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sábado, 24 de agosto de 2019

24/08/19 - SI LOS TONTOS VOLARAN...


SI LOS TONTOS VOLARAN…

…No se veía el cielo. Esta frase la dijo, hace muchos años (servidor era un niño), un hombre analfabeto pero muy listo de mi pueblo. Y desde luego, después de ver cómo está la política, intentando -espero que no tenga éxito- meterle un trágala intragable a Podemos para poder seguir por la senda del expolio generalizado que trata incluso de que paguemos peaje hasta por circular por las carreteras que hay entre nuestros pueblos, me da que tenía bastante razón.

Porque, en primer lugar, se necesita ser muy tonto para seguir votando, pues no nos damos cuenta de que con el sistema actual no elegimos a nuestros representantes, son los partidos políticos quienes nos los imponen (más de un cazurro en muchos casos, y sino un salteador de caminos o eso que Santiago Carrillo llamó un “culto tonto” refiriéndose a Adolfo Suarez), lo que viene a ser lo mismo que cualquier dictadura sólo que con el diferencial de que hay más de un dictador, pues cada partido tiene el suyo, por descontado, dependiente del establishment financiero todos. Es decir, “a partir del recuento de votos, los votantes ya no cuentan” como señaló El Roto. Lo que viene a significar, aunque sea por ignorancia, que: “un pueblo que elige corruptos, impostores, ladrones, y traidores (pueden leer si lo ven más claro: ministra Valerio), no es víctima, es cómplice”, como dijo George Orwell. Y no vean si hacemos caso a G. K. Chesterton, que se explayó diciendo: “Democracia significa gobierno por los sin educación, mientras que aristocracia significa gobierno por los mal educados”. Nuestros gobernantes están, por regla general (sólo hay que ver sus intervenciones en el Hemiciclo) lo que vulgarmente se dice “raspados”, y nuestros aristócratas (hasta sin haber ido a la escuela puede salir alguno sólo con militar en el PP o en el PSOE) no difieren mucho de los anteriores, su filosofía es conocida mundialmente: el trinque con el mayor sueldo posible aunque se sea un auténtico tarugo y la predisposición a la fiesta, sea la que sea y se lleve a cabo donde sea. Y claro, así nos va… políticamente hablando.  

Si nos referimos a los dos principales partidos que han gobernado este país y sus regiones, provincias, comarcas y pueblos, vemos como cada vez que ha habido elecciones nos han colado un sinfín de personajes producto de la sumisión y la indignidad que militan en sus filas y que, por regla general, nadie conoce salvo que el caso sea una pequeña población. En la mayoría de las ocasiones, con esta dictablanda producto de una ley electoral hecha a medida del antes dicho establishment financiero para que nada cambie y todo siga igual que con el Régimen anterior, la mayoría de los españoles no conocemos ni siquiera el nombre de nuestros representantes en las Cámaras, ni en los Ministerios, ni en las Consejerías, ni… Aunque soy de los que lee bastante prensa, desconozco el nombre de casi todos los consejeros de la Junta de Extremadura, o sea, de mi Comunidad Autónoma. Sólo recuerdo, por su enorme grado de desfachatez y sinvergonzonería, el del Consejero de Sanidad y Políticas Sociales, ahora premiado con una vicepresidencia. Supongo, que el premio es por esos enormes grados que acabo de señalar, pues del desastre que hay en nuestra C.A. sobre el particular poco o nada se puede ya digerir.

Sí, de verdad que tenemos que ser muy tontos para seguir votando, y para seguir haciéndolo mayoritariamente a los dos partidos de la “Financierocracia” que, ya nadie duda, maneja el Ibex-35 con el Banco de Santander, BBVA y Caixabanc a la cabeza.

Hay que ser muy tonto para no darse cuenta de que el país arrastra los peores datos -en cualquier faceta económica o social- de la OCDE y de la UE desde que pertenecemos a estos Organismos, y de que la convergencia es como el horizonte: “cuando llegas ya no está”.

Pero, además, los extremeños debemos estar entre los más tontos de los más tontos, pues, aparte de construir campos de golf en lugar de gastar el dinero en un tren (¡uno sólo que llegue a su destino!), batimos todos los récords en la protección bancaria (ni siquiera les exigimos hojas de reclamaciones, caso único del país junto a Ceuta y Melilla) y a la gran empresa mientras perseguimos con saña a los autónomos, que, como no podía ser de otra forma, son los que pagan la cuota más alta de Europa para tener derecho a una pensión y luego ésta es la más baja; nos importa un carajo que nuestras pensiones -las de los demás- en general sean las más bajas del país y que con nuestros salarios ocurra tres cuartos de lo mismo; que la corrupción política esté a la altura, o por encima, de la de Andalucía, Madrid, Cataluña, Valencia, etc., proporcionalmente, es obvio, al número de habitantes (aquí también, pudiera ser, que haya EREs); que la Sanidad roce la infamia además de que, según ha aparecido en un medio, la empresa de ambulancias deba ya algo así como 2,5 millones de euros a la Seguridad Social y la Junta -que los ha traído de Andalucía- ni se inmuta; y como dato positivo, se nos haga saber que nuestra Universidad está entre las ¡900 mejores del mundo! (¿en el puesto 899, quizás?) y no es la última del país, es una de las tres o cuatro últimas, o sea, de risa…, pero para no reírse.

En fin, los que todavía puedan, emigren del caciquismo criminal, de la precariedad y la pobreza (los “reyes” de España y de la UE), de la injusticia, de la discriminación, del analfabetismo socio político, de la incultura y el subdesarrollo social, político y económico y humano. Porque los que mandan están haciendo buena la frase de Donald Trump: “Un sistema que domina los principales medios de desinformación no necesita la dictadura”. De tal modo que: “Antes eran los pobres los que no tenían nada, luego los emigrantes eran los pobres, después los pobres eran los parados, y al final, los que tenían trabajo se convirtieron en pobres, pero entonces ya era tarde, porque la pobreza se había convertido en la situación normal, se había cronificado”.

Y, para terminar la debacle continua desde hace 40 años, tenemos una ministra de Trabajo y lo que sea, nacida en la C.A. que, como acostumbran sus compañeros de partido, nos ha engañado negándose a derogar las reformas laborales de 2010 y 2012 como había prometido. Pero no importa, los extremeños tenemos que estar orgullosos de ser “nietos” de Hernán Cortés y Pizarro; que -quien sabe- igual eran socialdemócratas y liberales. Dicho en el argot actual: Neoliberales. Pero, desde luego, no tontos.

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