EL FUTURO DE
ESPAÑA
No dudo, y en
eso estoy con la gente de Podemos, que había que hacer algo para sacar de la
Moncloa el Neoliberalismo o pronto estaríamos todos sufriendo sus artes
malabares para que más de la mitad de la población, por no decir las tres
cuartas partes, se fuera, como vulgarmente se dice, al carajo. Íbamos camino
del empobrecimiento total del mundo del trabajo (las mayores rentas del país,
curiosidad mundial) en pos del enriquecimiento acelerado de las élites, las
grandes empresas y, por supuesto, la clase política dominante (o sea, ellos y
ellos, el PP en su conjunto gracias a sus “titulaciones universitarias” y sus
máster del birlibirloque). Amén de un claro dominio minuciosamente planeado del
poder legislativo sobre el poder judicial (comprobado recientemente con eso que
alguien, muy acertadamente, ha llamado “el SupremoGate”) para que nada ni nadie pudiera entorpecer ese
su camino hacia la opulencia y la vileza gubernativa en pos de las clases
privilegiadas del establishment financiero y el corporativismo que,
evidentemente, después les repercutiría en su “bien ganado” bienestar, por supuesto,
incluso generacional. En pocas palabras: Camino de la Dictadura, o, por no
exagerar, de la Dictablanda (suponiendo que ya hayamos salido de algo así, que
tengo mis dudas). Por el sendero de la más despreciable humillación del pueblo sin
ninguna duda que, como ha señalado un sindicato, es el europeo con mayor
proporción de trabajadores pobres. Y claro, ahora, expulsados ya del “cortijo”,
estamos viendo como “la afonía de la razón genera el grito”, que ya predijo El
Roto en una de sus viñetas. ¡No se callan ni debajo del agua! Aún sabiendo que
su indignación es el precio de sus fechorías. Por tanto, si ese es el futuro de
España, como anuncian en sus sedes con una foto del Sr. Casado, a correr toca y
que Dios nos ampare si nos pillan, pues puede que padezcan de aporofobia.
Pero que me
dicen del otro futuro, el del Sr. Sánchez y sus Ministros y, sobre todo,
Ministras. Independientemente de las dimisiones ya consumadas, deberían haber
dimitido, cuando menos, otros dos o tres Ministros (Ministras mayormente),
casos del Astronauta, la Sra. de Hacienda (con esa bochornosa subida a tres o
cuatro del IRPF, olvidándose de las rentas del capital real patrimonial y
empresarial y de las bonificaciones para los que sí pueden pagarse planes de
pensiones, bonos, etc., etc., además de saber -que seguro que lo sabe- que el 96% de los declarantes ingresa menos
de 60.000 € de renta al año y el 85% menos de 30.000 €), la Portavoz y la del
Ejercito (con sus bombas láser), el Ministro del Interior (por sus “calderetas”
consentidas entre policías y delincuentes) y, para un servidor, por sus
reiteradas “marchas atrás”, de mi paisana la Sra. Ministra de Trabajo y sus
propuestas sobre las cotizaciones sociales y las de los autónomos olvidando,
por supuesto, que en su tierra ¡cinco trabajadores de cada diez malviven con el
S.M.I. de ahora y que los autónomos españoles son los que más pagan del mundo (que
me avergüenza como extremeño), y, cómo no, el Ministro de Fomento (lo del tren
de Extremadura es una vergüenza no sólo nacional sino también internacional).
Para resumir, como ha señalado un tal José María Izquierdo: “De cada cual según
sus capacidades, a cada cual según sus necesidades”, y otro gallo cantaría.
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