LA RUINA DE UN
ESTADO
Thomas Babington
Macaulay (Lord Macaulay, poeta, historiador y político inglés) dijo: “Aquel que
desee conocer hasta qué punto se puede debilitar y arruinar un gran Estado,
debe estudiar la historia de España”. ¿Cuántas veces se ha arruinado este país
nuestro? Si hacemos caso a los historiadores, como señala Javier Cercas en un
gran artículo, y España como tal sólo tiene algo más de 200 años de vida y no
los que el régimen de Franco le adjudicó que se remonta a los tiempos de Séneca
o Viriato (un pastor lusitano, o sea, portugués), imagino que unas cuantas.
Como bien expone Javier Cercas en su artículo, el poder -cualquier poder, y no
sólo el que menos restricciones tolera, el más autoritario- es ciego y voraz. Su
esencia consiste en la pura vocación de perdurar. Y dicho esto, uno no se
explica cómo los gobiernos del PSOE y del PP (especialmente en regiones como
Madrid, Andalucía, Valencia, Castilla La Mancha, Extremadura, etc.) aún quieren
explotar un poco más a la ciudadanía después de cuarenta años sableándola sin
el más mínimo miramiento. ¿No es hora ya de que estas hordas de políticos
mercachifles, parranderos, quincalleros, horteras (y todos los adjetivos
despectivos que se les ocurran), dejen ya de mandar y se vayan al retiro dorado
que ellos mismos se han procurado y nos dejen a los ciudadanos defendernos de
los establishment financieros y poder recuperar, en lo posible, la dignidad que
nos han robado con su consentimiento y con su interesada ayuda para mantener el
poder? ¿No se dan cuenta de que tienen arruinado el Estado y que ya ni siquiera
los trabajadores que tienen empleo pueden vivir medio decentemente? ¿No ven que
hay ya en el país más de once millones de pobres relativos de los cuales pronto
la mitad o más serán pobres calificados de entre los de extrema pobreza (en
Extremadura, nada menos que ¡400.000! de algo más de un millón de habitantes)?
Hay por ahí una
canción de Los Tigres del Norte que dice que México es una gran Nación, que
llevan sus gobernantes 300 años robándola y no han conseguido acabar con ella.
Pues bien, me da que a España le ocurre tres cuartos de lo mismo. Porque, ¿cómo
es posible que después de que la corrupción nos cueste al año ¡55.000 millones
de euros!, el fraude fiscal (la mayor parte de la gran empresa, Ibex, Banca y
compañía) otros ¡90.000 millones de euros! cada ejercicio, y las obras
innecesarias, el despilfarro, otros ¡55.000 millones de euros! anuales, este
país aún tenga “fuerza” para sostener una deuda pública (salvo que ésta sea una
trola para que la Banca, que es quien tiene la mayor parte, se gane con nuestro
propio dinero un tanto por ciento -entre el tres y el diez- y la Sra. Botín y
Cía. se partan el… de risa) que casi rebasa el 100% del PIB? ¿Cómo puede el
Estado (que más impuestos tiene de la UE y que menos recauda) mantener, pagar
las “nóminas” y los gastos, una pléyade de casi ¡500.000 políticos!, cuatro veces
más que Alemania que nos dobla en habitantes? ¿Cómo se puede costear un Estado
en el que la “Economía Sumergida” es del doble de la que hay en la media de la
UE sin que nadie haga nada por evitarlo y el Erario se dedique a perseguir
peluqueros en lugar de hacerlo con los mil y un profesionales de todas las
ramas? Ciertamente, lo que ocurre en España es algo que nadie que esté en su
sano juicio se puede explicar. Y encima nos dicen en las elecciones: ¡Adelante!
Increíble, pero cierto.
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