LA ESPAÑA QUE
QUEREMOS
La España que
quieren estos falsos socialdemócratas es, sencillamente, esta: La que protege a
sus familiares y a sus amigos y la que fomenta el clientelismo como medio sibilino
para seguir gobernando y “poniéndose las botas” a cuenta de cuatro pobres que
poco pueden hacer ante las pillerías permitida a banqueros y grandes
empresarios siempre favorecidos con las ignominiosas reformas laborales y la
falta de leyes que les impida sablearnos
de la manera tan fácil como lo hacen. La España que quieren estos, reitero,
falsos socialdemócratas, es la España de tambores y panderetas, futbol, toros y
faranduleo al por mayor como es propio de la derecha más recalcitrante y más
involucionista del corte del PP y de Vox. A ellos, como a los otros, el
progresismo de la población no les interesa para nada, sólo les interesa el
suyo y el de los suyos: hacerse ricos (en aumento cada día en España) y que los
pobres (también en aumento desmesurado, ya rondamos el 40% de la población, con
nada menos que ¡2,6 millones de niños! en riesgo de pobreza) se las apañen como
puedan, incluso teniendo trabajo. Casi un millón de hogares sin ningunos
ingresos dice claramente la España que tenemos y la que esos envilecidos quieren
seguir teniendo para su exclusiva servidumbre.
Ni he leído, ni
lo haré antes de votar, el programa de ningún partido político. No hay nada más
claro que todo lo que expresen esas gacetillas luego servirá de muy poco, por
no decir de nada. España es una desvergüenza democrática y lo seguirá siendo,
salvo que alguno de los partidos progresistas (Podemos y, si se regenera un
poco, Ciudadanos) tengan un alto porcentaje de votos en las próximas
Elecciones. Cosa, por otra parte, poco probable teniendo en cuenta el
clientelismo que en cuarenta años han conseguido acumular tanto el PSOE como el
PP; sumado, desvergonzadamente, a esa Ley de D´Hont que los protege
descaradamente Pero en fin…
La España que
queremos todos los españoles, con la única excepción de los casi ¡500.000
políticos! que se están mamando poco a poco el Estado, es una España donde los
poderes económicos (no representativos) no se impongan –como han hecho hasta
ahora- a los poderes políticos (representativos) derrotándolos una y otra vez,
en mi opinión, consentidamente, y donde la Sanidad (sin externalizar), la
Educción (sin subvencionar la privada), la Justicia (sin mantener convenios con
el Centro de Estudios de la patronal bancaria, que lo dice todo), y los
Servicios Sociales dependan única y exclusivamente del Estado Central (la
Justicia, por supuesto, independiente de cualquier poder político). Donde no se
acumulen cerca de un millón de personas (sólo en Andalucía más de ¡500.000!, y
en la Extremadura despoblada, más de ¡100.000! personas en las listas de espera
para una intervención quirúrgica). Una España sin Autonomías (y nos ahorramos
el vodevil de Cataluña), para que no se den esas duplicidades de Organismos
Públicos y esas incontables Empresas Públicas que sólo en Andalucía cuestan al
año la friolera de ¡13.500 millones de euros!, con el único fin de mantener el
ya dicho clientelismo y los bolsillos de políticos y sindicalistas llenos para
que sus niños puedan estudiar en el extranjero como los hijos de los Emires.
Una España donde las Empresas de Servicios (Gas, Electricidad, Combustibles,
Telecomunicaciones, etc.) estén bajo control Estatal para que no puedan llevar
a cabo el expolio que todo el mundo conoce, ya que, todos los servicios son los
más caros de Europa (las Eléctricas ganan 10.000 euros por minuto) a pesar de
ser nuestros salarios los más bajos. Una España donde el IRPF sea progresivo y
no regresivo como es ahora, y donde las rentas del 96% de los declarantes no
sea de los que ingresan menos de 60.000 € y de ellos el 85% menos de 30.000 €;
por descontado sin las conocidas bonificaciones por planes de pensiones, letras
del tesoro, etc. que sólo los que ganan más de 30.000 € pueden adquirir. De
modo que nadie hable de que la política va contra las clases medias, porque el
llanto por la subida fiscal es cliché ideológico, oportunismo político o simple
hipocresía, lo que más les guste.
Por último, ni
que decir tiene, que la España que queremos no es esa que despilfarra cada año
más de ¡50.000 millones de euros!, ni la que nos birla otros más de ¡50.000
millones! en concepto de corrupción política y “perdona” al Ibex nada menos que
¡90.000 millones de euros! en impuestos que no pagan. Amén de dar por perdidos
otros ¡60.000 millones de euros! que prestamos todos los españoles a Cajas de
Ahorro y Bancos rescatados. Y claro, por no explayarme demasiado, una España
que no se gaste al año ¡1.901 millones de euros! en mantener los ¡39.600
vehículos! oficiales que se utilizan, según parece, más que los todopoderosos
Estados Unidos de América.
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