REGENERACIÓN
DEMOCRÁTICA
Regenerar, según
la RAE, significa: “Dar nuevo ser a algo que degeneró, restablecerlo o
mejorarlo”; y también: “Hacer que alguien abandone una conducta o unos hábitos
reprobables para llevar una vida moral y físicamente ordenada”. Está más que
claro: si es preciso una regeneración es porque antes ha habido una degeneración.
Caso claro de este país. Y no ya porque
lo diga su actual Presidente del Gobierno después de ejercer su derecho al voto
a un grupo de periodistas, sino porque, muy sencillamente, con los datos
económicos, sociales y de todo tipo, esta España está totalmente degenerada
como producto del saqueo a que ha sido sometida por las clases elitistas y por
la política de salón de todos sus representantes en todas las Instituciones del
Estado. Aún a pesar de eso que dijo un tal Talleyrand: “Nadie puede sospechar
cuantas idioteces políticas se han evitado gracias a la falta de dinero”. O
como dijo Henry Ford: “Si hubiera preguntado a mis clientes que necesitaban,
habrían dicho un caballo mejor”. Es decir, los españoles tenemos mucha culpa de
la situación a que hemos llegado, debido, principalmente, a nuestra conocida
abulia para exigir lo que nos corresponde y no preocuparnos por lo que estaba y
está sucediendo: corrupción política desenfrenada y expolio ilimitado del
Establishment financiero y la riqueza de las minorías selectas o rectoras sin
que nadie haga nada por regenerarlo. De ahí lo que señaló (como ya cité en otro
escrito) Lord Macaulay: “Aquel que desee conocer hasta qué punto se puede
debilitar y arruinar un gran Estado, debe estudiar la historia de España”. Y
una última cita, esta de Fénelon, para comprender mejor nuestra situación y
nuestra forma poco escrupulosa de solidaridad entre nosotros mismos: “Los que
nunca han sufrido no saben nada; no conocen ni el bien ni el mal; ni conocen a
los hombres ni se conocen a sí mismos”. Desde hace más de un siglo, muchos
españoles vienen arrastrando la injusticia y la intolerancia de quienes los
gobiernan. Antes por las anarquías, después por el Régimen, y ahora, y esta sí
que es ya intolerable, por la democracia. Por eso que llaman democracia, pero
que, obviamente, dicta mucho de serlo mientras no se “regenere” la clase
política con una ley electoral que sea un poquito solamente más proporcional
que la que tenemos. Porque ya me contaran Vds. que democracia es esta en la que
yo me tengo que tragar al Sr. o Sra. totalmente para mí desconocidos, que los
partidos políticos, por sumisión incondicional y por otros temas inconfesables,
me colocan en una lista cerrada hecha a su conveniencia. Se ha comprobado
preguntando en la calle como había una mayoría de personas que ni tan siquiera
conocían el nombre de su Alcalde (salvo pequeñas poblaciones, evidentemente), y
mucho más, en este caso con los pueblos pequeños incluidos, al Presidente de su
CA. No digamos ya a Ministros y otros cargos como Presidente del Congreso o del
Senado. O sea, un desastre de democracia educativa. Y cuando en la democracia
falla la educación y la formación e instrucción, falla todo el sistema
democrático y se convierte en una dictadura blanda que permite el expolio
político y financiero que los españoles estamos consintiendo sin darle la mayor
importancia. Aunque ya haya ¡once millones de trabajadores pobres! y la pobreza
alcance cuotas tan elevadas como más del 40% de sus habitantes en el caso de Extremadura.
Así pues, Sr. Sánchez, tiene Vd. razón: Hace mucha falta una regeneración…
política, sobre todo.
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