AL SR. VARGAS LLOSA
¡Qué osadía,
escribir una reprobación a un premio Nobel! Pues ahí va, con el debido respeto
que alguien de esa omnisciencia se merece, aunque sea una persona que utiliza
-en mi modesta opinión- como nadie eso que Francisco de Quevedo llamó “recancamusa”.
Considero al Sr.
Vargas Llosa, quizás exageradamente, un socialdemócrata de derechas, es decir
un neoliberal convencido. Algo que hoy día está muy generalizado en Europa si
exceptuamos los países nórdicos. Y a los pobres, los trabajadores en general,
los pensionistas (no los que tienen una pensión por haber sido algún cargo
político o algún malandrín del mundo empresarial, o se han podido permitir uno
de esos planes de pensiones que les ha supuesto durante años -junto a otras
“martingalas”- un IRPF negativo, etc., etc.), y a los que sufren las
desigualdades sociales en general, así nos va. Esa socialdemocracia del Sr.
Vargas Llosa y de las democracias de los países de la UE más desarrollados y de
los que conforman la OCDE, no ha sido otra cosa que un vulgar expolio de los
Estados a las rentas del trabajo, que, como en España (aunque lo nuestro
cuantitativamente es caso único e inaudito, pues supone el doble prácticamente)
tributan al Erario más que las rentas del capital.
De modo que, el
Sr. Vargas Llosa (por si no se ha enterado todavía, algo más que dudoso en una
persona de la flor y nata de la intelectualidad), debe entender que
socialdemocracia es una ideología política (así reza en el “manual”) social y
económica que busca establecer un socialismo democrático mediante medidas
reformistas y gradualistas, o bien apoyar las intervenciones económicas y
sociales para promover la justicia social en el marco de la economía
capitalista, así como un régimen de política que implica un compromiso con la democracia
representativa, medidas para la redistribución del ingreso y regulación de la
economía en las disposiciones de interés general y estado de bienestar. Sí, Sr.
Vargas Llosa, la socialdemocracia tiene como objetivo crear las condiciones
para que el capitalismo conduzca a mayores resultados democráticos,
igualitarios y solidarios; y se asocia a menudo con el conjunto de políticas
socioeconómicas que se hicieron prominentemente en el norte y el oeste de
Europa -particularmente el modelo nórdico en los países nórdicos- durante la
segunda mitad del siglo XX.
Y, por supuesto, la socialdemocracia
moderna se caracteriza por un compromiso con políticas destinadas a reducir la
desigualdad, la opresión de los grupos desfavorecidos y la pobreza, incluido el apoyo a servicios
públicos universalmente accesibles como atención a
personas mayores, cuidado infantil, educación, atención médica (ahora con la pandemia
tan necesaria y que en España los gobiernos neoliberales tenían
“descuageringada”) y compensación laboral. El movimiento socialdemócrata
también tiene fuertes conexiones con el movimiento laboral y los sindicatos y apoya los derechos de
negociación colectiva para los trabajadores, así como medidas para extender la
toma de decisiones democráticas más allá de la política hacia la esfera
económica en forma de codecisión para los empleados y otras partes interesadas
económicas. Se diferencia de otras concepciones del socialismo por la manera que interpreta el
significado e implicaciones de ese término, especialmente en materias políticas
ya que los socialdemócratas se caracterizan por sus políticas reformistas ligadas a la participación
ciudadana, a la protección del medio ambiente y a la integración de minorías sociales en las
democracias modernas, y abordan los valores sociales desde un prisma progresista.
En sentido estricto, la socialdemocracia es
una tendencia política que surgió en Europa en la segunda mitad del siglo XIX, como
una ideología política de izquierda de
carácter europeísta que
promueve un socialismo democrático y Reformismo. Es una versión socialista peculiar de países altamente desarrollados. Es
propiamente un fenómeno del norte de Europa -Finlandia, Suecia, Noruega,
Alemania, Austria, Dinamarca- que obedece al avance del movimiento obrero de
los países nórdicos. La socialdemocracia defiende en esos países el sistema
de economía social de mercado, sostiene que la autoridad pública debe
intervenir para restablecer el equilibrio y la libertad
económica. “Competencia donde sea posible, planificación donde sea
necesaria”, fue la proclama del Partido Socialdemócrata Alemán en
su Programa de Godesberg de 1959 (que, como el Sr. Vargas Llosa
conocerá -lo sabe casi todo-, no voy a desmenuzar aquí).
En fin, en mi modesta opinión (sólo he leído del Sr.
Vargas Llosa artículos periodísticos), este magnífico escritor -por algo,
imagino, es premio Nobel- es políticamente un hombre de principios derechistas
(rozando en casos el “fascismo”) y ahora, muy recientemente, se ha podido
comprobar si miramos sus “descarnadas” opiniones sobre los ministros de
Podemos.
Sólo diré una cosa más al Sr. Vargas Llosa: Puede Vd.
gozar de los múltiples placeres de la vida que ofrece el dinero y la fama, y de
acompañarse de una Sra. que va camino de batir el récord de matrimonios de la
actriz Zsa Zsa Gabor, pero nunca podrá presumir -porque su conciencia no se lo va
a permitir- de haber trabajado lo que están trabajando los ministros de Podemos
(muy especialmente la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz) por mejorar el modo y
la forma de vivir de tantos y tantos que hoy en día se encuentran en la miseria
por culpa de gobernantes que tiene los mismos principios que Vd.
Por cierto, aunque sea Vd. premio Nobel, servidor no
piensa leer ningún libro suyo. El neoliberalismo para el gran capital, los
Sres. de la Jet Set (como su compañera) y la clerigalla del estilo del ex presidente
de Castilla La Mancha, el Sr. Bono (MeAbono le llamo yo) y el resto de ex
presidentes del país (F. González, Aznar, Zapatero, Rajoy…) y los actuales
presidentes de las CCAA de toda España, incluido, por descontado, el de mí
propia Comunidad Autónoma, el Sr. Fernández Vara, que nació políticamente en
Alianza Popular y, en el fondo, ahí sigue religado.
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