AFORADOS Y
“AFORAHORCADOS”
Acabamos de
comprobar cómo un futurible Presidente del Gobierno (si los nueve de cada diez que
trompan según Machado no reponen algunas neuronas de su neocórtex, cosa harto
difícil), se ha librado de pasar a ser un cadáver político a seguir siendo un
líder gracias a su aforamiento. Aún reconociendo el Alto Tribunal que su
acusación era más que fundada. ¡Vivan los privilegios de los aforamientos! Y lo
mismo le ocurrirá a otros tantos que han sido “pillados” con las manos en la
masa. Sin, por supuesto, contar a los que ni siquiera se ha sido capaz de
enjuiciar por ser quienes eran aún estando sus presuntos delitos a flor de piel.
¡Hala, aforados y a vivir!
Mientras, cada
día que pasa se multiplican por miles los que bien podríamos llamar
“aforahorcados”. O si les resulta más cómodo, “afogados”, “ahogados”,
“asfixiados”, “asurados”, etc. Son las víctimas de esos miles de neoliberales
“privilegiados”, los que han perdido parte (no toda aún) de lo que afirmó un
tal Joseph Fletcher que es un ser humano: “Inteligencia mínima, autoconciencia,
autocontrol, sentido del tiempo, sentido del futuro, sentido del pasado,
capacidad para relacionarse con otros, preocupación y cuidado de los otros,
comunicación, control de la existencia, curiosidad, cambio y capacidad para el
cambio, equilibrio de razón y sentimientos, idiosincrasia y actividad del
neocórtex”. Y digo que son las víctimas porque los Sres. del capitalismo (aforados
todos), los gobernantes funestos que tenemos que soportar, se han encargado de
que sean ellos (incluso disminuidos) los que tengan que sostener este país
gracias a que las rentas del trabajo cotizan más que las rentas de capital (¿cómo
en la OCDE?), gracias a que son los únicos que pagan impuestos (o, cuando
menos, todos los impuestos), gracias a su IVA del consumo (a los pobres nos
gusta mucho comprar), con la luz al 21% (los únicos de toda Europa que pagan
ese porcentaje), gracias a esos contratos precarios que nuestra ministra
extremeña se niega a reformar (¡valiente conquistadora!), gracias, como no, a
esos más de tres millones de funcionarios públicos, y a otros tantos millones “medio…”
de autónomos que pagan a la seguridad social el triple, cuando no el cuádruple,
que el resto de los de países de la UE y siguen tan tranquilos viéndolas venir,
gracias a…, etc., etc. Claro que, para mantener a casi medio millón de
políticos, hace falta explotar a todo el que se ande con algún cuento que no le
cuadre al gran capital que encabezan la Sra. Botín y compañía de los mártires
del séptico Ibex-35 ó Ibex-36 y sus compinches, que, sabido es, nunca sufren
ahoguío de ningún tipo.
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