FILANTROPÍA:
LA CENA Y LA PROPINA
En
un escrito de fecha 11/01/18, titulado: “¡Manos arriba!: La filantropía”, dije,
para empezar, que en España la filantropía es algo más que reírse de la
dignidad. Las grandes empresas españolas, casos, por ejemplo, de Caixabank
y alguna que otra Gran Superficie, gozan
de una filantropía inigualable a base de conceder becas (seguro que a los hijos
de sus mejores “clientes”) o de donar unos cientos de miles de cajas leche para
los comedores sociales y contentar así al Padre Ángel. Todas estas
“humanitarias” empresas que pertenecen al Ibex o son de las más cotizadas en
bolsa, no conviene olvidarlo, “se aprovechan” cada año, de la poco despreciable
cantidad de ¡90.000 millones de euros! de fraude fiscal, para luego figurar
como grandes benefactoras de las sociedad con sus “políticas sociales” de gran
calado entre la gente ignorante o entre los que tienen intereses en sus
repartos de beneficios. Todas, sin excepción, convierten, mediante ingeniería
financiera, el 30% de sus beneficios en un nimio 3%, que ya está demostrado ha
hecho reducirse los ingreso del Estado considerablemente (más de ¡110.000
millones de euros! por año si contamos las bajas cotizaciones a la S.S.
producto de la funesta reforma laboral del 2012 que tanto les beneficia). Es
increíble como en este país se explota a las clases trabajadoras -de modo
cercano a la esclavitud- sin la más mínima conciencia, y luego, con cuatro
perras, se hace filantropía para reconocimiento del engaño por la sociedad. Con
la connivencia de Hacienda, obviamente, pues no es el mercado el que los hace
ricos, es el Estado. Pero el trabajador, queridos “idealistas”, no quiere
ningún tipo de beneficencia ni de altruismo, quiere que se le pague dignamente
por el trabajo que realiza y punto. La “generosidad” (muy relativa, por cierto)
para Trump y personajes de esa calaña.
Por
tanto, miren Vds., Sres. filántropos de fruslería: No necesitamos en absoluto
su engañosa filantropía -pues les servirá para desgravar- que sólo supone
calderilla de lo que en impuestos deberían pagar, como mínimo, el triple de
esas “miserias” que donan; los grandes patrimonios y las grandes empresas de
este País, que, según Carlos Cruzado, técnico del Erario (GESTHA), cometen un
fraude del 70% del total, que paguen lo que realmente deben como hacemos todos
los demás ciudadanos.
Y, ya puesto, se lo diré
a Vds. más claro: Con una reforma laboral como Dios manda -y una “persecución
severa” a las defraudadoras empresas cotizadas- y no la “usura obrera” que
tenemos ahora, el Estado no necesitaría
de la filantropía de nadie. Lo que no se puede consentir es que Vds. no paguen
la cena dejando una propina, porque eso es ruinoso para el “restaurante”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario