LAS
“RUFIANERÍAS” TIENEN LA CULPA
El hecho de emplear el término “rufianerías”, que quede claro,
no significa que me vaya a referir a las disertaciones del Diputado de ERC en
el Congreso Gabriel Rufián Romero. En Absoluto, independientemente de que,
personalmente, sus “pláticas” no me perecen ofensivas (¿desde cuándo se ofende
al decir la verdad?), ya que, hay quienes ofenden más sin apenas abrir la boca.
Con sólo decir “abstención” se ha ofendido a todo un grupo de gente (no
militantes en exclusiva) que confió en lo que una y mil veces se les había
prometido. Con esa sola palabra pronunciada por intereses personales y quizás
espurios se ha ofendido a más de cinco millones de españoles que habían dado su
representatividad a unos individuos que no comulgaban con el liberalismo según
se explicaban, pero que, por desgracia, no era cierto. Una vergüenza más de los
sinvergüenzas paracaidistas incrustados en un partido que se suponía de
izquierda pero que ha resultado ser un partido de cuatro malandrines al
servicio del gran capital y de los poderes ocultos que manejan los designios de
la mayoría, los pobres designios, para vivir como nadie sin darle palo al agua
y sin tener que presentarse a ningunas elecciones. Por supuesto, con la
desvergüenza añadida de los Diputados extremeños (“tocinete” Sánchez Amor y
compañía) que nunca piensan en que su región es la más pobre del país y la más
abandonada desde el principio de los tiempos por los gobernantes de la nación.
Claro que a ellos les va de maravillas con este sistema: sueldos (escandalosos
con respecto a lo que percibe cualquier trabajador en esta miserable tierra
explotada por cuatro caciques y cuatro terratenientes sin escrúpulos de ninguna
clase) y cargos para todos los de casa y amigorros sumisos que se presten. En
definitiva: humillante.
Y qué poco gusta a todos éstos trapalones de la recancamusa que
alguien les diga las “verdades del barquero”, aunque sólo lo haga en parte y
con gesto tan serio como lo hace Gabriel Rufián romero. Lástima que no estén en
el Parlamento inglés (independientemente de que sería imposible, porque los
ingleses no son tan borregos como los son una gran cantidad de extremeños que
votan a estos vilordos que no han hecho nunca nada), no aguantarían ni un solo
asalto, porque allí es normal que se digan las cosas claras y nadie sale corriendo
escandalizado en busca del primer juez que encuentre (de los suyos, claro) para
poner una denuncia. Se debate y se agarra de la pechera si es necesario y se
demuestran las agallas y nadie huye.
En fin, escribo “rufianerías” pensando en lo ocurrido en USA. La
victoria de Donald Trump, en mi modesta opinión, es producto de las
“rufianerías” que asolan el mundo (de eso sabemos más que nadie los extremeños
porque las vivimos a diario con este atajo de rufianes que nos gobiernan). Es
la victoria del liberalismo más descarado producto del fracaso por la
corrupción de la socialdemocracia que, sabido es, está llena de rufianes que no
tienen ese apellido. Es la victoria de eso que han dado en llamar populismo (en
este caso de derechas), pero no se trata de populismos sino del derrumbe de un
sistema que se ha auto-dinamitado precisamente por acoger en sus filas a todo
tipo de “populistas” ávidos de vivir a costa de los impuestos de los demás. Lo
que, sin más remedio, ha dado lugar a que lo que estaba creado para mejorar las
relaciones, los servicios sociales, la disminución de las desigualdades de todo
tipo, la educación y la sanidad universal, etc., etc., ha saltado por los aires
producto de esas “rufianerías” de los gobernantes (mirar los países nórdicos,
ejemplos de socialdemocracia, donde comienza a notarse ya cierto deterioro)
que, demagógicamente, se han valido de todas las trefes para llevar a cabo, al
modo de cualquier truchimán, sus mil y una añagaza mediante salarios estrambóticos y prebendas sin límite.
A la socialdemocracia, que bien aplicada es el mejor sistema para evitar
desigualdades, sólo queda cantarle un treno. Los populismos, que no lo son
tanto en ocasiones, ya que se les atribuye el término a gente que quiere estar
con la gente y no con los descerebrados y salteadores de caminos, tienen la
palabra: el ciclo actual de la gobernabilidad del planeta. El exceso de
establishment ha traído estas consecuencias en la poderosa nación…, que, dicho
sea de paso, van a ser profundamente negras para una parte muy mayoritaria de
la población mundial. Los gringos no perdonan, y sino al tiempo. No obstante,
no podemos darnos por vencidos sin luchar. Si el PSOE y el PP (los de
Ciudadanos pintan menos que un pastel en la puerta de un colegio) se meten el
rabo entre las patas, todos sabemos por qué…, pero los demás seguiremos aquí,
porque “no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo aguante”.
09/11/16
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