¡PENSIONISTAS!: ¡INSUMISIÓN!
Un escritor de
reconocida capacidad de análisis sobre cualquier situación actual dijo en una
ocasión: “En España todo el mundo se pregunta qué va a pasar; y casi nadie se
hace la pregunta de qué vamos a hacer”. En el caso de los pensionistas, lo
deberíamos tener claro -yo, que lo soy,
sí lo tengo- y ya, sin más dilación, recurrir a la “insumisión fiscal” por muy fuerte que las dos palabras parezcan. Y
aunque Quevedo dijera: “La mejor señal de ser bueno es ni temer ni deber, y la
mayor de la maldad es ni temer ni pagar”, y eso sea muy acertado, por una vez
le vamos a llevar la contraria abrumados por las truhanerías. Eso sí, sino todos (pues unos cuantos de
millones tienen una pensión más que decente; en casos, incluso sin haber hecho
mérito alguno que no sea haber politiqueado durante un pequeño periodo de
tiempo inferior a diez años), cuando menos, los más de ¡cinco millones! que ni
tan siquiera llegan al Salario Mínimo Interprofesional (SMI) después de cuarenta
años cotizando en su mayoría, caso también de gran cantidad de trabajadores
autónomos. Por supuesto, todos, o la inmensa mayoría, habiendo pasado su vida
laboral trabajando de sol a sol y sin haber podido disfrutar unas buenas
vacaciones hasta la llegada del INSERSO, y con el hándicap añadido ahora de
tener que “ayudar” de múltiples maneras a sus hijos y nietos victimas del
descarado capitalismo neoliberal que en media
(más bien en casi toda) la UE Europa se aplica rigurosamente para birlar
sus futuras pensiones. Claramente, no obstante, no hay derecho a que nuestras
pensiones sean totalmente ridículas comparadas con las del resto de países de
la UE de nuestro entorno (las de los extremeños, los Guinness de todo lo que
huela a vileza, más que ridículas, indignantes). Y si encima hay dudas sobre si
las podremos cobrar los próximos años, pues ¡el acabose! Aunque claro, para
curarse en salud, el Gobierno dice que compensará el vaciado de la hucha de las
pensiones con Deuda Pública. Pero, los ciudadanos todos, nos preguntamos si
llegará el momento en el que los intereses de esa Deuda Pública, que ya supera
el PIB (¡más de un billón trescientos
mil millones de euros!), se hagan insoportables y nos obliguen a solicitar
otro RESCATE como el que pedimos
para la Banca, que no lo olvide nadie, vamos a pagar entre todos los
contribuyentes digan lo que digan los políticos de una y otra ideología (la
misma en términos financieros…, y en lo demás) y que, al parecer, ha ascendido,
por lo cuantificado actualmente, a más de ¡sesenta
mil setecientos millones de euros! Por tanto, lo que teníamos que hacer es “irnos”,
o lo que es lo mismo en este caso, declararnos insumisos fiscales sin
más ni más: ¡Lucha sin cuartel!, ¡insumisión fiscal! Los dineros
debajo del baldosín. Los Bancos, con lo que les presta el Gobierno con nuestros
impuestos, a pagar tarde mal y nunca, no necesitan de nosotros en absoluto, y
sólo tienen que ocuparse de las condonaciones de los créditos a ciertas
agrupaciones políticas para que les sigan “prestando” lo que les haga falta; y
si no tienen bastante seguirán disponiendo de la usura permitida y del fraude fiscal de más de ¡90.000 millones de euros anuales!, la mayoría suyos a través del
impuesto de Sociedades que, sabido es, reducen del 30% de los beneficios al 4%
más o menos (casi mejor operar aquí que en las Islas Vírgenes…, es un decir). Y
los bienes inmobiliarios (el que tenga alguno sin hipotecar, cosa más que rara)
cedidos en usufructo y punto final. De la mísera pensión, aunque quieran, nada nos
pueden embargar; porque sólo se puede embargar de ella (que hablen los
juristas) una cantidad (creo que es el 30% de lo que supere el SMI), que en el caso de
los cinco millones citados es, irrecusablemente: Cero patatero.
Por citar un impuesto para echar al “carajo”: Con el IBI,
por ejemplo, hacemos como los dueños de la vivienda (familiares se supone)
donde reside el actual Alcalde de CASTUERA (un forastero) que han estado, que
se sepa, desde el 2007 al 2012 sin abonarlo (cada cuatro años, si no se ha
podido cobrar, prescribe); y, no conformes, se han ahorrado una plusvalía de
más de 3.000 Euros, escondida en un cajón del Ayuntamiento, hasta que ha
prescrito o nadie se la ha querido cobrar en su momento. El Organismo Autónomo
de Recaudación de la Diputación (OAR), que se encarga del cobro de la mayoría
de los impuestos Locales de casi todos los pueblos de las Provincias como todo
el mundo sabe, no embarga viviendas ni locales ni solares, etc., al parecer; sólo
rastrea las cuentas bancarias y, por lo menos, en Castuera deberían empezar por
la suya, ya que el IBI de su oficina ha estado sin abonarse, parecer ser, desde
su construcción hasta la última revisión hace algo así como un par de años, si
ahora lo abonan, que lo dudo. Lo mismo, según se cuenta entre la gente, que el
de cierta Clínica-Hospital (a un paso de su desaparición según se rumorea), que
funciona sin Licencia de Apertura Municipal porque no reúne los requisitos que
la ley exige, que, así mismo, no ha pagado IBI, que se sepa, desde su inicio
hasta la revisión antes citada de hace un par de años, y dudo, igualmente, que
ahora si lo haga. Así pues: ¡Pensionistas!, ¡sin miedo de ninguna
clase!, ¡insumisión fiscal! Hay que dar un ejemplo de valentía a este atajo
de filibusteros sin control que nos están expoliando sin el menor temor a base
de eso que en Andalucía se ha dado en llamar “Administración paralela” (en
Extremadura, Castilla La Mancha, Asturias, Etc., se supone, ocurre lo mismo o
parecido) y permitiendo, como he dicho antes, toda clase de abusos financieros
prestándoles además los dineros de nuestra Sanidad, nuestra Educación y
nuestros Servicios Sociales que están cada día sufriendo un mayor deterioro.
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