PONER UNA PICA
EN FLANDES
No
quiero entrar en el tema de la chafada independencia que una parte de Cataluña
se proponía llevar a cabo y el Gobierno Central, al estilo de otros tiempos, ha
dinamitado. Lo cierto es que lo que pretendían los declarantes de tal independencia
era algo así como “poner una pica en Flandes”. Es
decir, realizar una tarea
inmensamente ardua
o costosa
que, evidentemente, no podían asumir.
Pero, como ya lo
dije en otra ocasión (y lo repetiré todas las veces que haga falta), estoy en
contra de que a la gente se la meta en la cárcel (hoy día, algunas como hoteles
de 4 estrellas) por sus ideas o por ser partidario del derecho de
autodeterminación mientras los usureros siguen haciendo de las suyas en la
calle sin que nadie se lo impida, incluso, sin que ni siquiera se lo desee
impedir. Con los políticos catalanes se podían haber tomado otras decisiones
menos escandalosas para la misma finalidad y ahora no estaríamos en boca de los
medios de difusión más destacados del mundo. Lo que nos ha llevado a tener que
“recular” o lo que es lo mismo “a tener que bajarnos los pantalones” desde el
punto de vista jurídico. La justicia de este país roza, en muchos casos, lo
esperpéntico: Todavía hay jueces y magistrados que siguen dando la razón a la
Banca en lo de las cláusulas suelo o en la estafa del índice IRPH. ¿Será,
quizás, por si se pierde alguna finca en Chile o Jaén?
Va a resultar
pues, que diputados como el Sr. Rufián tienen bastante razón en sus postulados.
Además, el citado diputado de ERC lleva a cabo una labor en el Congreso que,
teniendo en cuenta lo duro que es luchar con ciertas bancadas del mismo, se
puede calificar de algo parecido a lo de “poner una pica en Flandes”. Sencillamente,
porque me da que este Sr., que no levanta la voz, que no vocifera como otros en
el Parlamento, es de los que “dice lo que piensa y no piensa lo que dice”, lo
cual es muy de agradecer en los tiempos que estamos viviendo con una “cacareara”
de filibusteros que cada día cambian su mensaje según si “llueve” poco o nada;
y, encima, lo hacen de forma, generalmente, muy energúmena.
El Sr. Rufián,
está más que claro, no es ningún majadero como más de uno piensa. Puede que no
guste porque la realidad que describe no es muy agradable para muchos de sus
colegas, pero, como dijo Carlo María Cipolla: “No hay que responsabilizar al
radiólogo de la aparición del tumor”. Y si resulta despiadado para la burguesía
adinerada y para el gran capital, pues, ¡que se va a hacer!, es la realidad que
vivimos a diario desde hace mucho tiempo en este país. Algunos, entre los que
es ejemplar el Sr. Rufián, tenían que decirlo y los españoles (incluidos los
catalanes) deberíamos tenerlo en cuenta cuando haya que depositar el voto para
elegir a nuestros representantes. Aún a pesar de que, con la ley electoral pandillera
que tenemos, sólo podemos elegir a quienes un Sr. ha decidido poner en una
lista y a los que casi nadie conoce, algo muy democrático, como es fácil
entender…, y tan difícil como “poner una pica en Flandes”.
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