¿LA AGONÍA DE LA IZQUIERDA?
Leyendo una entrevista al escritor Michel Houellebecq, el más polémico de
los novelistas de Francia, se entiende y comprende con facilidad la, quizás, “agonía
de la izquierda”. Aunque, sólo hay algo que no acabo de entender muy bien
cuando se habla de izquierda: Se toma a la socialdemocracia como la izquierda,
y eso a un servidor le cuesta asimilarlo. La socialdemocracia no es la
izquierda, es, a mi modo de ver, si acaso, el centro; o sea sé, para
entendernos, los que, como dice el famoso dicho “ni chicha ni limoná”, nada
solucionan ni nada tienen que ofrecer para que una sociedad sea más progresista.
Y que alguien me convenza de que las políticas que se han llevado a cabo con
los gobiernos socialdemócratas de cualquier país de Europa, incluso incluyendo
a los nórdicos, han sido, verdaderamente, de izquierda. En mi opinión, han
sido, a mucho tirar, de derecha moderada (que si alguien quiere puede etiquetar
como de centro, allá cada cual), y en casos, si me apuran, rozando la
ultraderecha. Como está aconteciendo ahora, para no ir muy lejos, en nuestro
propio país; donde, con justicia o sin ella, pero injustamente, hay “presos
políticos”, mientras siguen en la calle, los que sí deberían ser “políticos
presos”. Casos de Rato, Chaves, Griñán, y algunos más, sin descartar al Sr.
Puyol (el de los nidos en Andorra, Las Islas Vírgenes, Panamá…), su amigo el
Sr. Mas, y algún que otro pez gordo (viajero asiduo a Sudamérica, especialmente
a Colombia), etc., etc.; por supuesto, junto a un sinfín de Altos Cargos y
menos Altos, además de los políticos locales, provinciales y autonómicos sin
escrúpulos que se cuentan por miles. Así, dicho lo dicho, está claro que lo que
priva, según William E. Gladstone, es la desconfianza del pueblo templada por
su miedo, o sea, el conservadurismo.
Michel Houellebecq, entre otras muchas cosas, dice que la izquierda está
muerta y sólo queda en Francia derecha y extrema derecha. Lo mismo que en
España desde hace 32 años, más o menos: Unos rozan la extrema derecha; y otros,
aunque en sus rótulos digan que son la izquierda, son la derecha. Y el que no
lo quiera entender, que analice lo desde entonces llevado a cabo en cualquiera
de los ámbitos que nos afectan a los ciudadanos. Por ejemplo, en lo que a
Educación y Cultura se refiere, aparte del informe Pisa, ahora da la impresión
-ojalá yerre- que estamos “cultivando”
una fábrica de zoquetes que luego serán borricos sumisos a cualquier cuento que
les exprese el listo de turno puesto por el empresariado del Ibex., que esos sí
que son, indudablemente, de extrema derecha.
Europa, para acabar, dice Michel Houellebecq, tiene un problema emocional:
“La omnipresencia de la economía nos deprime. Más piensas en ella, más infeliz
eres”. Pero, con casi trece millones de españoles viviendo con 604 € al mes, y
sabiendo que pronto el 60% de la población será pensionista y sin saber si
tendrán pensión, ya me dirán Vds. en que otra cosa hay que pensar que no sea sí
agoniza o no la izquierda…, la de verdad, claro.
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