¿CÓMO SE
EXPLICAN ESAS ENCUESTAS?
Pero, si los
pensionistas (ya acompañados de los jóvenes), las mujeres, los estudiantes
universitarios (por cierto, como era de esperar, las universidades extremeñas
entre las tres peores del país), los médicos, el resto de los sanitarios, los
educadores (profesores y alumnos de todos los grados), los sindicalistas, los
controladores aéreos, los estibadores, los que sufren de la subida del alquiler
por los fondos buitres, los que han sido estafados por cualquiera de los Bancos
que operan en el país sin ninguna excepción que haga la regla, los apaleados
por la xenofobia, sus inclinaciones sexuales, o incluso, por su libertad de
opinión y expresión (pobres saltimbanquis) o sus diferencias de criterio con la
justicia (la guardia pretoriana, ya lo dije, de los casi ¡500.000 políticos!
que rulan por el país), los cuerpos de seguridad con más razón que un santo (incluidos los
funcionarios de prisiones), los parados, los jornaleros, los AUTÓNOMOS (sí, con
mayúsculas), los casi dos millones de trabajadores que a pesar de tener trabajo
son pobres, y, para no alargarme demasiado, cualquiera que no pertenezca a la
gran empresa, la política o el elitismo cultural (excepto canta-autores y
poetas), deportivo, de la moda, etc. (que, casi seguro, están entre los que no
saben no contestan), y un largo etc. etc., están en la calle manifestándose, me
pregunto: ¿Cómo es posible que las encuestas den vencedor en unas elecciones a
los partidos que están promoviendo que se den todas estas protestas y que se
estén soportando un gran número de calamidades e injusticias propias de una
Dictadura por la mayoría de la
ciudadanía? ¿Es que, quizás, el voto de algunos (los favorecidos por el
desaguisado del clientelismo de esos 500.000 políticos) es el único que cuentan
los encuestadores? ¿Cómo se explica sino que sean los partidos de la derecha
retrograda (la derechona fascista) y de la derecha socialdemócrata hundida (que
es casi lo mismo) y el centro derecha creado por La Caixa del Sr. Rivera los
que encabezan las encuestas? Para mí, que aquí está ocurriendo algo que tiene
difícil razonamiento. Cualquier persona con dos dedos de frente no se puede
tragar esa cobaya como si fuera la extraterrestre Diana de la famosa película
“V”. Salvo, claro está, que los españoles hayamos pasado a creer a pie juntillo
en los cuentos de hadas, que, según Einstein, era lo recomendable leer a los
niños si se quería que de mayores fueran más inteligentes.
No, de verdad
que no; no podemos consentir que nos compren por menos de nada ni que nos
duerman (aunque lo dijera Einstein) con cuentos de hadas. Por favor, como canta
el poeta: “Qué las verdades no tengan complejos, que las mentiras parezcan
mentiras; qué el diccionario detenga las balas (por ejemplo, las de ese Daniel
Ortega, 53 asesinados); qué ser valiente no salga tan caro, qué ser cobarde no
valga la pena; qué no te vendan amor sin espinas; qué gane el quiero la guerra
del puedo”; que… ¡Y a la mi… ESAS encuestas!
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