Las personas que tienen la gentileza de leer mis humildes escritos de opinión (no confundir con artículos de opinión, pues para mí -por mi pobre formación académica- es imposible alcanzar ese rango) se habrán percatado de que la música forma parte importante de mi existencia. Aparte de los grupos The Beatles (Let It Be, Twis And Shout, Yesterday y todas las demás), Rolling Stones (I Can´t Ge No -Satisfaction-, Paint It Black y tantas otras), The Animals y su archifamosa The House Of The Rising Sun (la casa del sol naciente), que, en mi modesta opinión, como he referido en otras ocasiones, cambiaron el modo y manera de ser de la juventud queriendo -no como antes- ser más jóvenes, más jóvenes siempre y nunca mayores, hay en la historia de la música una serie de solistas que aún hoy siguen haciendo las delicias de quienes los siguen escuchando como es el caso de un servidor. Imposible citarlos a todos porque todos son excepcionales, pues eso me llevaría a no terminar nunca este escrito, por lo que sólo me voy a referir a tres de las voces más inigualables de cuando servidor era un poquitín más joven: ¿Quién como Frank Sinatra, Elvis Presley o Julio Iglesias? Para mí, Nadie. Aunque quizás, de haber vivido un poquito más, Freddie Mercury les habría “echado un pulso”, su “I Want To Break Free” es incomparable, pero… Una pena muy honda. Sin olvidar a las chicas, por favor. Pues ¿quién como Céline Dion, Shirley Bassey, Amy Winehouse (fallecida) y nuestras dos voces insuperables, Rocío Jurado y sus coplas (como una ola es genial) y Rocío Dúrcal y sus versiones de las rancheras más famosas y las que ella ha añadido?, por desgracia para la música, por lo que el mundo hubiera seguido disfrutando, ambas fallecidas.
Pero (con perdón por mi amplio entrante), quiero en
este escrito, hablar de los jóvenes, de esos políticos, relativamente, jóvenes
que nada más iniciarse en el difícil contubernio de la política tuvieron la
nada despreciable cantidad de votos y escaños que sorprendieron y acojonaron al
neoliberalismo español del PSOE y del PP, y que hubieran sido muchos más sino
es por la deplorable ley de D'Hont que siempre favorece a los primeros, a esos
primeros gracias al clientelismo acuñado de 40 años de servilismo y
adoctrinamiento y sumisión por, como diré más abajo, menos de nada, o en el
mejor de los casos, unas migajas de sus
festines, como, por otra parte, queda patente si analizamos la pobreza y la
riqueza actuales y las más que elevadas cuotas de desigualdades sociales cada
día en aumento y sin que haya nadie que sea capaz de “hacer parar el tren en
una estación, para, por lo menos, repostar agua”. En fin…
Y para esta humilde opinión en la que “los
protagonistas” son los jóvenes -y algunos menos jóvenes- de la Puerta del Sol
madrileña, he recurrido al inglés Cliff Richard -y por aquel entonces su grupo
The Shadows- y su canción universal “The Young Ones” (los jóvenes), versionada por
tantos y tantos excepcionales interpretes y muy aplaudida en España por la
versión de Los Mustang. En esa canción se habla del futuro inmediato y no del
futuro del futuro como nos atruenan a diario los políticos de los partidos
españoles que luego se queda en nada de nada de nada, o incluso menos de nada,
como canta otro genio español llamado Joaquín Sabina en una preciosa ranchera
con Chavela Vargas. Sin olvidar las poesías de ese otro cantante español de
sello universal (perdón por no haberlo citado antes) llamado J.M. Serrat a
favor de los más desfavorecidos.
Dice en una de sus partes la canción de Cliff
Richard: “cariño, somos los jóvenes, y los jóvenes no deberían tener
miedo…mientras la llama es fuerte, porque no seremos jóvenes mucho tiempo…mañana,
mañana, por qué esperar hasta mañana, mañana a veces nunca llega”. Y, más
adelante, retruena: “hay una canción que cantar y el mejor momento es cantar
cuando somos jóvenes…una vez en cada vida viene un “amor” (una ocasión diría
yo) como este…te necesito y tú me necesitas a mí… sueños jóvenes deben ser
soñados juntos, los corazones jóvenes no deberían tener miedo y algún día
cuando los años han volado, esto les enseñará a los jóvenes de los nuestros…”
Esos jóvenes era Podemos, y al contrario que en la canción de Cliff Richard, la
ocasión se ha difuminado por una serie de errores -son tantos- que el egoísmo
no ha permitido transitar por la política para, como señalo en el título, haber
cambiado tantas y tantas cosas como iban a cambiar cuando “eran jóvenes”.
José Antonio Vergara Parra en su artículo “El
monstruo que todos llevamos dentro”, señala que la humildad bien entendida
brega en desventaja contra la soberbia de quienes creen saberlo todo pues, pese
a su ignorancia manifiesta, alcanzan mayor predicamento entre el gentío. Y
añade: “nunca antes la sociedad fue tan superficial pues el hombre sin ética
es, ante todo, un mero simio en los que sus instintos más primarios acaban
despuntando”. Y termina su artículo: “Tirando del lenguaje de la izquierda, no
imagino política más progresista que aquella que permite y coadyuva a que la
vida progrese naturalmente. El aborto, la guerra, el hambre, la carencia de una
elemental sanidad y cualesquiera otros atentados contra la vida humana son
radicalmente inaceptables. Punto. Sin fisuras o conjunciones adversativas. Las
comisiones del Emérito, los que malgastaban los dineros de los parados en putas
y cocaína, los del tres per cent o los caso conocidos como Gürtel, Acuamed,
Arena, Bárcenas, Castor, Brugal, Carlos Fabra, Lezo, Nóos, Ave, Ere, Pokémon,
De Miguel, Banca Catalana, Elorza, Epsilon, Innova, ITV, Margüello, Melide,
Palau, Pallerols, Pretoria, Pujol, Solà y Matas o Txomin Rentería, entre muchos
más, son hechos, en definitiva, que revelan la catadura moral de verdaderos
sinvergüenzas que, sin necesidad de apretura alguna, se enriquecen.
Pues bien, ¿dónde estaba Podemos (los jóvenes)
cuando todos estos casos se desarrollaban y por qué ahora gobernando en coalición
se siguen permitiendo todos y cada uno de los cientos de desaguisados que vemos
cada día con sus “socios” votando en contra de cualquier medida que puede
revertir en los más desfavorecidos y en las clases sociales trabajadoras? Y
como cientos de veces, al PSOE le tiemblan las piernas en los momentos más
decisivos en la resolución de la crisis socioeconómica de los españoles y se desmarca del resto de
la izquierda para tumbar el impuesto a los más ricos que proponía
Unidas-Podemos. El PSOE está -vota con ellos- con los ricos y con la derecha y
ultras en temas de fiscalidad. Me pregunto: ¿Porqué siguen en ese gobierno si
nada de lo que iban a cambiar ha sido aceptado y sus socios se asemejan a la
derechona pepera y los ultras de Vox que no querían que se subiesen los
impuestos a los más ricos, porque se enfadarían los banqueros; tampoco se
atrevían a cobrar el IBI a la Iglesia, porque se molestarían los obispos; no
ponían tope a los alquileres porque se enfadarían los fondos buitre…? ¿Dónde
están esos “jóvenes” que lo iban a cambiar todo ahora que España parece, como
ha señalado alguien, un burdel financiero?
Que pronto han olvidado eso que dice esa canción de
repercusión mundial en una de sus estrofas: “cariño, somos los jóvenes, y los
jóvenes no deberían tener miedo…mientras la llama es fuerte, porque no seremos
jóvenes mucho tiempo… Recuerden cómo Alejandro Magno (que logró uno de los
Imperios más grandes de la historia y llegó hasta la India desde Macedonia)
entró en batalla por primera vez al frente de su ejército -como hizo siempre
luego- a los 16 años, si mal no recuerdo, simplemente reivindicando su juventud
y en contra de lo que su “educador”, nada menos que Aristóteles, le aconsejaba.
Bueno…
Pero no, no se van a marchar hasta que los echen (me
refiero a los ministros de Unidas-Podemos), incluso hay quienes están
dispuestos -más bien dispuestas- a asegurarse coche oficial por unos treinta
años.
Quiero terminar este escrito, que puede que sea el
último hasta que pase el verano y luego veremos, con unos párrafos recogidos de
un artículo de Juan Carlos Monedero que pienso tienen relación con lo que me
traigo entre manos, y una pequeña observación de Martha Golfín de uno de sus
artículos.
Dice Martha Golfín en su artículo “La desigualdad,
sistémica en España, es el gran fracaso de la política y el éxito de los
poderosos”: “Las rentas altas se han asegurado más de un tercio de todos los
ingresos después de impuestos, es decir, un 60% más que las rentas bajas”. Les
recomiendo que lean el artículo al completo, merece la pena. ¿En qué están
pensando “los jóvenes de Unidas-Podemos” para seguir permitiendo este y los
demás atropellos de cada día? ¿En las musarañas quizás? ¿O en la moqueta y los
“gozos” del capitalismo opresor? ¡Lástima que dan!
Y Juan Carlos Monedero (genial y muy claro como
siempre) nos deja unos apuntes que merecen todos los elogios para alguien que
escribe como pocos y sabe más de lo que le pertenece. De su artículo, “Mórbidos
Olvidos” (que igualmente recomiendo lean si se lo quieren pasar bien y aprender
mucho), he entresacado algunos párrafos de la actualidad que no tienen
desperdicio y que, según parece, a estos y estas jóvenes no parece que les importe demasiado: “La
falta de claridad ideológica en la izquierda, en concreto en el PSOE, deviene
de una falta de claridad organizativa. Como partido, esa debilidad ideológica
se ha verificado en sus deslizamientos hacia la corrupción o hacia los consejos
de administración, en la empatía con las grandes empresas, en el bipartidismo
que perpetúa los restos del franquismo o en el abrazo a la monarquía borbónica
que apaga históricamente a la izquierda. Cuando estás en el gobierno, esa falta
de claridad enreda la gestión política y haces idioteces como regalar RTVE a la
derecha, mantener la ley mordaza, impulsar la moción de censura de Murcia, el
reconocimiento de Guaidó como Presidente de Venezuela, el ardor guerrero de
Ucrania o la entrega del Sahara a Marruecos. Decisiones -todas- que perjudican
a la izquierda, a España y a la inteligencia. Decía Jesús Ibáñez que sólo la
izquierda puede hacer la política de la derecha: Si la traición al Sahara la
hubiera hecho el PP hubieran ardido las calles”.
“…La extrema derecha que reparte carnets que te
permiten comportarte como un hijo de Satanás. Salvoconducto que gente que está
en el agujero acepta, a ver si así salen del pozo. Y que, por supuesto, los
ricos los cogen para ellos y para toda su familia, incluidos primos y hermanos,
y también los pequeños propietarios asustados y las clases medias que se han
olvidado que son clases medias gracias al Estado social. La única medicina
contra el vaciamiento de la democracia es atreverse. Hacer una lista de las
cosas que son imposibles, un cuaderno de las quejas olvidadas por “irreales”,
reconstruirlas como posibles y deseables y ponerlas en la agenda. La única
medicina son gestos liberadores. La izquierda nació para cambiar el mundo hacia
mejor, no para gestionar las migajas que permita el poder. La libertad no se
puede medir por el tamaño de la cadena. La izquierda nació para romper las
cadenas”.
“Es tiempo de reconocer los miedos del poder y
administrárselos. ¿Qué tienen miedo al feminismo? Más feminismo. ¿Qué tienen
miedo a las empresas públicas? más empresas públicas. ¿Qué tienen miedo al pueblo
consciente? Más consciencia. ¿Qué tienen miedo al derecho a decidir sobre cada
rincón de la vida? Más república. ¿Qué tienen miedo al pueblo en las calles?
Más huelgas y más manifestaciones. ¿Qué tienen miedo a que recordemos quiénes
son y lo que cada vez que han podido nos han hecho? Más memoria. Y además, sin
perder la alegría. Decirle a los que está incubando la tristeza y la desolación
que por todo eso, para poder continuar, aún tenemos memoria de la última vez
que nos la jugaron. Y que el olvido y el perdón lo gestionamos nosotros, no los
mayordomos del pensamiento ni los capataces de las desigualdades”.
Y ahora ya sí, ahora termino con un párrafo de
Alejandro Roselló recordando a las madres de los espartanos: “Según Plutarco,
las madres espartanas decían a sus hijos antes de salir a batalla:”vuelve con
tu escudo o sobre él”. Y por eso Platón admiraba tanto la educación espartana.
Valor, coraje, fuerza, esfuerzo, constancia, autodisciplina, lealtad,
resistencia, Resiliencia y un fino ácido cuasi temerario sentido del humor que
quema por dentro con fuego azul y blanco, son ideales valiosos por los que
seguir luchando”.
Si no han sido capaces de cambiar, prácticamente,
nada de nada, vuelvan sobre su escudo los “espartanos” de Unidas-Podemos. Los
jóvenes de la canción.