¡CERRILES!
Por citar sólo
algunos, no puse, por ejemplo, los 480 cargos en Agencias de cambio climático y
reducción del gasto energético; ni los 795 cargos en Centros de Estudio
Sociológicos, Históricos y Constitucionales, ni, entre otros muchos, los 370
cargos en Parques Tecnológicos y Empresariales. En resumen, tenemos más
políticos que ningún país de Europa. Y, como no podía ser de otra forma,
sumando los Médicos (165.967), los Policías (154.000) y los Bomberos (20.000)
no nos aproximamos siquiera a los políticos. Algo, no sólo bochornoso, sino
cerrilmente inconcebible. Pues ya me dirán Vds. lo que tiene que estudiar o
sacrificarse un político (cero) comparado con lo difícil que resulta ser
médico, policía o bombero. O, por otra parte, la diferencia de sueldo que entre
ambos existe sin, por supuesto, contar que el político se apunta el sueldecillo
para toda su vida como si lo hubiera ganado en el Nescafé y a los demás les
quedara una ridícula pensión sin Más ni Más (¿me entienden, no?).
Uno, viendo como
están la sanidad y la educación y los servicios sociales en muchas partes del
país (especialmente, en la campeona de casi todo, en Extremadura), se pregunta
si no habría que eliminar unos cientos de miles de políticos y contratar, por
ejemplo, médicos (con el sueldo de la mayoría de cada político se pueden
contratar aproximadamente entre cuatro y seis) para que la mayor parte de los
hospitales no sean la tumba anticipada de cualquier enfermo ni la mayor parte
de las escuelas el embrión del cerrilismo que luego parte de la sociedad tiene
que soportar.
Antes de terminar,
quiero recordarles el significado que la RAE da de “cerril” dicho de una
persona: “Que se obstina en una actitud o parecer, sin admitir trato ni
razonamiento”. Es justo lo que les pasa no sólo a los que gobiernan (aparte de
la consiguiente parsimonia que pone de los nervios al más tranquilo), sino a la
casi totalidad de la clase política: No admiten trato ni razonamiento que no
sea el de la imposición de su fuerza…, hasta que la gente, caso de los
pensionistas y de las mujeres, se tiran a la calle y ya no queda más remedio
que buscar alguna artimaña o añagaza para seguir en sus trece; eso sí, con un
ligero toque de tolerancia o arreglo camuflado con astucia para no ceder y que
todo siga, prácticamente, igual o casi igual que estaba. Es decir, manteniendo su
más absoluto cerrilismo al estilo de los espartanos. ¡Qué digo yo!: Los
espartanos eran más inteligentes y mejor gente que esta casta que nos ha tocado
en suerte a los españoles, pues, antes de pelear, dialogaban y estudiaban la
estrategia acertada a seguir. Aquí, el “mochuelismo” gobernante generalizado,
ni estudia ni piensa en otra cosa que no sea llenarse su mondongo y el de sus
familiares y amigos a costa de los demás.
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