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martes, 16 de agosto de 2022

¿UNA FIESTA CADA DÍA?

 ¿UNA FIESTA CADA DÍA?

Quizás no llegue la cosa a tanto, pero da la impresión de que en CASTUERA (Badajoz) se camina por ese sendero: Conseguir que haya una fiesta cada día. Cuando menos de algunos meses, como, por ejemplo, agosto, que es un mes donde nos visitan los “turistas” (lo de turistas lo pongo entre comillas porque la mayoría son gente que en tiempos pasados tuvo que emigrar al extranjero -Alemania, Francia, Suiza, Bélgica…- o inmigrar a Madrid -zona sur, obviamente-, Barcelona, Bilbao, Baleares…) que vienen a pasar unos días en su pueblo, en casos tras haber estado en la costa parte de sus vacaciones y en casos -los más- directamente a la casa del familiar o suya propia, para, de la manera lo menos costosa posible, “reponer fuerzas” para la próxima contienda laboral que se prevé, cuando menos para estos “turistas”, dura y, posiblemente, más asfixiante que la del año anterior por obra y gracia del sindicalismo displicente y de un gobierno que deja (lo más importante y necesario: salarios, educación, sanidad, servicios sociales, dependencia, etc.) para un futuro que es siempre “el futuro del futuro”, y que, en el mejor de los caos, se queda corto y lo que es aún peor, “engañoso”. En fin…

Lo de organizar fiestas no está nada mal (hasta cierto punto, claro), siempre y cuando se haga con el dinero sobrante de los impuestos de los ciudadanos que, en principio, deberían dedicarse a mejorar la educación y sobre todo la sanidad, que, por cierto, en CASTUERA deja bastante que desear, especialmente, en lo que a urgencias se refiere. Pero bueno…

Sin olvidar, que al mes que viene, septiembre, tenemos las Ferias y Fiestas de la localidad; que, evidentemente, se llevan una buena pasta del Ayuntamiento junto con el ya tradicional Salón del Ovino, aún a pesar de que tanto una cosa como la otra están en franca decadencia. Hasta el punto que muchos trabajadores y pequeños empresarios y autónomos aprovechan esos días -desde hace ya bastantes años, por cierto- para pasar sus vacaciones en alguna playa asequible y nada quieren saber de las Fiestas de su pueblo, lo cual resulta algo inusual en un país donde la mayoría de su gente tiene sus Ferias Fiestas como algo “intocable” (¿no será que llevan ya demasiadas fiestas y están hasta la “coronilla” quizás? Desgraciadamente hay muchos trabajadores de este pueblo que sólo han tenido vacaciones la semana de la Feria durante muchos años, y aún hoy día, seguro que hay quien mantiene “la tradición”, reconociendo que las cosas han mejorado y ya están acabándose esos miserables abusos por regla general, aunque la excepción hace la regla, y, reitero, pudiera ser  -no lo puedo afirmar- que aún haya quién actúa de esa explotadora manera con sus empleados.

Pero, a lo que vamos: ¿Por qué tantos días de fiesta?

Desde que empezó la mal llamada Democracia, puesto que lo que tenemos los españoles no es otra cosa que una vulgar Plutocracia, en Castuera -con un par de excepciones, la última del Partido Popular totalmente funesta e inicua- han gobernado los socialistas que, dicho sea de paso, se hacen pasar como tales cuando todos los que aquí vivimos sabemos de sobra que de socialistas no tienen nada absolutamente, pues son cuatro “títeres” del neoliberalismo dominante en la Comunidad Autónoma, que sólo han traído al pueblo retraso, total falta del mínimo progreso, y, el colmo, un “vaciado” que ya es una auténtica preocupación para sus habitantes, pues nos están “echando la mano” los pueblos colindantes Quintana de la Serena y Campanario. Nadie que no tenga borregos -o, con perdón, que esté “aborregado” por la política, que se asemeja cada vez más a la de la Dictadura franquista- se quiere quedar en este pueblo; de tal modo que ya podemos ver como cientos -sí cientos, aunque parezcan muchas- de viviendas están con el cartel de “se vende” y muchas de ellas, entre las que se encuentra una de la familia del Alcalde en la calle Constitución, la vía más transitada, en estado de total abandono y prestas a derruirse en cuanto llegue una racha de tiempo lluvioso. Que alguna se venga abajo y pille a alguien no es nada extraño y, sin querer ser agorero, esperemos que no sea la del familiar del Alcalde pues seguro que ésta tendría consecuencias que mejor no imaginar dado que, repito, su ubicación en la calle más transitada traería consigo, casi con total seguridad (Dios no lo quiera), alguna desgracia irreparable.

Sí ya. Contestando la pregunta uno se retrotrae a tiempos ya lejanos, aunque no tan lejanos como nos gustaría, en los que los que se hacían pasar por republicanos y sólo eran cuatro caciquillos, se dedicaban a “confiscar” los pocos bienes de los agricultores (mayoría entonces en los pueblos extremeños sobre todo) y celebraban un día sí y otro también “calderetas” y “comilonas” con el dinero de los bienes sustraídos para la “causa” republicana (fiestas y más fiestas al fin y al cabo). Lo cual, trajo como consecuencia que la República se fuera, como vulgarmente se dice, al carajo. Los valientes que luchaban por la libertad estaban mal vestido y mal calzados (cuatro ropajes andrajosos y unas alpargatas de cáñamo) para enfrentarse a una tropa totalmente equipada para cualquier batalla con la ayuda de alemanes e italianos; y, para colmo, mal alimentados mientras sus “señorías” de los pueblos y ciudades vivían a todo confort. Resultado: no hace falta comentarlo. El pundonor y las ansias de libertad no pudieron luchar, en condiciones infrahumanas, contra los fascistas bien pertrechados y, reitero, la República se fue al carajo. Y mejor no hablar de las armas de unos y de otros, pues se hizo famosa la frase: “cómo la carabina de Ambrosio” para señalar el armamento republicano que sólo tuvo ayuda de los rusos y ésta era, en esos tiempos, muy precaria para afrontar una batalla contra las armas modernas de alemanes e italianos. Y aún así, se les dio que hacer, pero…

Ya se sabe que sin dinero es muy difícil enfrentarse a la realidad de un mundo capitalista, pero si encima el poco que  había se lo “merendaban”  entre unos cuantos, pues ya me contarán que iban a dar de sí una tropa mal vestida, mal calzada y mal alimentada… por mucho coraje y valor que se pusiera en la contienda y con la razón como baluarte.

Estos “falsos socialistas” de Castuera parece que caminan por el mismo sendero que antaño sus antepasados caciques de los pueblos: fiestas y más fiestas un día y al otro también, mientras la sanidad, como he dicho antes, por ejemplo, está cada vez más “arrastrándose por los suelos”. Claro que: ¿en qué se diferencian ellos de los auténticos caciques de toda la vida?

Y, como no podía ser de otra forma, en todas esas fiestas hay una “empresa” -o lo que sea- que tiene adjudicado el servicio de barra, aunque haya serios indicios de que carece de las oportunas licencias municipales para desarrollar sus múltiples servicios de hostelería en más de un local; por cierto, en un caso -que se sepa- donde la licencia municipal, al parecer, es “almacén de bebidas” y hay una “brasería” o algo así, donde se sirve todo lo que se puede encontrar en un local de ocio de cualquier tipo.

Para acabar, y no cansarles demasiado. La política de Castuera, los políticos de Castuera más bien, no parece que se hayan enterado -siendo ellos tan ilustrados y teniendo total dominio del inglés- de eso que dijo William Shakespeare sobre las fiestas: “divertirse sería algo muy aburrido si todo el año fuera de fiesta”.

¿Cuándo es la próxima antes de las Ferias y Fiestas de septiembre?     

Un saludo cordial para todos…y para todas. Seguiré “chirriando”, mientras no me metan, como siempre hemos dicho, un “puro”.

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