YO PAGO, TÚ
PAGAS, EL… NO PAGA
En el fondo, los
que no pagan sus impuestos (caso reciente de ese candidato a la alcaldía de
Madrid rebuscado por el “socialismo de chistera”) son como “esquiroles” (ratas
los llaman en algunos países como Perú): Insolidarios que buscan beneficiarse
de la contribución de los demás para su propio bienestar. Pero, ocurre encima,
que filósofos (lo de filósofos es un decir en algunos engreídos sin fundamento
para ello) como Fernando Savater, que roza la línea del fascismo al afirmar,
sin el más mínimo fundamento, que los cinco millones de votantes que tuvo
Podemos eran tontos, pudiera ser que esté entre los que, como el candidato
socialista a la alcaldía de Madrid, no declara lo que recibe por sus
conferencias; que, por cierto, apañado va el que sea capaz de aguantarlas si en
ellas se deja caer semejantes sandeces como lo dicho sobre Podemos. He leído
algunos artículos de este sujeto y de verdad que no tienen nada de interés para
nadie que no pertenezca al capital que es quien, presuntamente, le paga por
“mal filosofar” y por sus posiciones contrarias a cualquier progresismo. Así
pues, querido “filósofo trompón”, sepa Vd. que los cinco millones que votaron a
Podemos, además de no ser tontos y haberse ilusionado con que España podía
cambiar (cosa que con sus “teorías” del corte de los nueve de cada diez de
Machado nunca va a suceder), pagan sus impuestos y no tienen sociedades
interpuestas para engañar al Erario y a cualquier otra Administración que se
ponga por delante.
Recuerdo, cuando aún era
un niño, que mi padre, funcionario de Administración Local de nuestro pequeño
pueblo, me contaba que gracias a la Contribución Rústica y Urbana él y sus
compañeros podían cobrar su exiguo salario tras muchos meses esperando (en
ocasiones hasta cerca de un año). Ahora, ocurre que, por arte del clientelismo
democrático, los Ayuntamientos “se olvidan” de cobrar ese impuesto a un gran
número de parroquianos, amén del propio del Alcalde o de algunos de sus
familiares y el de la indicada oficina del OAR de la Diputación encargada de su
cobro (el colmo en el caso del Ayuntamiento de Castuera) y, de este modo, sólo
en Extremadura, se han detectado ¡144.000 “irregularidades” en el pago del IBI!
¿A cuántos millones de euros de recaudación perdida por los Ayuntamientos (o
sea, por los ciudadanos que si pagan sus impuestos) asciende el “pucherazo” del
fomento del clientelismo (tantas veces por mi señalado) que produce el quebrantamiento?
Pero, no es sólo el IBI lo que se deja de cobrar, sino otra gran cantidad de
impuestos y tasas, licencias de apertura, multas, etc., etc. a las que el
Alcalde y sus secuaces hacen la “vista gorda” mirando sólo para las urnas. Y no
entremos ya en las mil y una martingalas que el resto de Administraciones no
detecta por falta de personal, que sólo favorece a los que realmente deberían
pagar cuando menos algo, aunque fuera únicamente por disimular. Sin por
supuesto hacer mención a los establishment financieros, que eso si que ya clama
al cielo y no hay quien lo denuncie; junto, cómo no, a los escandalosos
salarios de sus señorías que en parte no cotizan y están llenos de privilegios
(para el 2019 se han subido, por acuerdo unánime, según parece, ¡1.000 euritos
al mes! cada uno). En fin, como dijo Georges Clemenceau: “La vida es un
espectáculo magnifico, pero tenemos malos asientos y no entendemos lo que
estamos presenciando”. En España, un auténtico expolio político y financiero.
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