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jueves, 25 de mayo de 2023

 

LA DEMOCRACIA…, QUÉ DESILUSIÓN

Este escrito se escribió al principio del año 2010 -hace algo más de 13 años- y ya me contarán los lectores sino es lo mismo que vamos a votar el próximo domingo día 28 del actual mes de mayo. Con algunos matices, obviamente, por los años que han pasado, pero con un país en el que poco o nada ha cambiado desde entonces. Quizás por aquel entonces los votos se “compraban” de otra manera: mediante un clientelismo degenerado, que, por cierto, también sigue ahí.

Sí, ¡qué desilusión!, “la democracia ya consolidada” con la desaparición en tan sólo dos años de miles y miles de empresas (microempresas mayormente) por culpa del bajo consumo que es culpa a su vez de los bajos salarios, los contratos basura y la temporalidad en el empleo, la más alta de Europa.

Con la corrupción política, prácticamente institucionalizada, de Este a Oeste y de Norte a Sur del País. Con muy pocas personas -de las que se dedican al “noble arte” de administrar los bienes públicos- sin tocar por lo que los mexicanos llaman “la rebolución”, con “b”. Con los dos partidos mayoritarios a porfía para ver quien suma más corruptos y con más “clase”. Sin que pase un nuevo día en el que no aparezca un nuevo caso de corrupción en alguna gerencia pública, ya sea en Madrid, Valencia, Cataluña, Andalucía, Galicia, o en cualquier lugar de nuestra geografía, incluidos no sé cuantos pueblos de Extremadura, algunos muy pequeños. Sin contar que la inepcia de más de uno de nuestros jerarcas de alta prosapia, como dijo alguien que no recuerdo, es también corrupción, sencillamente, porque nos lleva sin paliativos al abismo social y económico. Y sin contar la corrupción de los otros poderes públicos, donde también la hay, y el hecho de que los abusivos salarios de la calaña política española, en contraposición de lo bajo que son los de la mayoría de los trabajadores -entre los peores de la UE-, es, o está muy cerca de ser, en cierto modo, asimismo corrupción, ya que, resulta un expolio al ciudadano que, para más inri, tiene cada vez peores y más caros servicios, amén de un descontrol impositivo sin precedentes y, lo peor, una política fiscal muy poco progresiva y discriminativa que está incrementando las desigualdades sociales en lugar de reducirlas. La “democracia” pues… ¡qué desilusión!

Con muchas personas (trabajadores y pensionistas en su mayoría) sin escapatoria para afrontar el descarado abuso impositivo y la usura bancaria. Y un pequeño tanto por ciento -pero que cada día son más, paradójicamente- sin el más mínimo problema para evadir cualquier carga fiscal que les pudiera corresponder (entre los que están: banqueros, ricos, empresarios, deportistas de élite, profesionales de todas las ramas -incluidos cantantes, músicos, actores, editores, etc.- y, cómo no, políticos). La “democracia” … ¡qué desilusión!

Sí, ¡qué desilusión!, “la democracia ya consolidada” con la desaparición en tan sólo dos años de miles y miles de empresas (microempresas mayormente) por culpa del bajo consumo que es culpa a su vez de los bajos salarios, los contratos basura y la temporalidad en el empleo, la más alta de Europa. Con más de cuatro millones de desempleados (según algunas fuentes más de cinco millones y medio), aunque, eso sí, en la economía sumergida hay, junto a profesionales y otros, la tira; lo que viene a significar que “ni son todos los que están, ni están todos los que son”, pero, en cualquier caso, mucha gente sin empleo y eso no es bueno.

Como no es bueno, ¡qué desilusión!, el aumento del número de pobres, ¡y el de ricos!; o como no es bueno pasar en un soplo de tener el 3% de déficit público a tener el 10% y una deuda pública que supera el 60% del PIB. Con diecisiete CCAA sin dar la menor importancia al dato y tiradas al despilfarro sin control y sin ningún mecanismo de frenada para detener el endeudamiento.

Cuánto tiempo tardarán los que vienen detrás en recuperarse de estos datos; crudo desarrollo para mucho tiempo. ¿No creen?

¡Qué desilusión! Con la “democracia” íbamos a tener igualdad de derechos, justicia social, igualdad de oportunidades, respeto, educación, pleno empleo, orden, seguridad en el trabajo y en la calle, desarrollo sostenible, respeto por el medio ambiente, prosperidad y paz (sin terrorismo), un salario digno y el acceso a una vivienda digna garantizado, desaparición de cualquier signo de violencia, y tantas y tantas cosas que antes no teníamos. Pero, sobre todo, íbamos a tener LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y DE OPINIÓN sin censura; y no lo digo por la que ejerce con mis escritos (¿por orden de la Junta de Extremadura?) el grupo al que pertenecen el diario “Hoy”, “ABC”, etc., que también, sino con los periodistas de todos los medios que no son afines a los dos partidos políticos que manipulan España, la derecha… y la “derecha”. En resumen: Íbamos a tener todos el Estado del Bienestar…, el que sí tienen Ellos…, los “demócratas”. Y todo se ha quedado en mucho futbol (con la miserable arbitrariedad de cada partido a favor de R. Madrid y F.C. Barcelona para “silenciar” la calle), mucha farándula, mucha manipulación de los medios de comunicación y censura y un adoctrinamiento político ignominioso.

La “democracia” …Qué desilusión. Lo mismo que antes pero enormemente más costoso y, eso sí, con el ejército cumpliendo su cometido…, de “misión de Paz” en varias guerras.

lunes, 8 de mayo de 2023

05/05/2023 - LA FOTO DE MI NIETA

LA FOTO DE MI NIETA

Cuando enciendo mi ordenador cada día para echar un vistazo a los periódicos (a los que se puede, por supuesto, independientes, pues mi economía no da para pagar suscriciones por muy baratas que sean) aparece como fondo de pantalla una foto de mi nieta Lía. Como cualquier familia, sus padres le han hecho miles de fotografías -y un sinfín de videos caseros- desde que vino al mundo ahora hace sólo cuatro años y medio, día más, día menos. No sé quién fue el que no hace tanto dijo que la fotografía había perecido. Craso error. Un fotografía -si se eliminan las múltiples payasadas que se ven por ahí, ya que le gente, mucha gente, adora su imagen, aunque ésta sea, con perdón, deplorable en multitud de ocasiones- sigue siendo más ilustrativa que infinidad de palabras en un número indefinido de las veces. Siempre se ha dicho que una imagen vale más que mil palabras. Y es cierto. Nada como una buena fotografía para definir con exactitud lo que se quiere expresar y no se encuentran las palabras para hacerlo.

A menudo veo fotos de “tiempos pasados” y me viene a la memoria algo así como eso que dijo el sabio: “Qué tiempos aquellos en los que no teníamos nada”. Aunque, afortunadamente, mi caso no sea ese precisamente, pues tuve muchas cosas -relativamente, porque no era mucho lo que existía- en otros tiempos que muy pocos de quienes convivían conmigo tenían…, y luego, todo pasó. Pero, aun así, tampoco me puedo quejar ahora: “Lo vivido, vivido está… y punto”, aunque la vida, como a casi todo el mundo en algún momento, me ha dado golpes difíciles de encajar que como dicen los franceses sólo merecen la expresión “C´est la vie”. Mas, volvamos a la foto de Lía que es de lo que va la cosa.

Mi nieta, una niña inteligente (en casos más de lo que le corresponde y no lo digo por presunción), cuando sólo tenía algo más de dos años, mostró esa expresión que a mí me tiene cautivado desde entonces y por eso está en la pantalla de mi ordenador -para verla cada día- y en mi mente de principios de libertad que no quiero olvidar mientras viva.

Aparece, con el campo abierto arbolado y montañoso de fondo, con sus brazos extendidos hacia el cielo y las palmas de sus manos abiertas en un gesto impropio para su edad de amor por la naturaleza y por la libertad. Es un gesto de “gracias a la vida” con una sonrisa cautivadora a más no poder. Es la expresión de la pureza de su mundo, del mundo que ella siempre querrá vivir. Es la expresión de su inocencia infinita que se desea para siempre. Es la expresión de esa niña que querrá ser siempre niña afortunada y agradecida al cielo por haber venido al mundo y que no espera que jamás deje de ser como ella lo ve ahora: inconmensurable, limpio, verde, libre y en todo su esplendor. Es la expresión sumamente cautivadora de su limpieza de mirada al cielo para agradecer su presencia en este mundo. Y, por último, aunque no se acabarían nunca las definiciones de su “explosiva” expresión de ser una mente preclara quien aquí se expresa, la expresión de LA LIBERTAD que ella supo tan pequeña definir en una sencilla fotografía.