LA TERCERA
GUERRA MUNDIAL
La tercera
guerra mundial ya ha comenzado. Los nacionalismos son los causantes. Ya lo
avisó Einstein: “El nacionalismo es una enfermedad infantil, es el sarampión de
la humanidad”. Y como señaló Thomas Nashe: “Las leyes, la lógica y los suizos
pueden alquilarse por cualquiera en pro de su causa”. En esta ocasión, al
contrario que en las anteriores guerras,
no hay que asustarse porque no habrá la cantidad de muertos que hubo en las
otras dos. En la tercera sólo van o morirse mucha gente pero de hambre;
sencillamente, porque la tercera guerra mundial es “comercial” (no se va a
utilizar armamento, puesto que de hacerlo sería el final para todos los seres
vivientes en este planeta). Es una guerra de enfrentamiento entre las grandes
potencias económicas (EEUU, China, Japón, Alemania -estos, como no puede ser de
otra forma, van a participar de lleno una vez más- y, si consiguen aunar
fuerzas, los más afamados de entre los países de la UE y de la CEOE con el
Reino Unido a la cabeza… y la India, claro), y ello va producir millones de
muertos (no tantos como en las anteriores) por culpa de los aranceles y la
consiguiente subida –inalcanzable para muchos- de los precios de los productos
más básicos, amén de todos los demás productos, aunque no sean elementalmente
básicos, pero si necesarios para el normal desarrollo de la sociedad del siglo
XXI (caso del petróleo, aunque haya quienes nos quieran convencer de que está
finiquitado), y que de forma indirecta dará lugar a muchas víctimas más
motivadas por la falta de trabajo, de una sanidad totalmente deteriorada y de
una educación y unos servicios sociales prácticamente inexistentes.
Todas las
guerras del mundo -que por desgracia son muchas- se inician por motivos
económicos, y esta tercera no podía ser menos. Pero quede claro, que esas
guerras, “pequeñas” guerras, sobre todo en África y Oriente Medio, no dejan de
ser provocadas por los grandes fabricantes de armas para mantener sus
suculentos negocios, y como dijo El Roto ocurren porque “cuando se venden las
armas éstas llevan consigo la guerra” (España, dicho sea de paso, como ha
quedado claro con la venta a Arabia para que siga su plan de genocidio en
Yemen, es una vergüenza más entre los fabricantes).
El gran capital,
como vulgarmente se dice, “ha sacado los pies del saco” y su ansia de aumento
no tiene límites. Cada día que pasa aumenta de manera desmedida (luego repetiré
algunos datos expuestos en otros escritos) y ello sucede, como es de lógica
comprensible por el más ignorante, a costa del mundo del trabajo que está en franco
deterioro debido a la casi total desaparición del sindicalismo, cuando no de
haberse convertido en displicente como es el caso de España. Por consiguiente,
una toma de la Bastilla a nivel mundial o un levantamiento del 2 de mayo
también a nivel mundial sería (no va a ocurrir, seguro) lo único que podría
cambiar la situación actual y la que le va a seguir por mucho tiempo. África y
Asia serán los grandes descalabrados si antes no se han venido todos a Europa,
y América Central y Sudamérica las demás “víctimas”.
No puede ser que
cada vez hay más gente acaudalada en el mundo y cada vez sus cuentas corrientes
sean más generosas. En el 2018 había en el planeta 42,2 millones de personas
con activos financieros valorados en un millón de dólares o más (2,3 millones
más que en 2017). Todas estas fortunas suman un patrimonio de ¡317 billones de
dólares! El equivalente a más de 300 veces el PIB de España. China añadió el
año pasado 186.000 nuevos millonarios a su lista, mientras el 64% de la
población mundial adulta vive con un patrimonio inferior a 10.000 $.
En España hay ya
cerca de un millón de hogares donde no entra ningún ingreso y 2,6 millones de
niños están en riesgo de pobreza (en mi tierra, Extremadura, pronto seremos
pobres la mitad de la población, y un porcentaje muy alto padecerá pobreza
extrema, suponiendo que antes no nos hayamos ido todos de aquí). Mientras, los
millonarios -no los que aciertan la primitiva- siguen aumentando cada año, y en
la “milla de oro” de Madrid las tiendas de los más pudientes no dan abasto a
vender joyas, ropa, y demás objetos extremadamente costosos. ¿Qué va a pasar?
No lo sé, pero se está jugando con fuego y puede que alguien se queme. Ahora no
va a haber posibilidad de enviar a la guerra ninguna de esas brigadas que se enviaron
a la anterior. Los gobiernos están por mantener la pobreza y la riqueza en
aumento y eso producirá demasiado ayuno. El hambre puede destruir el planeta si
antes no la hace el medio ambiente, que, dicho sea de paso, es otra “guerra” ya
casi perdida.
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