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sábado, 7 de diciembre de 2019

07/12/19 - POBRECITO MI PATRÓN...


POBRECITO MI PATRÓN…

Piensa que el pobre soy yo. Lo cantaba el inolvidable Alberto Cortez. Y ahora, ese economista del establishment financiero (al servicio del neoliberalismo y del capitalismo opresor de la Banca más usurera del mundo y el Ibex), Daniel Lacalle, quiere hacernos creer que el título de la canción de Cortez estaba en lo cierto: Los pobres son los patronos. Y para demostrarlo hay están los datos que avalan tal presunción: Las empresas (con sus ejecutivos y mandamases a la cabeza, caso de la Sra. Botín, por ejemplo) forrándose a base de explotación laboral y de “ayudas”, no sólo en el Impuesto de Sociedades (que de un 25% o un 30%, lo mismo me da, se queda en un exiguo 3% en la mayoría de los casos, lo que supone un fraude fiscal anual de cerca de ¡90.000 millones de euros! que nos birlan a todos los ciudadanos), sino con el sistema que alguien ha llamado “peronista” (todo son bonificaciones y deducciones); y no sólo las empresas más grandes y las cotizadas -por supuesto, sin ningún género de dudas como, por otra parte, ha sido y será siempre- sino todas las que facturan más de 50 millones de euros al año y muchas de esas llamadas familiares que escondidas en el régimen de Autónomos no dejan de hacer “su apaño” por lo “bajini”.

Pobrecitos patronos, lo que tienen que estar pasando: Según los datos de la Agencia Tributaria referidos al año 2018 (como explica Ander Cortázar en el periódico digital EP) las familias y el consumo sostienen la recaudación tributaria en España. El porcentaje que aportan las empresas a la recaudación anual del Estado a través del Impuesto de Sociedades se ha quedado reducido al 11,9% del 25% que aportaban en el año 2007. Y según el IRPF del año 2017, la aportación de las personas con rentas inferiores a 60.000 € fue de 46.717 millones de euros y el de las empresas de 23.143 millones. Es decir, las personas con rentas menores de 60.000 € aportaron 23.000 millones de euros más que las empresas… y, como no podía ser de otra forma, aportaron 6.000 millones más que esas mismas personas diez años atrás. En fin, ¡lo que no estarán pasando los pobres patronos! No hace muchos días se ha conocido que 27 multinacionales españolas (con una cifra de negocio conjunta de 110.944 millones de euros), pese a tener un beneficio de ¡25.325 millones! en el año 2016, sólo pagaron 65 millones por el Impuesto de Sociedades en todo el mundo (las grandes empresas pagaron el 12% de sus beneficios, pero una de cada cinco pagó sólo el 0,3%), y otras 16 que ganaron 19.724 millones apenas abonaron 1.149 millones. De manera que, según los datos del Ministerio de Hacienda, los beneficios empresariales actuales son 28.000 millones superiores a los del 2007. Y ojo al dato publicado por el fisco por primera vez: las 134 multinacionales españolas que facturan más de 750 millones al año (con un tipo medio efectivo sobre los beneficios del 12,6%) pagaron 11.594 millones de euros en impuestos por unas ganancias de 91.849 millones y unas ventas de 934.408 millones, ¡casi un billón!

Pobrecitos nuestros patronos, Sr. Lacalle, qué lástima me dan: Acosados por esos jóvenes que, hace ya muchos años, dejaron de ser “mileuristas” (a mil euros no llegan ni los ingenieros), y el que tiene un contrato, que no son todos ni con mucho, no es de más de cuatro horas y, por descontado de menos de tres meses, cuando no de días o semanas solamente, y sin poder exigir que se le abonen horas extraordinarias porque la empresa las necesita y no puede hacerlas efectivas por la falta de liquidez (la pasta gansa se le han adjudicado los señoritos empresarios mediante bonus y otras prebendas que se han autoimpuesto para disfrutar de safaris y viajes de “negocios” a sitios privilegiados o la compra de un chalet en la “moraleja”, pues que menos se merecen los que han “arriesgado” su dinero); o por los trabajadores indefinidos que han tenido que rebajarse sus salarios si querían evitar uno de esos famosos ERES que los plantaba en la calle, y que los han convertido en pobres a pesar de tener trabajo (once millones según la estadística en este maravilloso país que nos pintan los economistas como ese Sr. Lacalle); o por esa UE neoliberal que sólo dictamina buen bocado para que las familias de terratenientes de toda la vida se beneficien de grandes sumas del dinero que ponemos entre todos con nuestros impuestos mediante sistemas como ese de la región “objetivo número uno” -en el caso de Extremadura- y ni siquiera permite que se cumplan sus “ordenes” en casos como el de las hipotecas usureras de la Banca española aplicando cláusulas abusivas como el IRPH.          

Pobrecitos patronos. Teniendo que soportar esas funestas reformas laborales del 2010 y del 2012 que tanto daño les ha infringido empoderándolos a costa de debilitar a las clases trabajadoras. ¡Qué pena me dan!, pobrecitos, teniendo que soportar los recortes del Estado del Bienestar que dañaron de una manera muy significativa la calidad de vida de las clases populares mientras ellos, los pobrecitos, zurra que te zurra a “la milla de oro”. La enorme crisis social, sin precedentes en el periodo democrático (se vive peor que en el año 2010 y se gana menos), pobrecitos, los ha enriquecido a razón de un 25% de aumento de su riqueza cada año, y todavía hay quienes, como el Sr. Lacalle, se adolecen de “sus malas situaciones económicas” y no sobrevaloran sus malandrines derechos.

Pues sí, Sr. Lacalle, aunque Vd. y quienes le pagan no lo puedan entender, la canción de Alberto Cortez con letra de Facundo Cabral que finaliza con la estrofa “más que el oro es la pobreza, lo más caro en la existencia”, no es otra cosa que una simple acrimonia de la vida: ni hay ningún pobre patrón, ni lo ha habido nunca…, ni lo habrá jamás.

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