DOS IMPUESTOS DEL
DESLUSTRE.
Por ejemplo, hay
un pueblo -que se sepa, pues habrá muchos más seguramente- que en las dos
últimas décadas ha dejado de percibir “deliberadamente” cerca de ¡nueve
millones de euros! (BOP nº 223 de fecha 20/11/2015). Es, sencillamente, el
precio del clientelismo sin la menor duda. La política es -ya lo dije hace unos
días- por su propia naturaleza, corrupta; los políticos son, por ende,
corruptos por naturaleza. Y aunque lo sabe todo el mundo, pocos lo denunciamos.
Quizás, porque no estamos inmersos en el sistema clientelar y no nos mueve el
egoísmo que a éstos; o, quién sabe, si por aquello que dijo Gandhi: “Lo más
atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena”.
No se explica cómo,
con tantos “perdones” a tanta gente, la Junta de Extremadura mantiene a ¡45.000
trabajadores! en su nómina. Amén de que, si se consultan el organigrama de
cualquier Consejería, entra colitis. Un ¡32%! de personal en las Administraciones
es el triple que el del resto de CCAA, salvo quizás Andalucía y Castilla La
Mancha. Y, curiosamente, siendo así de inconcebible una región, faltan médicos
y personal sanitario en la mayoría de sus Hospitales. Por citar un caso: a servidor hace ya dos
años que no se le pasa la consulta obligatoria de cardiología que tiene marcada
cada año. Un pequeño retraso. ¡Si uno está vivo es porque Dios quiere! Aunque
eso a los políticos que “nos despojan” cada mes de más de 5.000 € de sueldo les
trae sin el más mínimo cuidado: ellos, en caso de necesidad, se van a Madrid a
una de esas maravillosas clínicas privadas que han subvencionado con nuestros
impuestos (los que cobran sólo a algunos) y tanto les da.
Y ya que hablamos
de impuestos, sin alargarme para que nadie eche pestes, alucina uno viendo un
par de ellos de los que somos víctimas todos los españoles: Un impuesto al SOL
(que en esta tierra, afortunadamente, disfrutamos muchos días del año) para que
Endesa, Iberdrola, etc., no se molesten y nieguen luego la entrada en sus consejos
de administración a quienes “corresponda”. Otro (y esta sí que es gorda) a la
SUERTE. Sí, a la buena suerte, claro está. Algo insólito en cualquier parte del
mundo mundial: Si Vd. o alguno de Vds. tiene esa buena suerte de acertar alguno
de los innumerables juegos del Estado, debe saber que éste no se conformará con
llevarse la mitad de lo que se ha jugado, sino que le afanará otro 20% añadido
y, ¡ojo con lo que hace con el premio!, pues puede que Hacienda, aún así, no se
quede conforme y le reclame otro tanto por ciento si ha cedido algo a algún hijo
sin que él tuviera parte en el premio.
Son dos
impuestos muy justos que no conviene olvidar…, dos impuestos del deslustre, ¿no?
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