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jueves, 29 de junio de 2023

29/06/2023 - QUÉ TIEMPOS AQUELLOS TAN FELICES CUANDO NO TENÍAMOS NADA

 Alguien, no hace mucho tiempo, se dejó caer esta frase en un escrito. He intentado encontrarlo para releerlo, pero no me ha sido posible, lo siento. Servidor que ya, durante el último año sólo ha escrito la sinopsis de algunos recuerdos de años pasados, no pensaba escribir más, pero el vicio mata y aquí estoy de nuevo, aunque no sé hasta cuándo, porque cada día que pasa tengo más agudizada eso que por estos lares llamamos “perrera”. Mas, con la que tenemos encima, o, dicho de otro modo, la que se nos viene encima si -como tantos apuntan- ganan las derechas (PP y VOX, iba a decir “los farrucos” para abreviar, pero, por temor a ser mal interpretado, aunque el vocablo “farruco” significa, según la RAE, insolente y altanero, valiente y desafiante -y en su segunda acepción: “dicho de un emigrante gallego o asturiano”- que no son en nada adjetivos despectivos si exceptuamos quizás un poco “insolente”) las próximas Elecciones Generales, he decidido escribir algo para que eso de la memoria no nos convierta a todos en dementes, olvidadizos, y poder demostrar si para algo ha servido pasar de la Dictadura a la Monarquía Parlamentaria y, por descontado, si los que vienen -si es que llegan, que eso no está todavía nada claro- quieren retrotraernos a tiempos pasados con aquello de que: “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Y no es cierto, aunque los tiempos que vivimos son pura y claramente un tanto desastrosos para como debieran ser, no cabe duda de que lo mejor es olvidar el pasado reciente porque en este país el pasado fue algo terrible y, sin perder la memoria, hay que pensar en el presente y como lo vamos a alimentar para que, de una puñetera vez, lleguemos a esas confluencias con los países de nuestro entorno en todo lo que a “libertades” y progreso atañe. Alguien ha dicho que si España aprovechara todo su potencial económico (haciendo contribuyentes a los que, todos conocemos, no lo son o sólo contribuyen con una miseria) este país sería uno de los tres más ricos de Europa. Pero aquí, la falacia institucionalizada está presente en todo y en todos… por desgracia. 

Cuando no teníamos nada no eran tiempos felices, ¿cómo se va ser feliz sin poseer nada de nada de nada? Es puro axioma que “la felicidad” se alcanza -completa es imposible en este planeta, lo diga quien lo diga- cuando menos problemas se tienen y cuando se posee lo suficiente para poder dormir sin pesadillas y ver como amanece un día en el que nada importante nos va a preocupar. Algo de lo que, por desgracia, poca gente puede presumir hoy día, pero eso de que éramos más felices cuando no teníamos nada, es un embuste de patrioteros de pulserita y para “demostrarlo” voy a contar algo de otros tiempos que, por nada del mundo, quiero que vuelvan y “ellos” sí.

En los pueblos de España no había canalización del agua, que había que traer a casa en los famosos cántaros de los pintores de la época, no sólo para beber sino también para lavarse en las famosas palanganas, “el lavado del gato” decía mi madre, imagínense. Tampoco había luz eléctrica, los candiles alumbraban la cena (de los que se podían permitir ese lujo, consistente en un gazpacho sin aceite apenas y aguado y un trozo de morcilla de patata) y a dormir al anochecer para estar listo a la salida del sol. Muchísima gente dormía en eso que se llamaba en Extremadura “un chozo”, por supuesto, compartido familiarmente para colmo. La alimentación era no sólo escasa sino sin los mínimos nutrientes necesarios para afrontar un día de sol a sol de trabajo duro, y la obesidad, obviamente, no existía. Sólo los grandes latifundistas que Franco engordó podían permitirse el lujo de comer jamón, huevos y leche, los demás se tenían que conformar con el ya dicho gazpacho y, en casos, no muchos, los garbanzos tanto a medio día como en la cena, y, por supuesto, nada más que no fuera una sandía “robada”. Bueno sí, un poco de café que todos llamábamos “achicoria”. La leche de cabra -el que tenía alguna- era un alimento muy común, pero no todos podían comprar un litro, era un tanto lujoso. Y veinte-tres mil penurias que todos los que tienen mi edad han conocido y no pueden aceptar eso de que “éramos más felices cuando no teníamos nada”. En las calles de todos los pueblos (al menos de Extremadura, muy castigada por la gente de Franco porque en esta tierra se le plantó cara durante el levantamiento, cosa propia, por otra parte, del valor que corre por nuestras venas, y corrió la sangre como en ninguno más) sólo había barro y piedras que nos servían a los niños de entonces para los famosos “apedreos” entre las calles. La gente humilde no tuvo otra opción que emigrar (inmigrar, preferentemente) y los pueblos se vaciaron en un plis-plas. Y, claro, perdieron esa única felicidad de poder convivir con sus padres y abuelos a los que volvieron a ver ya pasados muchos años.

La miseria era asoladora después de la guerra-civil y hasta el año 1948, nacimiento de un servidor, no se empezó a medio “vivir” en este país. Pero, eso sí, todos los pueblos tenían Cura y Médico y, por descontado, Maestros de Escuela (y Maestras, porque los niños y las niñas no compartíamos aula, el Régimen lo prohibía taxativamente) que al inicio y al final de las clases nos obligaban a cantar “cara al sol” y “prietas las filas”. El Médico, el Cura y el Alcalde eran los amos del pueblo, y los pobres Maestros de Escuela (así se les llamaba) las pasaban “canutas” hasta el punto de que se decía que “pasas más hambre que un Maestro de Escuela”. Por cierto, mi abuelo Antonio Triviño Caballero, Maestro de Escuela y padre de siete hijos, un hombre sabio que enseñó a leer y escribir a mucha gente fuera de la Escuela, decía: “Mucha gente, porque saben leer y escribir se piensan que no son analfabetos”, y lo decía, sobre todo, en referencia a muchos latifundistas presumidos de entonces. Fue “depurado” por el Régimen (las antiguallas del VOX actual) y mandado a La Torre de Miguel Sesmero porque no aguantaban su enorme cultura y sabiduría… y porque era un hombre honesto y trabajador, pero de izquierdas que en la República escribía en prensa. Los caciques de entonces -como lo serán los que ahora se han “adueñado” con malas artes políticas de muchos pueblos gracias a una ley electoral funesta con la que el que gana no gana- no lo podían ver, como no podían ver a nadie que no fuera, como ellos, un necio vividor al servicio del Régimen.   

La infancia de un servidor, como no podía ser de otra forma, transcurrió conviviendo con los demás niños (de treinta y tantos que íbamos a la Escuela, casi la mitad lo hacían ¡descalzos! Sí, he dicho ¡descalzos!, como los indios de las selvas) y la calefacción consistía en una lata grande de tomates con unas ascuas de la lumbre de casa, y ¡cuán afortunado éramos yo y mis primos! que podíamos jugar con alguna pelota de goma y con un camión pequeño de madera que mi abuelo Antoliano nos regalaba siempre por los reyes. La vida, en general, era dura, muy dura, y no se puede admitir esa frase de que “cuán felices éramos cuando no teníamos nada”. Después vinieron los gringos y, ciertamente, todo cambió un poco y España se puso de moda en el mundo por sus playas y por su gastronomía a precio de saldo, pero la gente sólo podía salir adelante gracias a las famosas -que hoy todavía perduran- horas extraordinarias. Aunque eso sí también llegó la música de los años 60/70 y, cuando menos los jóvenes de entonces, pudimos disfrutar in situ de esos grupos españoles incomparables de todos conocidos, ingleses (no me puedo saltar sin nombrar a The Beatles y a The Rolling Stone) y americanos, amén de un sinfín de solistas de todos los países del mundo mundial, incluida España y sus incomparables Julio Iglesias, Raphael, Camilo Sesto, Nino Bravo y tantos otros que no sólo llenarían un amplio artículo sino unos cuantos libros o más. Quizás, la mejor música de todos los tiempos sin duda alguna, aligeró un poco ese dicho de la felicidad sin nada de nada, al menos, para los jóvenes de esa época y más para los que, como un servidor, la vivió en Madrid.

Pero, sin olvidar que, en los pueblos de todo el país, la vida seguía siendo ruda y triste para la mayoría y sólo los latifundistas (unas cuantas familias en cada pueblo) vivían en la opulencia, y los que consiguieron salir adelante fue a base de grandes carencias y muchísimo trabajo a todas horas. No quiero explayarme con las penalidades, mas no, en absoluto es cierto eso de: “qué tiempos aquellos tan felices cuando no teníamos nada”. No puede ser que, como dijo, Johann W. Goethe: “Todos vivamos del pasado y nos vayamos a pique con él”.        

sábado, 10 de junio de 2023

10/06/2023 - DOS RECUERDOS DEL AÑO 2010 (ESTIRPE EMBACAUDORA UNO Y DOS)

Cuando lean este extenso escrito -que siempre agradeceré la paciencia de los que lo hagan- ya me contarán sino podría ser un “artículo” de actualidad hoy con vistas a las próximas Elecciones del 23-J. Ni que decir tiene, con sus correspondientes correcciones (obviamente, no muchas, por desgracia), pues han pasado 13 años desde que servidor lo publicó.

No me cautiva, en absoluto, aplicar a toda la clase política dominante el término “embaucadora” peyorativamente, ya que, excepciones, entre tantos como son ahora, es seguro que habrá alguna o, quizás, más de una. Aunque, al paso que vamos, terminaremos “italianizados”. O sea, como señala un cronista desde Roma, convertidos en un país cínico y descreído donde nadie se escandaliza por nada; donde los escándalos, cada uno más grande que el anterior, han generado un clima de miedo y asco, de luto y vergüenza entre los honrados. O, lo que es peor, haciendo bueno el Régimen anterior a la “monarquía parlamentaria” que, dicho sea de paso, sólo disfruta un pequeño sector de la población, pues no es difícil darse cuenta de que toda la política actual gira hacia una forma brutal de corporativismo. Entendido éste, con sentido peyorativo (valga la redundancia), para designar cualquier política intervencionista que favorezca a las sociedades anónimas características de los sistemas capitalistas modernos; y olvidando que el Gobierno, como dijo George Madison, “ha sido instituido para proteger la propiedad de todo tipo y que sólo un Gobierno es justo cuando imparcialmente asegura a todo hombre lo que es suyo”, incluido, como no, sus derechos laborales y sociales ganados con sudor y lágrimas e incluso, en muchos casos, con sangre.

Es, por tanto, que los españoles -me temo- pronto estaremos desposeídos de la mayoría de nuestros derechos fundamentales por razones de “esta crisis” y de las que se “inventen” cada equis tiempo (ciclo económico, le llaman “ellos”), entre cinco y diez años. Aunque, eso sí, al estilo de los peruanos, es decir, “meciendo”, que, como enjuicia Vargas Llosa, es haciendo que todo se demore, ande mal, nada funcione y reine por doquier la confusión y la frustración. Pero, para que no se note, se utiliza talento histriónico, parla suasoria, gracia, desfachatez, simpatía y una pizca de cinismo (no hay nada más que ver las comparecencias de algunos ministros o de los representantes de la oposición para comprobarlo). O sea, sé, embaucando, para entendernos.

Mas, como durante el tiempo que llevamos de “democracia” -que más parece de “despotismo oligárquico” de las formaciones más significativas nacionales y regionales- ha gobernado la “izquierda” bastante más que la “derecha” y resulta que lo que está ocurriendo, me parece a mí, se asemeja bastante (con perdón) a un talante totalitario, a un espíritu dictatorial, y aunque el PSOE no es sino una “izquierda descafeinada” (mejorando mi anterior concepto de la partidocracia más representativa para que no me digan… radical, extremista, rudo, intransigente, etc.), queda muy claro que gobernando ellos está resultando con la Banca (y Cajas de Ahorro) lo que definió Franklin D Roosevelt como (me niego a emplear el sinónimo que él empleó)“totalitarismo”: “La primera verdad es que la libertad de una democracia no está a salvo si la gente tolera el crecimiento del poder en manos privadas hasta el punto de que se convierta en algo más fuerte que el propio Estado democrático. Eso, en esencia, es el totalitarismo: la propiedad del Estado por parte de un individuo, de un grupo, o de cualquier otro que controle el poder privado”.

Así, es de esperar que no terminemos como en la Italia de Mussolini que, como todo el mundo sabe, era un ex socialista; porque, si bien el adjetivo “totalitarismo” se asocia con las posturas políticas de extrema derecha y las ideas y aptitudes racistas, intolerantes o autoritarias y el desprecio por el diferente, el marginado, el que no piensa del mismo modo o las minorías, los datos económicos y sociales actuales de nuestro País denuncian una política propia de una ralea dictatorial.

Y si no que se me explique: ¿Por qué sucede, según el Catedrático de Políticas Públicas en la Universidad Pompeu Fabra, Vicenc Navarro, que, como consecuencia de la entrada en la unión europea y el euro, hubo una reducción del gasto social que afectó a las clases populares y a sus pensiones, su sanidad, su educación, su vivienda social, sus servicios sociales y muchas otras transferencias y servicios públicos? ¿Y por qué esta reducción se realizó no a base de aumentar los impuestos de los grupos más pudientes (que incluso descendieron) sino, como he dicho antes, a base de reducir el gasto social y el continuo retraso en el desarrollo del “¿Estado del Bienestar” (todavía a la cola de la UE) que se agravó durante el periodo 1995-2004 en el que, lógicamente, disminuyeron las rentas del trabajo considerablemente y aumentaron las del capital? Algo así como lo que está ocurriendo ahora: Que el déficit (aún a pesar de que el gasto de personal de las Administraciones Públicas ha subido en los últimos ocho años el 71,4%) y la deuda pública, como defiende el Sr. Navarro, no son el problema; sino el desempleo y las enormes desigualdades de renta consecuencia de las políticas de los últimos 30 años que han creado un macanudo problema de falta de demanda interna, de falta de consumo. Eso, y el añadido de la burbuja inmobiliaria y la crisis, han dado lugar a que las clases menos favorecidas tengan que apretarse el cinturón para “ayudarles” a quienes nos han estafado a todos. 

O, por qué, recientemente, el Banco de Santander, con el Sr. Botín, y su hija Ana Patricia, presidenta de Banesto al frente, han aplaudido las reformas del gobierno Imagínense a quienes van a beneficiar. ¿O es, quizás, que este Banco es el máximo acreedor de los 45.000 millones de euros que el Estado adeuda a la Banca? ¿O será, tal vez, que, el Sr. Botín y su “niña”, sufragan - ¿a cuenta? - los gastos para que se puedan celebrar esos mítines estilo Hollywood de las dos grandes formaciones españolas?

O, ¿cómo se explica que hace el laico Zapatero en una organización religiosa ultraconservadora, profundamente anti-socialista y contraria a la liberalización de las costumbres?… ¿Por una foto deja unos jirones de dignidad y defrauda a quienes lo acompañaron en la lucha por los derechos básicos frente a la Iglesia Católica y sus grupos de presión?

O que una gigantesca estafa global protagonizada por banqueros y financieros la quieran convertir en una irresponsabilidad de las clases medias bajas (trabajadores se llamaban antes) a las que aquí en nuestro país se quiere obligar, mediante el aumento de los impuestos al consumo, a reponer el latrocinio de los primeros con su esfuerzo y su sudor.

O esos datos de Extremadura, mi CCAA de nacimiento, que dan sacudidas… sociales. Con perdón, porque ya sé que llevo dando datos bullangueros de esta tierra mucho tiempo, pero esto es lo que hay, ya que, con más de 440.000 pobres, unos 225.000 pensionistas pobres también (la pensión media de los extremeños está 190 € por debajo del umbral de la pobreza), como 300.000 obreros mileuristas, rozando el umbral de la pobreza así mismo, a la cola del poder adquisitivo europeo (Extremadura es la única región española cuyo poder de compra se sitúa entre los más bajos de la UE-27), etc., etc., uno se pregunta: ¿después de 32 años de régimen de libertades?... Si bien, justamente, se podría precisar, sin temor a errar: ¿después de más de 70 años de influencia? Porque, ¿cómo alguien, que se tiene por buen español y mejor socialista, puede, en esta mísera región, aceptar un Estatuto que le otorga reconocimiento, atención y apoyo; tratamiento y honores y, claro, medios personales y materiales como una oficina y todos sus gastos, atenciones de carácter social, alquiler, tres puestos de trabajo al menos, un vehículo oficial y chofer, dietas, indemnizaciones por gastos de viaje, estancias y traslados, gastos protocolarios, seguro de vida durante el equivalente a la mitad del tiempo que ha permanecido en el cargo, servicio de seguridad, asignación mensual (al parecer, 8.000 € al mes hasta la jubilación y 6.000 luego) y que, por supuesto, se podrá incorporar al Consejo Consultivo de Extremadura y percibir, si le interesa más, la asignación como miembro del mismo? Y a lo que, además, por si el estatuto no fuera suficiente, hay que añadir la jubilación de la Universidad con sólo año y medio de permanencia (para los de la “O” de su partido piden sus compañeros como mínimo 25 años) y, seguro que, con otro “sueldo”, lógicamente, compatible con todo lo anterior. En fin…

Volviendo a lo inexplicable -fuera de una “estirpe embaucadora”, obviamente- común para todos (extremeños incluidos, claro está), ¿se concibe que el plan antifraude del Gobierno (¿de izquierdas?), según han denunciado los inspectores de Hacienda, no piense tocar la fiscalidad de las SICAVs -el instrumento de inversión preferido por los grandes patrimonios y donde esconden su dinero tantos y tantos profesionales liberales- y si actuar con contundencia contra el pequeño contribuyente que ni sabe ni tiene medios para defenderse?

O sino es, o está muy cercano al “totalitarismo”, todo lo que les detallo en la segunda parte de “ESTIRPE EMBAUCADORA”.

 

ESTIRPE EMBAUCADORA (DOS)

 

Tal es el caso de que los beneficios empresariales entre 1999 y 2007 experimentaran un crecimiento (en términos reales, una vez descontada la inflación) de casi el 50%, el valor de las acciones y demás activos financieros aumentara un 90% y el patrimonio inmobiliario se revalorizara un 125% aproximadamente; mientras durante este mismo periodo el salario medio apenas creció un 1%, la pensión media un 18% y la prestación por desempleo un 4%. Está más que claro eso de la privatización de los beneficios y la socialización de las pérdidas, digo yo.

¿Cómo se masca, entre demócratas, eso de arropar la desinformación, la poca y mala educación y el capitalismo de amigotes para exprimir a los ciudadanos y el derroche en publicidad para comprar y domar opiniones (la vulgar censura de los que no hace mucho decían: ¡ya se puede hablar!) de los principales medios escritos?

¿Por qué se compran los votos -sobre todo en los pueblos extremeños y andaluces- mediante un empleo mal pagado y en condiciones impropias de un sistema democrático para asegurarse las elecciones de manera indefinida?  

¿Qué es comprar CO2? ¿Qué es comprar contaminación? ¿Democracia?

¿De quienes es propio “secuestrar” el sindicalismo (obra maestra de D. Felipe González Márquez con la formación no reglada) para que no estorbe el mangoneo político y financiero y silencie la calle?

¿A qué estirpe política pertenecen los que desde un partido socialista y obrero son capaces de justificar dos o más sueldos “altísimos”, cuadra de caballos, vehículos de lujo, una pensión excepcional, yate, estudios de los “niños” en el Reino Unido o USA, escarceos en los sitios más caros y sofisticados de las grandes ciudades, las mil y una corbata de seda diferente y los trajes de Hugo Boss, los viajes a esas islas maravillosas del Egeo o del Pacífico con dinero público naturalmente o al distinguido paraíso fiscal de Mónaco, la finca de caza (sin refinería cerca), el safari en Kenia, etc., etc., entre otros gastos y placeres reservados a la élite capitalista prominente, amén de prestigio y reconocimiento por ser traidores a su conciencia y proteger a las clases privilegiadas (ricos y banqueros) para que siga habiendo, en la moderna sociedad, ilotas y parias como cuando se inventó la democracia?

El dictador se valía del futbol (sobre todo del Real Madrid) y los toros (con El Cordobés a la cabeza) para ocultar al pueblo sus penurias siguiendo el consejo de Goebbels que mantenía que importaba más el futbol que tomar un pueblo; pero, ¿y ahora?, ¿qué se hace ahora? Hay futbol casi todos los días de la semana (ya hasta los lunes), los periódicos deportivos son la prensa más vendida y todos los medios de comunicación se ocupan más tiempo de Ronaldo que del Presidente del Gobierno o de los temas políticos en candelero.

¿Se puede saber a qué prosapia -perdón- dictatorial corresponde permitir unos salarios miserables (que encima pretenden bajar), unos contratos basura y unas condiciones de trabajo que rozan el esclavismo? ¿Quiénes son los responsables de que casi el 30% de los trabajadores tenga contrato temporal al que sólo corresponden ocho días de despido o nada, mientras los Altos Cargos del Estado se suben la nómina -a pesar de la crisis- el triple que la inflación y cobran de media 154.034 €/año y los 82 consejeros del Ibex cobran de media 2,2 millones de €/año sin contar aportaciones a planes de pensiones ni gratificaciones extraordinarias o incentivos plurianuales?   

Podría seguir enumerando casos que demuestran el talante de la política actual -la más dañina para la clase trabajadora en mucho tiempo- hasta llenar unas pocas gigas de mi ordenador (tal es el caso de las prejubilaciones; la pretendida reforma de las pensiones; el famoso dialogo social entre los que no representan a casi nadie; el paro juvenil y el contrato de esclavitud que se les quería imponer -extensible más adelante al resto de los trabajadores-; el paupérrimo salario mínimo y todos los salarios de la clase media; el número de altos cargos y personal de libre designación; el dinero que nos cuesta a los ciudadanos mantener las agrupaciones políticas y sindicales -cien mil políticos y trescientos mil sindicalistas-; las mil y una tasas; el deterioro sanitario y la deplorable educación pública;  la justicia de la injusticia; la emigración descontrolada que ahora no hay dios que arregle; la decadencia universitaria; los consejos económicos y sociales de las CCAA -¡a cobrar por firmar!-; las cámaras de comercio; la permisión de la injusta propaganda para incitar al consumo de lo insubstancial; la declaración de la renta y los impuestos -de los trabajadores, claro-; la universalidad de las medidas sociales; el botellón de los menores y las policías locales; la economía sumergida de ciertos colectivos; la unidad de medida para los pobres y la propia pobreza; la política agraria comunitaria; la “piratería” informática; la banca privada -y su usura y expoliación consentida- de la banca privada; etc.; etc.; etc.; …etc.), pero no es de recibo abusar de la condescendencia de quienes tienen la bizarría de leer mis escritos y de los periódicos que me distinguen con publicarlos.

Así pues, epílogo sobre la “estirpe embaucadora” que, quien nos lo iba a decir hace 32 años, ha hundido, no sólo nuestro futuro económico, sino nuestra ilusión de vivir en un país democrático y libre sin ataduras de ninguna especie.

Porque quienes nos gobiernan, desde los distintos gobiernos de las CCAA y del país, y desde la oposición, lo hacen: Fomentando la falta de educación (cuanto más ignorantes, mejores votantes) para el dominio de las conciencias y las opiniones y el incivismo para preservar sus status caciquiles (ninguna oveja es capaz de comprender que hay un mundo más allá de los perros que las pastorean…). O sea, el pueblo condenado a la miseria intelectual y económica para su fácil sometimiento y esclavista explotación.

Haciendo una sociedad adoctrinada en el libertinaje, sin justicia (o con justicia, pero sólo para algunos) donde la corrupción, la manipulación, la explotación, el avasallamiento, la degradación, la intolerancia, la conciencia errónea, el esclavismo legal  y la impunidad junto al nepotismo y el despotismo se aposentan como forma de hacer política, ya que, el poder absoluto -la dictadura partidista- lleva ya treinta y dos años en manos de los mismos (PP-PSOE) protectores de las clases privilegiadas para que sus corruptelas sean ocultadas.

Y así han quedado, como señala Ángel Ruiz Cediel, los cinco derechos básicos de la Constitución: “El derecho a un trabajo digno convertido en desempleo a raudales; el derecho a una vivienda digna transmutado en esclavitud hipotecaria; el derecho a una Sanidad Pública de calidad trocado en desesperación; el derecho a una Justicia justa y sin distinciones en ley injusta y sentencias más que discutibles; y el derecho a una Educación gratuita y de calidad en adoctrinamiento. De modo que, después de estos treinta y dos años de gobiernos fallidos, están a punto de convertir a España en un Estado igualmente fallido tipo Haití, Somalia, Afganistán, Irak, Yugoslavia o tantos otros. Dicho en otras palabras: Sólo hemos cambiado de régimen, y, por más que cada cuatro años tengamos una teórica oportunidad de elegir a quién queremos que nos gobierne, únicamente se puede elegir a uno de los brazos de la misma bestia: PP o PSOE”. ¿Alguien puede creer en conciencia que el PP deshará lo que el PSOE hizo contranatural y a trasmano, o mejor creerán que, mirando al tendido, se aprovechará de ello y perpetrará otros despropósitos más hacia el abismo como ocurrió con el anterior Gobierno del Sr. Aznar?

Siguiendo con Cediel: “Ayer, dictadura; hoy, democracia. El resultado: el mismo. Hoy no te meten en la cárcel por pensar distinto: te marginan, ningunean, aíslan, silencian, desacreditan; hoy no es el yerno o el sobrino del líder quien amaña las licitaciones o se cuela de rondón en las Administraciones: los partidos colocan a sus criaturas; hoy no te ejecutan por resistirte desde el credo: te anulan, te degradan o hasta te condenan por causas absurdas… “Oye… ¿Qué tenemos contra éste?, ¿recuerdan?...

Por todo lo dicho: Es justo rebelarse contra el hambre y la injusticia, contra la discriminación y las torturas, contra la esclavitud y las mordazas, contra la tiranía. Es vital y urgente reclamar rectitud en los actos y en las palabras, un mínimo de honestidad en expertos, gobernantes, economistas, periodistas y demás portavoces de la sociedad que de manera creciente participan, consciente o inconscientemente, en la ocultación y la tergiversación de la realidad. Todos los ciudadanos, sin excepción, estamos obligados a disentir de quienes nos atropellan y se valen de nosotros y de nuestro quehacer para sus prácticas despóticas, sus depredaciones y su regodeo en nuestro necesitado amoldo de la situación y recelo a la delación.

martes, 6 de junio de 2023

06/06/2023 - DOS RECUERDOS DEL AÑO 2010 (I) EL SLOGAN

No pensaba escribir más escritos “criticones”, pero como dice el viejo refrán: “cuando un tonto coge un carril, el carril se acaba y el tonto sigue”. Quizás eso me está pasando a mí. Y repasando escritos ya publicados en el año 2010 y viendo la que nos puede caer el próximo 23 de julio si ganan los “farrucos” he decidido atacar de nuevo con los “fusiles” de hace 13 años, que, por cierto, y curiosamente, no están aún todos en desuso. Claro está, que aquel escrito -no lo olviden- puede valer para el bipartidismo.

De lo primero con que quiero (¡maldita sea!, como se dice: ¿reescribir puede ser? Bueno como se diga) molestar un ratito es con algo de uno de los recuerdos que trataba del “Slogan”. Algo que, en mi modesta opinión, es importantísimo en unas Elecciones, y más si son, como las próximas, Generales. El “Slogan” que utilicé en aquel escrito (“La frescura engorda a las criaturas”) fue sacado de uno de mis recuerdos de niño cuando en mi pequeño pueblo (entonces tenía unos 700 habitantes, ya sólo le quedan algo menos de 240, imagínense porqué) una buena señora vendía los helados por la calle a la que llamábamos todos los niños “la gobierna”, y que, cosas de la imaginación de la gente de entonces (Einstein mantenía que el verdadero signo de la inteligencia no es el conocimiento, sino la imaginación), utilizaba el “Slogan”, reitero, “La frescura engorda a las criaturas”, que voceaba con insistencia durante su recorrido.

Voy a auto plagiarme algunos párrafos del escrito de entonces que considero siguen, en cierto modo, estando aún de actualidad, aunque, obviamente desconozco cuál será el “Slogan” que utilicen tanto los “farrucos” como los que gobiernan aún.

“Hoy día, sin el curiosamente -o quizás sí-, a esta buena Sra., que vivió en la pobreza (como, nada menos, que el 20% de los españoles y - ¡horror! - el 41% de los extremeños actualmente), el Gobierno le está “plagiando” su Slogan, “La frescura engorda a las criaturas”, y lo divulga por los cuatro confines del Estado... Escondido, como no, y claro está, en esa perífrasis de moda: “necesario para contentar a los mercados y proteger el sistema financiero”. Pero, indudable, “la frescura” no es la de los helados; ni “las criaturas” somos los niños de los años cincuenta. Ahora “la frescura” es la suya para imponer esas normas -“muy necesarias”, dicen- que, como la subida del IVA y de los combustibles, la flexibilización del despido, la desvinculación de la subida del IPC de los salarios (de los míseros salarios de la mayoría de los trabajadores españoles -18,3 millones, de los 27 millones que perciben alguna “soldada”, ganan menos de mil € al mes-; no digamos ya de los pocos que tienen trabajo en Extremadura -si exceptuamos los que lo hacen para la Junta, que emplea a unos ¡45.000 explotados!, una gran parte de ellos producto de la copiosa sinecura- que sueñan con llegar algún día a mileuristas), el contrato único, la congelación de las pensiones (¡y qué pensiones!, sobre todo, las de los extremeños que están más de 200 € mes por debajo de la media nacional y son las segundas más bajas de España), la rebaja de los sueldos de los funcionarios (y de la mayoría de los contratados de la Administración -algunos con contrato en fraude de ley, y uno, que yo sepa, vilipendiado por su Director y por su Jefe de Personal- que no llegan siquiera a los mil €/mensuales), etc., etc., van camino de conseguir que una gran parte de la población de este país se encuentre en la dramática situación que sólo tienen la valentía de denunciar los periódicos digitales y -quizás paradójicamente-  el Periódico Extremadura: “con sólo algo, muy poco ya, para poder perder” y perseguidos por el Erario… Lo que no se hace con los ricos y poderosos, imagino, porque en ese apartado están ya una gran parte de los gerifaltes a los que ha venido Dios a ver con la Democracia.

Y las “criaturas”…, todos sabemos quiénes son: la banca más usurera del mundo (aprovechando el rescate para aumentar los beneficios y los sueldos millonarios -en euros- de sus directivos y ejecutivos) y las Caja de Ahorro (encubriendo en  la obra social la corrupción manifiesta -incluso la clerical- y las condonaciones a la política); todos los que forman parte de ese club “Bilderberg”; las élites (todas sin excepción) que disfrutan de las SICAVs y, ahora también, de los SIF luxemburgueses; el empresariado que más deja que desear de toda Europa, apandado cuando las cosas van bien y llorón, zascandil y déspota cuando van mal; y, para no alargarme, la clase política dirigente con el socialismo neoliberal de “Loewe” a la cabeza.

Así, dicho sea de paso, si todas las “criaturas” contribuyeran con lo que les corresponde y dejaran a la Hacienda Pública “dar un palito” a la economía sumergida, dispondríamos de unos ¡100.000 millones! más de euros. O sea, seriamos uno de los tres Estados más ricos de la UE y no necesitaríamos otra cosa que combatir la corrupción política y las abismales desigualdades sociales que ésta ha generado.

Por cierto, lo que habríamos disfrutado los españoles con ese mundial de futbol que hemos ganado (aún a pesar de ser el futbol el medio más utilizado para distraer de los problemas más acuciantes) si no hubiéramos sufrido el engaño político y social del neoliberalismo (aquí enmascarado en una formación que se autodenomina socialista, pero que está muy cercana al fascismo de izquierda) que ha traído a la sociedad: desazón, humillación, impotencia, injusticia contributiva, una carga impositiva imposible de soportar, indefensión, miseria salarial y reducción progresiva del poder adquisitivo, iniquidad, indolencia, desconfianza, saqueo de bienes en la legalidad, canonjía desmesurada, anarquía cívica, desarrollo de la burrología, desprecio por la educación y la cultura, abandono juvenil (cualquier niño o niña de 12 años se puede emborrachar donde les plazca, a la policía municipal encargada de evitarlo le importa un bledo), manipulación de las conciencias, ocultación en los medios de difusión (muchos alcahuetes pagados) de la más mínima opinión contraria a sus procederes, intolerancia con quienes no comparten sus ideas y proyectos de despotismo, un enjambre de mercachifles avispados y otro de políticos olímpicos del cardhu, derroche propagandístico (Goebbels era un amateur al lado de los “cerebros” del Gobierno, y no digamos ya al de los “talentos” de la Junta de Extremadura), el mismo número de políticos para una población de 46 millones de habitantes que para una de 300 millones, POBREZA…, y pavor por el futuro de nuestros hijos”.

Qué pena pues…, un slogan tan bonito, tan humilde y tan sincero, convertido, por cuatro oligarcas que se creen demócratas, en un instrumento neoliberal para expandir las desigualdades sociales y destruir el sueño de un Estado justo del bienestar.

Bien, como me he extendido un pelín, para no cansar demasiado, la segunda parte -ESTIRPE EMBAUCADORA-  en unos días. Pero que se vayan haciendo a la idea los de todos los “bandos” que se presenten a las Elecciones del 23 de julio, que el “Slogan” que elijan tiene mucha importancia. Y si no que se lo digan a los “socialistas” que lo han vivido en las pasadas Municipales y Autonómicas con uno “perrero” lleno de preposiciones que, dicho sea de paso, nunca son aconsejables en un “Slogan” …, salvo excepciones, como cuando el PSOE se presentó con el famoso “Por el Cambio”.