PARA DERRENEGAR: “ABARBANDO EN EL ZURRUTACO”
Cuando se escribe más de lo que a uno corresponde (aunque eso no sea totalmente axiomático) sin ser periodista, escritor, articulista o cualquiera que goza de una posición social destacada y todo lo que diga o escriba es muy seguido por la ciudadanía (especialmente a través de las “redes sociales”), se cae frecuentemente en la repetición no sólo de las palabras sino de los escritos al completo. Le ocurre hasta al propio Javier Marías según sus propias confesiones, imagínense a un don nadie. Servidor, cuando tiene una “ocurrencia” que le suena de algo, investiga en sus escritos (creo que llevo ya 514, desde el año 2000 hasta la semana pasada, si la memoria no me falla) y trata de encontrar que fue lo que dijo en otra ocasión, aunque ello suponga el arduo trabajo de “revolver” en muchos de esos escritos. Claro que siempre favorecido por el hecho de que las cosas no han cambiado demasiado desde que empezó a enviar misivas a la prensa y eso favorece su quebradero de cabeza. Ni que decir tiene, que no sólo es en Extremadura -mi residencia- donde las cosas han cambiado poco o nada, sino en el resto de España, obviamente, con alguna rara excepción que faculta la regla.
Abarbar, está en el
diccionario y uno de sus significados es “beber con ansia”. Zurrutaco es
una expresión -ya en desuso- propia de Navalmoral de la Mata (Cáceres) que
significa “sitio poco frecuente”. De ahí que “abarbando en el zurrutaco” venga
a decir algo así como: “comilona en algún que otro sitio poco frecuente”; y, en
sentido figurado, “atracón de lo ajeno en cualquier parte”. Esto último, muy
propio del periodo democrático por parte de la insaciable y derrenegada clase
política española, que, dicho sea de paso -una vez más-, es, posiblemente, la
más amplia del continente europeo y no precisamente porcentualmente al número
de sus habitantes, pues Alemania, con casi el doble de personas que nosotros,
tiene cuatro veces menos políticos y es un país federal con lo que eso -no hace
falta explicarlo- significa.
Cuando servidor escribió “abarbando en el zurrutaco”
lo hizo para referirse a una “comilona” que aquí, en el pueblo donde vivo,
llamarón “festival gastronómico” y que se celebró en el “Salón del Ovino” ((ya saben… ¡donde los borregos!) y a la que
asistieron, ¡cómo no!, todos los “feligreses de la parroquia socialista local”
(seguramente, pasaban lista), y mucha gente más para abarbar sin
contemplaciones con el pobre argumento de conocer los productos de la tierra
que, evidentemente, todo el mundo en Extremadura, y más en Castuera, conoce. ¡Treinta corderos!; ¡quinientos sesenta kilos de carne
de cerdo!; ¡ciento cincuenta litros de leche!; ¡trescientos quesos de oveja! y
no sé cuantas cosas más. Una auténtica derrenegada. Algunos salieron dando
tumbos del atracón gratis…, para ellos, que no para todos.
El Alcalde del pueblo (con el sueldo más alto de España en
relación al número de habitantes -por cierto, en periodo de “vaciamiento”- y condenado
a tres años de cárcel, aunque no en firme aún), en aquella ocasión, podía haber
pensado en los funcionarios y resto del personal del Ayuntamiento a los que se
le pellizca el sueldo, el miserable sueldo de muchos de ellos, equivalente al
año al suyo de un mes, y los gastos que supone ese tipo de comilonas (de estilo
de otros tiempos, por desgracia, de ciertos republicanos -topos del fascismo- en
muchos pueblos con el dinero de las cosechas de los pobres labradores) y haberlos
dedicado a compensarles en lugar de disponerlos para darse un baño de masas… y
de chuletas. Claro que, todo sea por el pueblo, ¿hambriento en parte por su
culpa?, y, como he señalado antes, “vaciándose”, que lo que necesita es comer, abarbar
y adoctrinarse convenientemente siguiendo ese lema que dice: “mientras más
ignorantes, mejores votantes; y si además les das un pesebre, te votan alegre”.
Así pues, con el distintivo de esos “paraninfos” del populismo extremeño: ABARBANDO
EN EL ZURRUTACO…, a cuenta de “jilancia”, claro. Palabro, este último, que,
en Castuera, significa “forma de pago basada en el intercambio de bienes o
enseres”, y que políticamente bien podríamos decir: “forma de pago basada en el
intercambio de chuletas por votos”.
En fin, sí la izquierda, esa falsa izquierda que manda (aunque el
Gobierno actual del país -no el de Extremadura- tiene trazas, influido por los
ministros de Unidas-Podemos, de no ser tan transmutado a ultra derecha o, por
suavizar el término, a neoliberal -que no deja de ser un eufemismo de fascista-
como lo demuestra el hecho de que las “anciennes gloires socialistes” lo
rechazan y lo critican cada día que pueden) y si no desaparece el populismo
barato, y si la justicia no pone a estos mercaderes y mercachifles en su sitio,
tendremos que hacerlo nosotros. No queda otra. Porque Extremadura -y España en
su conjunto, a pesar de lo dicho anteriormente- no se merece lo que está
pasando y podría evitarlo con una política decente que ahogue tanto despilfarro
y reduzca a la mínima expresión tantos Organismos Públicos innecesarios y
llenos de sinecura y tantísimos políticos inútiles cobrando una liberación. Y
mandando a su casa a muchos de ellos, ya que, esto es lo que en 30 años han
logrado que hayamos conseguido: estar entre los primeros en paro y entre los de
arriba –en lo más alto- en corrupción (miles de casos en los dos partidos -PP y
PSOE- y cientos en los demás, sobre todo, en los de las comunidades históricas,
con dos casos muy destacados: el de los ERE de Andalucía y el de la familia
Puyol en Cataluña, con miles de millones de euros “volatizados”); ser los reyes
de la pobreza relativa en Europa; tener el mayor número de los asalariados
ganando menos de mil euros al mes; pensionistas con 600 € o menos de pensión; que
casi la totalidad de los jóvenes entre 18 y 35 años sin trabajo y sin futuro
tendrán que emigrar ya que la Administración sólo “contrata” a los adoctrinados
y sumisos incondicionales; que la mayoría de las PYMES y gran cantidad de
Autónomos estén en quiebra técnica, mientras las grandes sociedades (la Banca,
sobre todo), se atiborran de activos sin pagar un euro al Erario, de modo que
un informe publicado
por el Ministerio muestra que 32 empresas, que acumulan el 32,7% del beneficio
total del todas ellas, han obtenido un beneficio de 28.884 millones de euros y
han pagado tan solo 421 millones de manera global. Lo que da un porcentaje de
tipo efectivo de tan solo el 1,5%; una agricultura
de subsistencia; el 95% de los contratos de trabajo precarios; etc.; etc. O sea
sé, líderes en todos los datos estadísticos negativos, incluidos, por supuesto,
los referidos al consumo de drogas, el botellón (plagado de niños de menos de
14 años) y los embarazos prematuros.
Dijo Indira Gandhi
que “cuando hay una tormenta los pájaros se esconden, pero las águilas vuelan
más alto”. Pues ya me contarán sino es lo que está ocurriendo en este nuestro
querido país -no sólo con la pandemia, que también- sino con la Plutocracia,
que llaman Democracia desde hace más de cuarenta años. Una auténtica
derrenegada, un gran desprecio a la ciudadanía.
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