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martes, 21 de abril de 2020

21/04/2020 - EXTRACTOS DE VERDADES SOBRE EL COVID-19 (1ª PARTE)


EXTRACTOS DE VERDADES SOBRE EL COVID-19 (1ª PARTE)

 

Una mentira, bien o mal comunicada, sigue siendo una mentira, de eso no hay la menor duda. Los grandes medios de desinformación españoles, prensa -sobre todo la de papel, con raras excepciones, y muchos digitales- radio y TV son maestros en la manipulación informativa al dictado de los gobiernos y de “la jefa” del País y del Banco Santander (y como del Popular, es posible que pronto lo sea también del BBVA). Pero, las mentiras tienen las patas muy cortas, dice el refranero español. Las estadísticas (las fiables -entre las que no está el INE, evidentemente- que no son muchas por desgracia) cantan y no valen cuentos de hadas ni rollos macarenos. Lo que ocurre, ocurre. Y no es de recibo inventarse un bulo para camuflárselo a la ciudadanía de manera miserable y ruin. Servidor, lo reconozco, es un forofo de las estadísticas. Pero no de las de cualquier medio ni de cualquier articulista o contertulio al servicio del neoliberalismo imperante en el mundo occidental del club Bilderberg (al que, por supuesto, pertenece, como no, la Sra. del Santander). No, claro que no, hay muchos escritores, catedráticos y magníficos articulistas que no tienen pelos en la lengua y dicen lo que hay que decir al estilo del sabio Aristóteles: “El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice”. Y en España, como dijo Pio Baroja: “Siempre ha pasado lo mismo: el reaccionario lo ha sido de verdad, el liberal ha sido muchas veces de pacotilla”.

A continuación, les voy a copiar extractos (sus escritos son demasiado extensos) de un catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas y profesor de Política Social y Sanitaria de la Escuela de Salud Pública de la Johns Hopkins University y director de JHU-UPF Public Policy Center (que ha sido asesor de gobiernos de EEUU y de Suecia), cuyas opiniones de lo que está pasando con el coronavirus son bastante más fiables que las que se oyen y se leen en la mayoría de los antedichos medios de desinformación que, obviamente, rechazan de plano las publicaciones de su blog…, por la cuenta que les tiene, claro. Periodismo de sumisión, en suma, al servicio del club Bilderberg.

LO QUE NO SE HA DICHO DE LA EPIDEMIA DEL CORONAVIRUS: Hay tres dimensiones de la propagación de la epidemia Covid-19 que apenas ha sido citadas en los mayores medios de información. Una de ellas es la creciente frecuencia de epidemias de virus. En un periodo relativamente corto hemos sido testigos de varias epidemias, Ébola, SARS, MERS y ahora el Covid-19, que un tal Peter Daszak (experto en salud pública) ya predijo en el año 2018 como consecuencia del aumento de contactos de los seres humanos con animales (todos ellos portadores de virus). Todas estas epidemias han comenzado con virus que viven en animales y que se adaptan al ser humano entre otros factores debido al escaso desarrollo de las medidas higiénicas tanto de los animales como de los seres humanos, lo cual explica que todas estas epidemias se iniciaran en países en vías de desarrollo y que una de las causas del crecimiento de  tales epidemias ha sido que las sociedades no están preparadas para hacerles frente, como demuestra la manera en cómo se está respondiendo a cada una de estas epidemias: la más común intentando encontrar fármacos o vacunas una vez que estas han aparecido (asumiendo erróneamente que se puedan producir en cuestión de días), y cuando por fin se desarrollan, la epidemia se ha convertido en pandemia. Lo que urge pues es desarrollar vacunas frente a posibles virus que ya existen en la fauna animal para estar preparados tan pronto como aparezcan los primeros casos. Es conocido que sólo en los murciélagos hay aproximadamente 50 virus relacionados con el Covid-19 que continúan siendo ignorados.

Pero, quién conduce y lidera la investigación farmacéutica y clínica hoy en el mundo. Los productores de vacunas y fármacos son las empresas farmacéuticas, en su mayoría radicadas en países ricos, que tienen como objetivo optimizar sus beneficios, lo cual significa que sólo producen vacunas o fármacos para enfermedades que les son rentables según el criterio de lo que llaman “mercados”. La previsión no es el punto fuerte de estas empresas, cuya rentabilidad tiene que ser inmediata para justificar las inversiones. Así, la indefensión de la población mundial está basada en el modus operandi de las empresas que controlan la producción de estos fármacos y vacunas. De modo que el orden (o mejor dicho desorden) económico internacional es el responsable tanto de la crisis climática como de las crisis epidémicas que frecuentemente ocurren y que afectan primordialmente a las clases populares, tanto de los países pobres como de los países ricos.

LAS CONSECUENCIAS DEL NEOLIBERAISMO EN LA PANDEMIA ACTUAL: La sumisión de los intereses generales a los intereses privados en sectores tan importantes para la salud y la calidad de vida como lo es la sanidad (incluyendo el sector farmacéutico) ha sido la característica del periodo neoliberal, iniciado en los años ochenta en el mundo occidental con la amplia privatización de tales sectores vitales para el bienestar de la población. Prácticas iniciadas por el presidente Reagan en EEUU y la Sra. Thatcher en el Reino Unido y seguida por los gobiernos europeos conservadores, liberales y socialdemócratas que las hicieron suyas convirtiéndose en la ideología hegemónicas en las instituciones nacionales e internacionales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Central Europeo (BCE) y el Parlamento y la Comisión Europea (CE) entre otros. Las consecuencias de su aplicación han sido enormes, contribuyendo en gran medida al establecimiento de las bases que permitieron la expansión de la pandemia actual.

LO QUE SE ESTÁ OCULTANDO EN EL DEBATE SOBRE LA PANDEMIA: La expansión de la pandemia era predecible y así se había alertado. Pero tales alertas no sólo no se atendieron e ignoraron, sino que muchos Estados aplicaron políticas públicas que han deteriorado la infraestructura de servicios (a base de recortes de gasto público y privatizaciones) así como otras políticas públicas desreguladoras de mercados laborales que han disminuido la protección social de amplios sectores de la población, afectando primordialmente a las clases populares de tales países, con notables reducciones del número de camas hospitalarias y del número de médicos, por ejemplo en Italia y España. Estas políticas de recortes del gasto público social y de reformas del mercado de trabajo que incrementaron la precariedad fueron estimuladas por organismos internacionales como el FMI, el Banco Mundial y el BCE, entre otros, debilitando el sistema de protección social, pieza clave en la respuesta a la pandemia en tales países. Los enormes déficits de camas, de médicos y enfermeras, de mascarillas, de ventiladores y un largo etc. se ha hecho patente en cada uno de los países donde la austeridad tuvo mayor impacto (de nuevo, Italia, España y EEUU); y déficits similares aparecen en los servicios sociales de atención a las personas mayores y a las personas dependientes, especialmente agudos en estos momentos de la pandemia. Se sabían, y se continúan sabiendo, las causas de la pandemia y cómo responder a ella. Y se sabía y se sabe que hay en el mundo los recursos para controlarla y vencerla. El mayor problema que existiría pues, no sería la falta de recursos, sino las enormes desigualdades en la disponibilidad de estos recursos, es decir, no sería un problema económico sino político que demuestra que no había (y no ha habido) voluntad política para anular las condiciones que han causado la pandemia. Como, dicho sea de paso, ocurre con otro gran problema social existente también a nivel mundial, tal es el cambio climático; las causas son conocidas y los recursos para resolverlo existen, pero lo que no existe es la voluntad política de los Estados y de las agencias internacionales que los Estados hegemónicos dominan. Por tanto, hay que preguntarse: ¿Qué fuerzas económicas y financieras dominan los Estados? Y lo que hemos estado viendo es que las políticas económicas y sociales promovidas por la gran mayoría de tales Estados han sido aquellas que representaban los intereses minoritarios de grupos económicos y financieros que antepusieron sus beneficios particulares al bien común, contribuyendo con ello a crear la enorme crisis climática por un lado y la pandemia por otro. A los dos lados del Atlántico Norte ha habido una gran derechización de la cultura e instituciones políticas, causa y consecuencia a la vez de la enorme desigualdad y del deterioro de las instituciones democráticas, lo que explica que nuestros países (España e Italia en Europa y EEUU en América) estén hoy en una situación muy vulnerable a la propagación de la enfermedad del Covid-19.

Para terminar esta primera parte: Estamos siendo testigos del fin del neoliberalismo, fruto de la urgencia de cambio. La pandemia está mostrando la necesidad de cambiar profundamente las correlaciones de fuerza dentro de los Estados, a fin de eliminar la excesiva influencia de unos intereses particulares que obstaculizan alcanzar el bien común.

La gravedad del problema actual requiere unos cambios más sustanciales en el ordenamiento económico y político de las sociedades en las que vivimos de los que ahora se están considerando. La evidencia de ello es abrumadora.

Han sido los extractos del mes de marzo, en la segunda parte les resumiré los del mes de abril. ¡Ya mismo!

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