EXTRACTOS DE
VERDADES SOBRE EL COVID-19 (1ª PARTE)
Una mentira, bien
o mal comunicada, sigue siendo una mentira, de eso no hay la menor duda. Los
grandes medios de desinformación españoles, prensa -sobre todo la de papel, con
raras excepciones, y muchos digitales- radio y TV son maestros en la
manipulación informativa al dictado de los gobiernos y de “la jefa” del País y
del Banco Santander (y como del Popular, es posible que pronto lo sea también
del BBVA). Pero, las mentiras tienen las patas muy cortas, dice el refranero
español. Las estadísticas (las fiables -entre las que no está el INE,
evidentemente- que no son muchas por desgracia) cantan y no valen cuentos de
hadas ni rollos macarenos. Lo que ocurre, ocurre. Y no es de recibo inventarse
un bulo para camuflárselo a la ciudadanía de manera miserable y ruin. Servidor,
lo reconozco, es un forofo de las estadísticas. Pero no de las de cualquier
medio ni de cualquier articulista o contertulio al servicio del neoliberalismo
imperante en el mundo occidental del club Bilderberg (al que, por supuesto,
pertenece, como no, la Sra. del Santander). No, claro que no, hay muchos escritores,
catedráticos y magníficos articulistas que no tienen pelos en la lengua y dicen
lo que hay que decir al estilo del sabio Aristóteles: “El sabio no dice todo lo
que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice”. Y en España, como dijo Pio Baroja:
“Siempre ha pasado lo mismo: el reaccionario lo ha sido de verdad, el liberal
ha sido muchas veces de pacotilla”.
A continuación,
les voy a copiar extractos (sus escritos son demasiado extensos) de un
catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas y profesor de Política
Social y Sanitaria de la Escuela de Salud Pública de la Johns Hopkins
University y director de JHU-UPF Public Policy Center (que ha sido asesor de
gobiernos de EEUU y de Suecia), cuyas opiniones de lo que está pasando con el coronavirus
son bastante más fiables que las que se oyen y se leen en la mayoría de los
antedichos medios de desinformación que, obviamente, rechazan de plano las
publicaciones de su blog…, por la cuenta que les tiene, claro. Periodismo de
sumisión, en suma, al servicio del club Bilderberg.
LO QUE NO SE HA DICHO DE
LA EPIDEMIA DEL CORONAVIRUS: Hay tres dimensiones de la propagación de la
epidemia Covid-19 que apenas ha sido citadas en los mayores medios de
información. Una de ellas es la creciente frecuencia de epidemias de virus. En
un periodo relativamente corto hemos sido testigos de varias epidemias, Ébola,
SARS, MERS y ahora el Covid-19, que un tal Peter Daszak (experto en salud
pública) ya predijo en el año 2018 como consecuencia del aumento de contactos
de los seres humanos con animales (todos ellos portadores de virus). Todas estas
epidemias han comenzado con virus que viven en animales y que se adaptan al ser
humano entre otros factores debido al escaso desarrollo de las medidas
higiénicas tanto de los animales como de los seres humanos, lo cual explica que
todas estas epidemias se iniciaran en países en vías de desarrollo y que una de
las causas del crecimiento de tales
epidemias ha sido que las sociedades no están preparadas para hacerles frente,
como demuestra la manera en cómo se está respondiendo a cada una de estas
epidemias: la más común intentando encontrar fármacos o vacunas una vez que
estas han aparecido (asumiendo erróneamente que se puedan producir en cuestión
de días), y cuando por fin se desarrollan, la epidemia se ha convertido en
pandemia. Lo que urge pues es desarrollar vacunas frente a posibles virus que
ya existen en la fauna animal para estar preparados tan pronto como aparezcan
los primeros casos. Es conocido que sólo en los murciélagos hay aproximadamente
50 virus relacionados con el Covid-19 que continúan siendo ignorados.
Pero, quién conduce y
lidera la investigación farmacéutica y clínica hoy en el mundo. Los productores
de vacunas y fármacos son las empresas farmacéuticas, en su mayoría radicadas
en países ricos, que tienen como objetivo optimizar sus beneficios, lo cual
significa que sólo producen vacunas o fármacos para enfermedades que les son
rentables según el criterio de lo que llaman “mercados”. La previsión no es el
punto fuerte de estas empresas, cuya rentabilidad tiene que ser inmediata para
justificar las inversiones. Así, la indefensión de la población mundial está
basada en el modus operandi de las empresas que controlan la producción de
estos fármacos y vacunas. De modo que el orden (o mejor dicho desorden)
económico internacional es el responsable tanto de la crisis climática como de
las crisis epidémicas que frecuentemente ocurren y que afectan primordialmente
a las clases populares, tanto de los países pobres como de los países ricos.
LAS CONSECUENCIAS
DEL NEOLIBERAISMO EN LA PANDEMIA ACTUAL: La sumisión de los intereses generales
a los intereses privados en sectores tan importantes para la salud y la calidad
de vida como lo es la sanidad (incluyendo el sector farmacéutico) ha sido la
característica del periodo neoliberal, iniciado en los años ochenta en el mundo
occidental con la amplia privatización de tales sectores vitales para el
bienestar de la población. Prácticas iniciadas por el presidente Reagan en EEUU
y la Sra. Thatcher en el Reino Unido y seguida por los gobiernos europeos
conservadores, liberales y socialdemócratas que las hicieron suyas
convirtiéndose en la ideología hegemónicas en las instituciones nacionales e
internacionales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el
Banco Central Europeo (BCE) y el Parlamento y la Comisión Europea (CE) entre
otros. Las consecuencias de su aplicación han sido enormes, contribuyendo en
gran medida al establecimiento de las bases que permitieron la expansión de la
pandemia actual.
LO QUE SE ESTÁ
OCULTANDO EN EL DEBATE SOBRE LA PANDEMIA: La expansión de la pandemia era
predecible y así se había alertado. Pero tales alertas no sólo no se atendieron
e ignoraron, sino que muchos Estados aplicaron políticas públicas que han
deteriorado la infraestructura de servicios (a base de recortes de gasto
público y privatizaciones) así como otras políticas públicas desreguladoras de
mercados laborales que han disminuido la protección social de amplios sectores
de la población, afectando primordialmente a las clases populares de tales
países, con notables reducciones del número de camas hospitalarias y del número
de médicos, por ejemplo en Italia y España. Estas políticas de recortes del
gasto público social y de reformas del mercado de trabajo que incrementaron la
precariedad fueron estimuladas por organismos internacionales como el FMI, el
Banco Mundial y el BCE, entre otros, debilitando el sistema de protección
social, pieza clave en la respuesta a la pandemia en tales países. Los enormes
déficits de camas, de médicos y enfermeras, de mascarillas, de ventiladores y
un largo etc. se ha hecho patente en cada uno de los países donde la austeridad
tuvo mayor impacto (de nuevo, Italia, España y EEUU); y déficits similares aparecen
en los servicios sociales de atención a las personas mayores y a las personas
dependientes, especialmente agudos en estos momentos de la pandemia. Se sabían,
y se continúan sabiendo, las causas de la pandemia y cómo responder a ella. Y
se sabía y se sabe que hay en el mundo los recursos para controlarla y
vencerla. El mayor problema que existiría pues, no sería la falta de recursos,
sino las enormes desigualdades en la disponibilidad de estos recursos, es
decir, no sería un problema económico sino político que demuestra que no había
(y no ha habido) voluntad política para anular las condiciones que han causado
la pandemia. Como, dicho sea de paso, ocurre con otro gran problema social
existente también a nivel mundial, tal es el cambio climático; las causas son
conocidas y los recursos para resolverlo existen, pero lo que no existe es la
voluntad política de los Estados y de las agencias internacionales que los
Estados hegemónicos dominan. Por tanto, hay que preguntarse: ¿Qué fuerzas
económicas y financieras dominan los Estados? Y lo que hemos estado viendo es
que las políticas económicas y sociales promovidas por la gran mayoría de tales
Estados han sido aquellas que representaban los intereses minoritarios de
grupos económicos y financieros que antepusieron sus beneficios particulares al
bien común, contribuyendo con ello a crear la enorme crisis climática por un
lado y la pandemia por otro. A los dos lados del Atlántico Norte ha habido una
gran derechización de la cultura e instituciones políticas, causa y
consecuencia a la vez de la enorme desigualdad y del deterioro de las
instituciones democráticas, lo que explica que nuestros países (España e Italia
en Europa y EEUU en América) estén hoy en una situación muy vulnerable a la
propagación de la enfermedad del Covid-19.
Para terminar esta
primera parte: Estamos siendo testigos del fin del neoliberalismo, fruto de la
urgencia de cambio. La pandemia está mostrando la necesidad de cambiar
profundamente las correlaciones de fuerza dentro de los Estados, a fin de
eliminar la excesiva influencia de unos intereses particulares que obstaculizan
alcanzar el bien común.
La gravedad del
problema actual requiere unos cambios más sustanciales en el ordenamiento
económico y político de las sociedades en las que vivimos de los que ahora se
están considerando. La evidencia de ello es abrumadora.
Han sido los
extractos del mes de marzo, en la segunda parte les resumiré los del mes de
abril. ¡Ya mismo!
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