de ese
escrito por la referencia que hace de lo que aquí estoy tratando:
“Las migraciones
son algo común de todas las épocas, sino cómo se explica que haya dos millones
de españoles -y gente de todos los rincones del mundo- en otros países ya
afincados desde hace muchos años. Las causas económicas y sociales actuales en
África no tienen discusión posible, y no creo que nadie ponga en duda que gran
parte de este Continente ha sido expoliada durante siglos por los holandeses,
belgas, y muy especialmente, por los ingleses y franceses además de los
españoles. Ahora no nos queda otra que admitirlos sin rechistar puesto que les
hemos robado lo que era suyo y lo que les hubiera supuesto un mejor desarrollo
y poca o ninguna migración”.
Así pues, “lo de emigrar no hace falta mucha
aclaración: son personas que salen de sus países por motivos de las situaciones
económicas y sociales como consecuencias de la mala política o de algún
pos-enfrentamiento civil. Así nos ocurrió a los españoles tras nuestra guerra
incivil y en los años 60 cuando muchos tuvieron que emigrar a Alemania sobre
todo, o a Suiza y a otros países de medio mundo: El Régimen no daba para vivir
y hubo que dejar la familia, los amigos y a los compañeros -con lo que eso
duele- y salir del país en busca de un futuro un poco más halagüeño. Somos pues
un país de emigrantes, lo que significa que tenemos que mirar con los ojos
abiertos del todo a muchos de los que llegan buscando una vida mejor, no sólo a
futbolistas y faranduleros o esos señoritos que por comprarse una casa se les
concede sin más la nacionalidad y luego nos encontramos con un gran aumento de
las mafias de todo tipo, como, por cierto, ya está ocurriendo en las zonas
costeras sobre todo”.
“No hay derecho y es ignominioso que, mientras las
raleas políticas se ponen las botas con sueldazos y robando a manos llenas
(¡55.000 millones de €/año de corrupción política, más otros tantos de
despilfarro y unos ¡90.000 millones! de fraude fiscal y sin contar los muchos
miles de la economía sumergida), muchos españoles, jóvenes en su mayoría, hayan
tenido que salir de sus CCAA (cuando no de España) y habituarse a vivir en
otras, con lo que eso significa, por culpa del político de turno que, por las
comisiones correspondientes previsiblemente, protege a empresarios ilegales y
corruptos que los querían explotar, cuando no esclavizar”. Y terminaba mi
escrito así: “El que todavía pueda, emigre del caciquismo criminal, de la
precariedad y la pobreza, de la injusticia, de la discriminación, del
analfabetismo socio político, de la incultura y el subdesarrollo social,
político, económico y humano. Antes de que ocurra lo que dijo, quiero recordar,
Bertolt Brecht: “Antes eran los pobres los que no tenían nada; luego, los
emigrantes eran los pobres; después los pobres eran los parados; al final los
que tenían trabajo se convirtieron en pobres, pero entonces ya era tarde,
porque la pobreza se había convertido en la situación normal”.
Para terminar, quiero añadir unos apuntes
periodísticos sobre el tema que creo merece la pena conocer, y aunque ya mucha
gente los habrá leído, no viene mal un recordatorio por lo interesante del tema
que se ha convertido en un verdadero éxodo mundial.
“El Gobierno no logra traer a España el talento
“fugado”, el número de expatriados aumenta sólo un 7% en tres años, señala un
titular. Y continua: al uno de enero de 2021 la población residente en el
extranjero ascendía a 2.654.720 personas, según datos del INE, la mayoría
repartido entre el continente americano y Europa. Un plan de retorno a España en
julio de 2019 que se prolongó hasta 2020, solo consiguió que un 30% de los
participantes lograra volver”.
“Más de un millón de jóvenes están desempleados en
España”. ¿Se tendrán que ir la mayoría fuera? O mucho cambia esto (bajos
salarios y explotación rozando la esclavitud) o con seguridad tendrán que
emigrar, ello suponiendo que les quede tiempo… por la edad.
“En el año 2009 había millón y medio de personas
viviendo en el extranjero, concretamente 1.471.691 tal como reflejan los datos
del INE, y cinco años después, en 2014, esa cifra superó los dos millones
situándose en 2.058.048 personas”. “El fenómeno, popularmente conocido como
“fuga de cerebros” llegó a ser celebrado por el entonces presidente del
Gobierno, Mariano Rajoy, que abogó por “llevar el talento y el conocimiento
donde sea excedente hacia donde sea deficitario” durante una cumbre Iberoamericana
(para “talento” el suyo, ¿no?). Su ministra de empleo (la de la Reforma Laboral
del 2012), Fátima Bañez, lo calificó como “movilidad exterior” y defendió que
medidas como la reforma laboral atraerían el “talento fugado” (en un gran
alarde del optimismo del “aborregado”). Algo que resulta, con perdón por la
falta de respeto si la hay, irrisorio. En el año 2018, después de que Pedro
Sánchez llegara al Gobierno, éste se comprometió a repatriar a los españoles
que se fueron durante la última gran crisis económica. Pero esa labor recayó en
la Secretaría de Estado de Migraciones, entonces dependiente del Ministerio de
Trabajo que pilotaba la extremeña (lástima… Ministerio) Magdalena Valerio (a la
que un servidor puso el mote de “Toro Sentado” por su peculiar manera de
pintarse la cara). Sin embargo esta fuga, como era previsible, no se ha
frenado. A 1 de enero de 2021 la población española residente en el extranjero
ascendía a 2.654.720 personas según datos del INE. Es decir, en tres años la
población emigrada ha aumentado un 6,92%.”
Para no cansar demasiado, no les voy a dar los datos
de los españoles que viven en cada país de Europa o América o Asia y África,
pero si conviene que sepan que donde más españoles hay emigrados es en el
continente americano (donde Argentina se lleva la palma) seguido de Europa con
Francia a la cabeza por delante de Alemania y Reino Unido.
Resumiendo: España es un país de emigrantes y eso
supone que tenemos la obligación y la decencia de que no ocurra a los que
llegan eso que dijo en una de sus célebres viñetas El Roto: “Se alegran cuando
llegan porque no saben a dónde han venido”. Y, termino: Me estomagan, cuando
leo algo de emigración, las opiniones y las declaraciones de esos miserables y
estúpidos de Vox, especialmente referidas a los llamados Menas. Tan miserables
y estúpidas son sus manifestaciones cuando más de uno de sus dirigentes es
emigrante puesto que no nacieron en esa España de tambores y panderetas que
ellos tanto defienden. Está más que claro que este país tiene que mejorar
mucho, sobre todo, llevando a cabo la comprometida derogación de la Reforma
Laboral de la Sra. Fátima Bañez, para que el empleo sea un poco más digno y
para que muchos de nuestros seres queridos puedan volver a trabajar entre
nosotros con la dignidad que se merecen tras un largo “exilio laboral” por
causas de los recortes y de las malas praxis del mundo empresarial español. No
puede ser que el empresariado diga que “necesita una alternativa a lo que hay
que sea igual a lo que hay” (El Roto). El trabajador se merece algo mejor de lo
que hay, y punto. Que no obliguen a los pobres y a los trabajadores a hacerse
cargo por la fuerza de los medios de producción “plagiando”, en moderno, “La
Revolución Francesa”. Porque, ¡sería terrible!
Y, por favor, que nadie tenga que volver a oír, como
un servidor de uno de sus seres más queridos, eso de: “¡Me voy de este país de
mierda!”
Feliz navidad y
próspero año nuevo a todos, y, muy especialmente, a los que han tenido que
emigrar para tener una vida más digna y un futuro mejor.