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lunes, 23 de agosto de 2021

¡QUÉ ME LO EXPLIQUEN!: ¡SÍ, ESO DE LA DEUDA PÚBLICA!

 ¡QUÉ ME LO EXPLIQUEN!: ¡SÍ, ESO DE LA DEUDA PÚBLICA!

Como prometí a todos los que leen mis escritos, hoy voy a tratar de eso de la Deuda Pública, que, dicho sea de paso, es un tema sumamente complejo y, por tanto, ruego sepan disculpar algunos posibles errores producto de la información que hay que no es, precisamente, muy objetiva. No hace falta explicar con detalle qué cuándo los Bancos tienen algo entre manos, sencillamente, la cosa se vuelve en exceso muy enrevesada, y sólo está al alcance de algunos que otros economistas de prestigio como Thomas Piketty, Yanis Varoufakis, o esa italiana Mariana Mazzucato (entre otros muchos) poder desentrañar el embrollo. Bueno, también puede aclarárnoslo nuestra “querida” Nadia Von Calviño (como ha llamado alguien irónicamente), pero mejor que no lo haga, pues su posición será claramente tendente a favorecer a la Gran Banca y muy especialmente a su “amiga” Ana Patricia Botín y su usurero Banco de Santander.

Un tal John Quincy Adams  (Braintree, Massachusetts11 de julio de 1767 - Washington D. C.23 de febrero de 1848), fue un diplomático y político estadounidense que llegó a ser el sexto presidente de los Estados Unidos (1825-1829), dijo la siguiente frase muy ilustrativa sobre la Deuda Pública: “Hay dos formas de conquistar y esclavizar una nación. Una es la espada. La otra es la Deuda”. Quédense con la frase porque resume la ignominia que es la Deuda Pública y su gran impacto en la pobreza y las desigualdades, algo indiscutible por mucho que haya quienes se empeñen (el neoliberalismo en pleno, obviamente) en querer demostrar su necesidad para el desarrollo de los pueblos, contrariamente a lo que la realidad demuestra palpablemente en todos los países del tercer mundo y parte del segundo, que siguen siendo de ese tercer mundo -o en el mejor de  los casos- del segundo desde tiempos inmemoriales; y, si no me creen, dense una vuelta por Centro América, Sudamérica y África y luego me lo cuentan.

Los Bancos Centrales (en los países que lo hay, porque el de España -BE- es una especie de lobby del Ibex y de los Gobiernos del PSOE y del PP y no actúa como Banco Central) y la Reserva Federal (en el caso de los gringos) emiten todo el papel moneda que les viene en gana (moneda fiduciaria, es decir, dinero del que no responde nadie nada más que el organismo que lo emite y del que hay que fiarse de que su país responderá, pero sino…), billones de dólares, libras, yuanes, yenes, etc., etc., se emiten continuamente en moneda fiduciaria. Ni que decir tiene que este tipo de moneda sirve para adquirir patrimonio (inmuebles, coches de lujo, yates, fincas rústicas enormes, incluso hasta islas, etc.) del mismo modo que si fuera una moneda emitida con el patrón oro que era el utilizado antes y que aún se sigue utilizando, al parecer, en algunos sitios. Y claro, el patrimonio siempre tiene asegurado su valor y además está protegido por el capitalismo (más por el neoliberalismo) que prácticamente lo tiene eliminado de entre sus impuestos. De hecho, todos los mejores economistas que no defienden el neoliberalismo, están por la implantación de un impuesto considerable al patrimonio como única forma de acabar -en parte- con las desigualdades sociales y económicas que cada día aumentan en el mundo: los milmillonarios no paran de aumentar sus cuentas mientras la pobreza cada vez se hace más acuciante entre la mayor parte de la población mundial sin que nadie mueva un dedo para reducir esa descomunal desigualdad que puede terminar en gran tragedia. Me hago eco de dos viñetas del Roto que hacen alusión a la riqueza y a la pobreza porque son axiomáticas: “Para evitar los contagios habrá que mantener las distancias entre ricos y pobres”; “viven hacinados, viajan en transportes atestados y comen mal. ¡Los pobres no se cuidan!”. Quizás sólo se pueda hacer eso que dijo un tal Ángel Ganivet: “Si los de abajo se mueven, los de arriba se caen”. En fin…

Vamos con eso de la Deuda Pública que, por cierto, es la manera de financiarse de todos los países del mundo (con las correspondientes excepciones) por la sencilla razón de que sus gastos superan siempre con creces sus ingresos. Debido, en gran parte, a sus enormes conglomerados de organismos -en ocasiones duplicados y triplicados sobre todo en los que, como en España, su división política en Autonomías los hace evidentes- difíciles de de mantener por los excesivos gastos (de todo el Estado) en personal, fraude fiscal (nueve de cada diez ciudadanos creen que hay mucho fraude fiscal en España), economía sumergida, corrupción, despilfarro (unos ¡105.000 millones de euros anuales! donde destaca la flota de coches oficiales, unos 39.600 vehículos que cuestan cada año 1.901 millones de euros), sobre costes, etc., etc., y un más que largo etc. de otras circunstancias relacionadas con las obras públicas (detectan sobre costes millonarios de hasta un 94% durante la era de Aznar, ¿qué les parece?), y las necesarias importaciones de materias de las que carecemos en nuestro suelo, que, en el caso de España, se hace innumerable debido a la mala administración durante siglos de nuestros bienes y servicios para el conocido trueque que en otros sitios es ejemplar. Todo ello supone que nuestro sistema político, la Monarquía Parlamentaria, se esté convirtiendo -según afirmaba Aristóteles hace más de dos mil años- sino en una Tiranía de donde procede, sí en una Plutocracia muy cercana a la Cleptocracia (los poderes económicos -no representativos- se han impuesto a los poderes políticos -representativos- y los han derrotado una y otra vez, afirma J. Estefanía). De modo y manera que, los beneficios de las empresas han crecido 92 veces más que los salarios de sus trabajadores y 232 veces más que han subido las pensiones. Pero bueno, al fin y al cabo, somos uno de los países del capitalismo que muestra mayor impotencia ante todo lo que ocurre…, no obstante, de impotencia hablaremos en otra ocasión, hay mucho que decir.

Corríjanme si yerro: El Banco Central Europeo (BCE) presta el dinero (fiduciario, por supuesto) a todos los Bancos de la Unión Europea (UE) al 0% (con tres años de carencia para su devolución) y estos compran la mayor parte de la Deuda Pública que emiten los países de la UE al interés que esté en su momento según esa prima de riesgo que rige, como no, Alemania. Es decir, reciben el dinero al 0% y, con un simple asiento contable, se embolsan los intereses a que se haya emitido la Deuda Pública del país en cuestión. Un negocio más que redondo, quizás el negocio mejor inventado de todos los tiempos: Me gano un interés (en casos hasta del 10% o incluso más, depende del país al que se compra Deuda y que tipo) con un dinero que no me cuesta nada y que tengo tres años para devolver y seguir sacando. O sea, como dicen las atracciones de ferias de los pueblos: “la rueda rodando y el marcador marcando”. No es de extrañar que sean los Bancos los que acaparen prácticamente la Deuda Pública que se emite en el mundo y que pueden traspasar a sus “mejores” clientes a un interés ridículo en comparación con el que pagan las pequeñas y medianas empresas y los usuarios por sus pólizas de crédito, hipotecas, etc., y tan ridículo como el que la propia Banca paga a pensionistas, funcionarios y trabajadores en general por sus depósitos a renta fija de sus ahorros de muchos años de sacrificio que en cualquier momento incluso pueden “volárseles” (qué se lo digan a los clientes del expoliado Banco Popular por el Banco Santander), pues a diferencia de lo que ha venido ocurriendo en el pasado, hoy día la mayor parte del dinero -más del 80%- no está en monedas y billetes sino en depósitos bancarios, lo cual significa que los Bancos privados tienen la posibilidad de crear dinero ya que esos depósitos donde está el dinero no son sino anotaciones contables del propio Banco, que puede prestar dinero haciendo un simple asiento en su contabilidad. Es decir, el Banco está obligado a tener un porcentaje de ese dinero en billetes y monedas que recibirá por depósitos de sus clientes, es el llamado “coeficiente de encaje”, pero la mayor parte del dinero que tenemos todos no existe físicamente ni está emitido por el Banco Emisor sino que es un asiento bancario.

¿No funciona así la Deuda Pública? ¿No? Pues, por favor, que me lo expliquen…

A continuación, para terminar y no ser demasiado pesado, les voy a transcribir algunos datos sobre Deuda Pública que han sido publicados oficialmente y no cabe error en ellos: “La crisis desatada con la pandemia ha impulsado con fuerza la deuda soberana de la zona euro en manos de los bancos centrales nacionales y del BCE y también la de las entidades financieras, rebosantes de liquidez para adquirir bonos públicos y contribuir así a las importantes necesidades de financiación de los estados. Pero la participación de los particulares en esa financiación es muy reducida, mínima en el caso de España, donde la tenencia directa de bonos soberanos del país por parte de sus ciudadanos y empresas arroja el menor porcentaje de toda la zona euro, apenas el 0,2% sobre el total de la deuda soberana, según un informe publicado por el BCE con datos de 2020”.

“Ese porcentaje está muy lejos de la media de la zona euro, del 4,4%, y también es mucho más inferior a la tenencia de deuda pública de su propio país entre los particulares que se da en Alemania o Francia, con el 2,3% y el 3%, respectivamente.  Destaca en cambio el elevado porcentaje de Italia, donde el 9% de la deuda soberana está en manos de particulares y empresas no financieras, lo que supone un valioso respaldo para la economía más endeudada de la zona euro, solo por detrás de Grecia. También destaca el porcentaje de deuda pública del país en manos de minoristas de Portugal, por el 13,8% del total”. “El BCE explica que la tenencia de bonos soberanos por parte de particulares e inversores domésticos es un elemento positivo para sostenibilidad de la deuda, ya que da una base de inversores más estable”.

La deuda pública marca un nuevo récord en junio, con 1,42 billones de euros, y supera el 122% del PIB.  Respecto al mes de junio del año pasado, la deuda pública se ha incrementado en 134.607 millones de euros, lo que representa un repunte del 10,4%.La deuda del Estado, que ha tenido que asumir un esfuerzo extra de gasto debido al impacto de la crisis del coronavirus. La deuda del conjunto de las administraciones públicas alcanzó en junio los 1,42 billones de euros, nuevo máximo histórico, tras crecer casi un 1,7% en tasa mensual, con lo que encadena dos meses consecutivos al alza, según los datos publicados por el Banco de España y recogidos por Europa Press.

Utilizando el PIB nominal de los últimos cuatro trimestres, la ratio deuda sobre el PIB se situó en el 122,1% en el segundo trimestre de 2021, por encima del objetivo establecido en el Plan de Estabilidad del 119,5% del PIB.

Respecto al mes de junio del año pasado, la deuda pública se ha incrementado en 134.607 millones de euros, lo que representa un repunte del 10,4%, como consecuencia de la crisis del covid-19, que ha recortado los ingresos y ha elevado los gastos para financiar las medidas de apoyo aprobadas.

Este nuevo repunte de la deuda en junio se debe al alza del endeudamiento de todas las administraciones. Concretamente, la deuda del Estado, que ha tenido que asumir un esfuerzo extra de gasto debido al impacto de la crisis del coronavirus, se situó en junio en 1,23 billones de euros, 19.632 millones más que en mayo (+1,6%), mientras que en tasa interanual repunta un 7%.

Termino con unos apuntes del catedrático Juan Torres López que titula su escrito sobre la Deuda “como una bomba a desactivar por las buenas o por las malas”.

“El endeudamiento de los hogares es de 53,8 billones de dólares, el de los gobiernos de 83,4 billones, el de las sociedades no financieras 78,6 y el del sector financiero 65 billones de dólares. En total, unos 286 billones de dólares, unas 3,5 veces el valor del producto mundial”.

“Estos datos son graves no solo por su cuantía sino por el crecimiento vertiginoso que vienen registrando en los últimos años y que se ha acelerado a causa de la pandemia. Según el Banco Internacional de Pagos, la deuda total del sector no financiero ha aumentado en 65,5 billones en los últimos 5 años y se ha triplicado desde 2000”.

“En la Unión Europea la situación es parecida, demostrándose que las mal llamadas políticas de austeridad no sirven para disminuir la deuda sino justamente para todo lo contrario. Según los últimos datos de Eurostat, la deuda pública de toda la Unión es de 12 billones de euros y de 11,1 billones para la Eurozona. La de los hogares de los países que conforman el euro es de 7,1 billones de euros y el de las sociedades no financieras de 11,9 billones”.

“La factura de esta deuda es igualmente impresionante. En 2020, en plena pandemia, los países de la Eurozona tuvieron que dedicar 172.706 millones de euros a pagar intereses (191.646 millones la Unión Europea). Desde 2000, la deuda de la Eurozona ha aumentado en 6,8 billones y esa es prácticamente la misma cantidad que ha pagado en ese tiempo en intereses, es decir en retribución a bancos que le han prestado dinero creado, en su práctica totalidad, de la nada, sin ningún coste para ellos”. Y termina así el profesor Torres López (copio literalmente):

“El crédito es un instrumento fundamental para el buen funcionamiento de las economías, pues se necesita para financiar inversiones a largo plazo o para hacer frente a situaciones extraordinarias, como la provocada por la pandemia. Es tan importante que debería considerarse como un servicio público esencial, cuya provisión en condiciones de eficiencia, rigor y buen control, estuviera siempre garantizada para las empresas, hogares o gobiernos que lo necesiten realmente. Pero lo que está ocurriendo en el capitalismo de nuestros días es que, en lugar de proporcionarse crédito como un medio necesario para crear riqueza, su crecimiento constante se ha convertido en un fin. Algo que tiene consecuencias funestas porque obliga a seguir endeudándose continuamente para seguir pagando la deuda, drenando recursos que podrían dedicarse a crear riqueza productiva.

El negocio de la banca, la institución más poderosa del planeta que utiliza ese poder para imponer políticas, leyes y modelos económicos que obligan a recurrir constantemente al crédito y a pagar innecesariamente intereses por el dinero que prestan.

La avaricia de la banca que tiene el privilegio de prestar dinero que crea de la nada, el no saber detenerse y la tiranía del interés compuesto que multiplica la deuda sin cesar nos está llevando a una situación tan injusta como insostenible.

Si no se frena la escalada de la deuda será inevitable que volvamos a sufrir crisis financieras cada vez más peligrosas, por recurrentes y destructivas. Guste o no guste a la banca, será inevitable ponerle fin a su crecimiento continuado, y eso se puede hacer por las buenas o por las malas.

Por las buenas, mediante acuerdos políticos, asumiendo que la banca ya ha ganado lo suficiente y destruido demasiado, aceptando la suspensión del servicio de la deuda en los países más empobrecidos y quitas y reestructuraciones negociadas en todo el planeta. Por las malas solo hay dos formas de reducir la deuda insostenible, la inflación galopante y la guerra a gran escala.

Estamos a tiempo de elegir un camino u otro. Los gobiernos y las organizaciones internacionales tienen la palabra y los pueblos la capacidad de presionar y de hacer oír su voz para exigir soluciones eficientes, justas y pacíficas”.

Resumiendo: Lo de la Deuda Pública no es otra cosa que una gran farsa inventada por el capitalismo, puesto que es algo que no tiene ni límite ni fin entendido pacíficamente, y que sólo sirve para engordar los patrimonios de los más opulentos sin solucionar en ningún momento nada relacionado con las desigualdades y con la pobreza: Los Estados, cada vez se endeudan más y consecuentemente tienen menos recursos públicos al tener que afrontar los intereses bancarios que no paran de aumentar evidentemente para gloria de sus administradores y accionistas. De ahí la necesidad de una Banca Pública o de nacionalizar las existentes en el caso de España y de la mayoría de países de la UE y de la OCDE, o que la Deuda sea adquirida en su totalidad por los Bancos Centrales directamente…, creando en España uno, obviamente.

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