Soy de los que está convencido de que los “sistemas electorales” existentes en los países occidentales y en los pertenecientes a la OCDE fundamentalmente (muy especialmente en la Unión Europea, salvo algunos “disidentes” como Polonia o Hungría, incluso Austria, para peor) están concebidos para favorecer -muy descaradamente- al capitalismo opresor ahora llamado neoliberalismo. Aunque, curiosamente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sea una organización internacional cuya misión es diseñar mejores políticas para una vida mejor, o sea, tener como objetivo promover políticas que favorezcan la prosperidad, la igualdad, las oportunidades y el bienestar para todas las personas. Pero, “de lo dicho al hecho va un trecho”, como muy bien señala nuestro refranero. Ningún sistema electoral -aunque algunos sea mejores que otros- cumple estrictamente lo que se supone debe ser lo democrático y lo justo para una sociedad avanzada y cada vez más sometida a la tecnología de vanguardia que nos sorprende cada día con algo que no hace mucho era inimaginable; pero que, aún así, deja mucho que desear para que se cumplan esos derechos que señala la OCDE como fundamento de su creación.
A nadie le
sorprende ya -por desgracia- el descomunal aumento de la pobreza en el mundo
(menos de 100 personas acumulan la riqueza de 3.500 millones, que se va a ver
agrandada con el final de la pandemia en 500 millones más de pobres, y la
evidencia en el acceso a agua potable, electricidad, saneamiento, educación,
salud y otros servicios básicos), mas las claves para poner fin a la pobreza
está no sólo en el crecimiento económico, sino también en la importancia de
reducir las desigualdades entre los que tiene más y los que menos tienen.
Reducir la desigualdad implica tener en cuenta la variedad de sus contextos.
Además de la desigualdad de ingresos en la etapa de la adultez, existe también
la desigualdad por género, edad, discapacidad, raza, clase, etnia, religión, y en oportunidades, que usualmente
se manifiestan durante diferentes etapas, empezando por la niñez, según los
indicadores de Desarrollo del Banco Mundial.
“El índice de Oportunidades Humanas permite evaluar
cuan diferente puede ser, por ejemplo, el futuro de un niño nacido de padres
pobres en un entorno rural frente al de uno nacido de padres educados y en un
entorno urbano”.
Reitero que soy de los que está convencido de que
los sistemas electorales para elegir a nuestros representantes en las
instituciones del Estado son, en gran parte, los culpables de esas diferencias
antes mostradas y de todas las desigualdades existentes.
Voy a exponer a continuación, algunos de los
“sistemas electorales” vigentes en los países más desarrollados de Europa y en
EEUU, Canadá, México y Brasil junto a dos muy desarrollados de Asia (Japón y
Corea del Sur), evidentemente, sin hacer mención a China (la segunda economía
mundial) por considerarlo un país dictatorial sin sistema electoral que no sea
“quítate tú, para ponerme yo”. Evidentemente, la diversidad y el hecho de
resumir no podrán impedir que tenga que emplear varios episodios para no cansar
demasiado con lo que sería -según el símil de la judicatura- algo así como un
inmenso legajo; por lo que, sólo diré los sistemas que se emplean en los países
citados, y que cada cual saque sus propias conclusiones y se pronuncie, si lo
desea, sobre cuál es el menos malo -y si hay alguno bueno-, ya que,
personalmente pienso que ninguno es el ideal y justo. Empezaré, por aquello de
la proximidad, con el sistema que se emplea en Francia, uno de los países más
democráticos del mundo…, que dicen los gabachos:
Elecciones Legislativas: Los 577 Diputados de la Asamblea Nacional son elegidos por mandato para
cinco años siguiendo un sistema mayoritario a dos vueltas, siendo necesaria la
mayoría absoluta en la 1ª vuelta, y, en caso de balotaje (procedimiento
electoral que consiste en realizar una segunda vuelta entre los candidatos más
votados cuando en una primera vuelta ninguno de los candidatos ha obtenido la
mayoría absoluta) únicamente acceden a la segunda vuelta aquellos
candidatos que han obtenido el apoyo de, al menos, el 12,5 % del censo. Los
Diputados se eligen por circunscripciones correspondiendo a cada una un escaño.
De los 577 distritos electorales, 539 se encuentran en la Francia
metropolitana, 27 se encuentran en los departamentos y territorios de ultramar
y 11 son para los ciudadanos franceses residentes en el exterior.
Elecciones al Senado: Los 348 Senadores son elegidos, ya sea por mayoría a dos vueltas en los
departamentos que eligen tres o menos Senadores, o por una lista proporcional a
una sola vuelta en los departamentos que eligen cuatro o más Senadores para un
mandato renovable de 6 años. La elección se lleva a cabo en cada departamento
por un colegio electoral compuesto por los tres Diputados (del departamento),
los Consejeros regionales elegidos en el departamento, los Consejeros
departamentales y los Concejales de los Ayuntamientos, lo que resulta es que
los 145.000 miembros electos de los colegios electorales departamentales sean
en un 95% Concejales municipales. Desde el 2011, la mitad del Senado se renueva
cada tres años.
Elecciones Europeas: Los 79 Eurodiputados franceses son elegidos de forma proporcional en un
sistema de lista con circunscripción única, sistema que fue reintroducido en
2019 siguiendo la regla del resto mayor, sin Panachage (sistema
electoral que permite a los votantes distribuir sus votos entre candidatos
individuales pertenecientes a diferentes listas de partido) ni voto
preferencial. Los escaños se distribuyen entre las listas que hayan obtenido al
menos el 5% de los votos emitidos, y se asignan según el orden de los
candidatos en cada lista.
Elecciones Regionales: Los Consejeros regionales son elegidos por un periodo de 6 años.
Siguiendo un sistema de listas con representación proporcional a dos vueltas
que otorga un premio por mayoría. La asignación de un escaño tiene lugar en la
1ª vuelta si una lista obtiene la mayoría absoluta, o de lo contrario en la 2ª
vuelta entre las listas que hayan obtenido al menos el 10% de los votos
emitidos en 1ª ronda. La distribución de los escaños otorga una cuarta parte de
estos a las listas con el mayor número de votos, y los escaños restantes se
asignan a todas las listas según los resultados, de modo que la lista con el
mayor número de votos puede tener la mayoría absoluta en el Consejo Regional
cuando obtenga alrededor del 33% de los votos emitidos.
Elecciones Departamentales: Los Consejeros Departamentales son elegidos por un periodo de 6 años por
sufragio universal directo siguiendo el sistema mayoritario de dos vueltas en
el marco del Cantón, dividiéndose así cada Departamento en Cantones. Para ser
elegido en 1ª vuelta se requiere la mayoría absoluta de los votos emitidos que
representan al menos el 25% del censo. Únicamente aquellos candidatos que hayan
obtenido un número de votos igual o superior al 12,5% de los votantes
registrados pasan a la 2ª vuelta, donde es suficiente la mayoría relativa.
Elecciones Municipales: Los miembros de los Consejos Municipales son elegidos por sufragio
universal directo para un periodo de 6 años renovable con el Municipio como
circunscripción. Sin embargo el sistema electoral difiere según el tamaño del
Municipio (Francia tiene más de 35.000 Municipios con población de unos pocos
individuos hasta varios millones). Así, en los Municipios de menos de 1.000
habitantes los miembros de los Consejos Municipales son elegidos por mayoría a
dos vueltas (se requiere la mayoría absoluta con al menos una cuarta parte de
los votos emitidos en la 1ª vuelta o mayoría relativa en la 2ª vuelta),
pudiendo los candidatos presentarse solos o en grupos y permitiéndose el Panachage.
En los Municipios de más de 1.000 habitantes, rige el sistema mayoritario a dos
vueltas, con listas cerradas y bloqueadas. Si una lista obtiene la mayoría
absoluta en la 1ª vuelta, se le asignan un número de Concejales igual a la
mitad de los puestos por cubrir, y los demás puestos se distribuyen entre todas
las listas siguiendo el método del resto mayor. En caso de 2ª vuelta, sólo
podrán presentarse las listas que hayan obtenido, al menos, el 10% de los votos
emitidos en la 1ª vuelta y la distribución de los puestos se hará de la misma
forma que en ésta. Junto a estas reglas, según el tamaño del Municipio, es
importante señalar que las tres ciudades más grandes de Francia (Paris, Lyon y
Marsella) están sujetas a regímenes especiales. Las reglas son las mismas que
para los Municipios de más de 1.000 habitantes, pero las elecciones se celebran
por sectores. En Paris y Lyon cada distrito constituye un sector, mientras que
en Marsella hay ocho sectores de dos distritos cada uno. Por lo tanto, los
escaños de los miembros de estos tres Consejos Municipales se asignan según los
resultados obtenidos por sector y de acuerdo con las mismas reglas para los
Municipios de más de 1.000 habitantes, teniendo en cuenta que los Consejeros de
distrito también son elegidos al mismo tiempo y en las mismas condiciones. Por
último cabe señalar que el Alcalde es elegido a continuación por mayoría
absoluta de todos los miembros de los Consejos Municipales en las dos primeras
votaciones, y luego por mayoría relativa, y que una vez efectuada esta
operación es el turno de los Tenientes de Alcalde (que representan como máximo
el 30% del total de los miembros del Consejo Municipal).
Elecciones Comunitarias: Las últimas en llegar al panorama electoral francés, las elecciones a
las Entidades Intercomunales van unidas a las elecciones municipales, pues los
miembros de sus Consejos son elegidos en una elección que se celebra al mismo
tiempo que estas y bajo las mismas reglas, por lo que para los Municipios de
1.000 habitantes o más los candidatos a la elección municipal y comunitaria
aparecen en la misma papeleta, mientras que, para los Municipios de menos de
1.000 habitantes los Consejeros Comunitarios son elegidos por orden de
prelación entre los miembros del Consejo Municipal (Alcalde, Tte. De Alcalde,
etc.).
Entre los principales cambios en la elección de las
personas está la paridad entre hombre y mujer, la no acumulación de mandatarios
de cargos y la introducción de una mayor dosis de proporcionalidad en las
elecciones Legislativas.
Y, para terminar este primer episodio, que se ha
hecho un pelín largo por la complejidad del sistema francés, voy a referirme a
la elección del Presidente de la República Francesa muy brevemente: Conocido
como Presidente de Francia, es el Jefe del Estado, gran maestre de la Legión de
Honor y copríncipe de Andorra. Según el sistema semipresidencial francés,
ejerce las más altas funciones del poder ejecutivo de la República. Reside en
el palacio del Eliseo.
Es elegido mediante el sufragio directo con
posibilidad de una segunda vuelta electoral cuando no obtiene la mayoría
absoluta en la primera vuelta para un mandato de cinco años. Desde la reforma
de la Constitución de 2008, el mandatario sólo tiene la posibilidad de una
reelección inmediata, pero pudiendo repetir nuevamente mandato después de
transcurrido un periodo. En caso de muerte, destitución o renuncia de un
presidente, el presidente del Senado de Francia asume la presidencia interina.
En el próximo episodio (diez días a más tardar,
salvo imprevistos) veremos cómo funcionan, cuando menos, otros tres sistemas
del continente europeo empezando por el Reino Unido. Hasta entonces.
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