SI LOS TONTOS
VOLARAN…
…No se veía el
cielo. Esta frase la dijo, hace muchos años (servidor era un niño), un hombre
analfabeto pero muy listo de mi pueblo. Y desde luego, después de ver cómo está
la política, intentando -espero que no tenga éxito- meterle un trágala
intragable a Podemos para poder seguir por la senda del expolio generalizado que
trata incluso de que paguemos peaje hasta por circular por las carreteras que
hay entre nuestros pueblos, me da que tenía bastante razón.
Porque, en primer
lugar, se necesita ser muy tonto para seguir votando, pues no nos damos cuenta
de que con el sistema actual no elegimos a nuestros representantes, son los
partidos políticos quienes nos los imponen (más de un cazurro en muchos casos,
y sino un salteador de caminos o eso que Santiago Carrillo llamó un “culto
tonto” refiriéndose a Adolfo Suarez), lo que viene a ser lo mismo que cualquier
dictadura sólo que con el diferencial de que hay más de un dictador, pues cada
partido tiene el suyo, por descontado, dependiente del establishment financiero
todos. Es decir, “a partir del recuento de votos, los votantes ya no cuentan”
como señaló El Roto. Lo que viene a significar, aunque sea por ignorancia, que:
“un pueblo que elige corruptos, impostores, ladrones, y traidores (pueden leer
si lo ven más claro: ministra Valerio), no es víctima, es cómplice”, como dijo
George Orwell. Y no vean si hacemos caso a G. K. Chesterton, que se explayó
diciendo: “Democracia significa gobierno por los sin educación, mientras que
aristocracia significa gobierno por los mal educados”. Nuestros gobernantes
están, por regla general (sólo hay que ver sus intervenciones en el Hemiciclo)
lo que vulgarmente se dice “raspados”, y nuestros aristócratas (hasta sin haber
ido a la escuela puede salir alguno sólo con militar en el PP o en el PSOE) no
difieren mucho de los anteriores, su filosofía es conocida mundialmente: el
trinque con el mayor sueldo posible aunque se sea un auténtico tarugo y la
predisposición a la fiesta, sea la que sea y se lleve a cabo donde sea. Y
claro, así nos va… políticamente hablando.
Si nos referimos a
los dos principales partidos que han gobernado este país y sus regiones,
provincias, comarcas y pueblos, vemos como cada vez que ha habido elecciones
nos han colado un sinfín de personajes producto de la sumisión y la indignidad
que militan en sus filas y que, por regla general, nadie conoce salvo que el
caso sea una pequeña población. En la mayoría de las ocasiones, con esta
dictablanda producto de una ley electoral hecha a medida del antes dicho establishment
financiero para que nada cambie y todo siga igual que con el Régimen anterior,
la mayoría de los españoles no conocemos ni siquiera el nombre de nuestros
representantes en las Cámaras, ni en los Ministerios, ni en las Consejerías,
ni… Aunque soy de los que lee bastante prensa, desconozco el nombre de casi
todos los consejeros de la Junta de Extremadura, o sea, de mi Comunidad
Autónoma. Sólo recuerdo, por su enorme grado de desfachatez y sinvergonzonería,
el del Consejero de Sanidad y Políticas Sociales, ahora premiado con una
vicepresidencia. Supongo, que el premio es por esos enormes grados que acabo de
señalar, pues del desastre que hay en nuestra C.A. sobre el particular poco o
nada se puede ya digerir.
Sí, de verdad que
tenemos que ser muy tontos para seguir votando, y para seguir haciéndolo
mayoritariamente a los dos partidos de la “Financierocracia” que, ya nadie
duda, maneja el Ibex-35 con el Banco de Santander, BBVA y Caixabanc a la
cabeza.
Hay que ser muy
tonto para no darse cuenta de que el país arrastra los peores datos -en
cualquier faceta económica o social- de la OCDE y de la UE desde que
pertenecemos a estos Organismos, y de que la convergencia es como el horizonte:
“cuando llegas ya no está”.
Pero, además, los
extremeños debemos estar entre los más tontos de los más tontos, pues, aparte
de construir campos de golf en lugar de gastar el dinero en un tren (¡uno sólo
que llegue a su destino!), batimos todos los récords en la protección bancaria (ni
siquiera les exigimos hojas de reclamaciones, caso único del país junto a Ceuta
y Melilla) y a la gran empresa mientras perseguimos con saña a los autónomos,
que, como no podía ser de otra forma, son los que pagan la cuota más alta de
Europa para tener derecho a una pensión y luego ésta es la más baja; nos
importa un carajo que nuestras pensiones -las de los demás- en general sean las
más bajas del país y que con nuestros salarios ocurra tres cuartos de lo mismo;
que la corrupción política esté a la altura, o por encima, de la de Andalucía,
Madrid, Cataluña, Valencia, etc., proporcionalmente, es obvio, al número de
habitantes (aquí también, pudiera ser, que haya EREs); que la Sanidad roce la
infamia además de que, según ha aparecido en un medio, la empresa de
ambulancias deba ya algo así como 2,5 millones de euros a la Seguridad Social y
la Junta -que los ha traído de Andalucía- ni se inmuta; y como dato positivo,
se nos haga saber que nuestra Universidad está entre las ¡900 mejores del
mundo! (¿en el puesto 899, quizás?) y no es la última del país, es una de las
tres o cuatro últimas, o sea, de risa…, pero para no reírse.
En fin, los que
todavía puedan, emigren del caciquismo criminal, de la precariedad y la pobreza
(los “reyes” de España y de la UE), de la injusticia, de la discriminación, del
analfabetismo socio político, de la incultura y el subdesarrollo social,
político y económico y humano. Porque los que mandan están haciendo buena la
frase de Donald Trump: “Un sistema que domina los principales medios de
desinformación no necesita la dictadura”. De tal modo que: “Antes eran los
pobres los que no tenían nada, luego los emigrantes eran los pobres, después
los pobres eran los parados, y al final, los que tenían trabajo se convirtieron
en pobres, pero entonces ya era tarde, porque la pobreza se había convertido en
la situación normal, se había cronificado”.
Y, para terminar
la debacle continua desde hace 40 años, tenemos una ministra de Trabajo y lo
que sea, nacida en la C.A. que, como acostumbran sus compañeros de partido, nos
ha engañado negándose a derogar las reformas laborales de 2010 y 2012 como
había prometido. Pero no importa, los extremeños tenemos que estar orgullosos
de ser “nietos” de Hernán Cortés y Pizarro; que -quien sabe- igual eran socialdemócratas
y liberales. Dicho en el argot actual: Neoliberales. Pero, desde luego, no
tontos.
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