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viernes, 24 de abril de 2020

24/04/2020 - EXTRACTOS DE VERDADES SOBRE EL COVID-19 (2ª PARTE)


EXTRACTOS DE VERDADES SOBRE EL COVID-19 (2ª PARTE)

 

“Así de claro” es como termina el profesor (al final diré su nombre, aunque más de un lector ya lo habrá adivinado, es único) sus escritos; que, dicho sea de paso, son irrebatibles.

Vamos con los tres del mes de abril (hasta el día 16) y, si publica alguno más a partir de entonces, lo incluiré si está relacionado con el maldito Covid-19.

LAS POLÍTICAS ECONÓMICAS NEOLIBERALES MATAN. HAY QUE CAMBIARLAS: El impacto de la pandemia en el deterioro de la calidad de vida y bienestar de las poblaciones (y, muy en particular, de las clases populares), así como la respuesta de los Estados para intentar contenerla están afectando todas la dimensiones sociales, económicas, políticas y culturales de cada uno de los países afectados. Casi una tercera parte de la población mundial está viviendo en condiciones de confinamiento, incluidas las tres cuartas partes de la población que viven el mundo capitalista desarrollado. Y algo extraordinario como consecuencia de la pandemia y de las medidas tomadas contra ella: La economía mundial está sufriendo una crisis sin precedentes. Es muy posible que la cultura económica del mundo post-pandemia sufra cambios y el pensamiento pre-pandemia -el neoliberalismo- cambie y sea diferente, y que el éxito de la actividad económica deje de estar basado en la austeridad del gasto público social conseguido a base de recortes que ahora se han hecho imprescindibles para combatir la pandemia como son los sanitarios y de servicios sociales. España, Italia y EEUU son los países con mayores índices de mortalidad y donde hay un mayor porcentaje de trabajadores contagiados debido a al debilitamiento de sus sectores sanitarios (en parte, debido a la gran escasez de respiradores y material protector) y sociales consecuencias del empobrecimiento del sector público y de la expansión del privado. Según datos de la OCDE, entre 2008 y 2016 España redujo sus camas hospitalarias por cada 1.000 habitantes de 3,2 a 2,97, Italia de 3,79 a 3,17 y los Estados Unidos de 3,13 a 2,77 (en Cataluña, por ejemplo, se recortaron 1.500 millones de euros y se eliminaron 1.100 camas). Reducciones que han afectado muy en particular a las clases populares mientras se reducían los impuestos de sucesiones y de patrimonio para las clases de renta superior. El neoliberalismo mata. Pero, gracias a la presión popular, los Estados están tomando mayor protagonismo, interviniendo activamente en la reconversión industrial y anteponiendo el bien común a cualquier interés particular minoritario. Hay un gran hartazgo popular contra las políticas neoliberales y los intereses económicos y financieros que las han promovido, y también contra los economistas a su servicio y su excesiva influencia sobre el Estado y sobre los medios de información y comunicación. Y no es de recibo el intento en España de aprovechar el enorme sufrimiento ciudadano para desgastar al gobierno de coalición de izquierdas que están haciendo los partidos conservadores (como el PP) o neoliberales como Vox, Ciudadanos o JxCat, presentándose como los grandes de la ciudadanía frente al gobierno, acusándolo de incompetente -de un cinismo extremo- cuando fueron ellos y sus políticas de austeridad los que causaron la indefensión de la población debilitando los servicios públicos. En definitiva, la rebaja de impuestos a las rentas superiores, la privatización de los servicios públicos y los recortes del gasto público sanitario y social son los que está causando el exceso de mortalidad mucho mayor que en otros países.

POR QUÉ LA MORTALIDAD POR CORONAVIRUS EN ESPAÑA ES DE LAS MAYORES DEL MUNDO: Hemos hablado de la mortalidad en el anterior resumen, pero conviene hacer algunas puntualizaciones para entender mejor aún el porqué de que seamos los más afectados los españoles. Sólo esclarecimientos: 1º) La tasa de mortalidad debida a esta enfermedad varia mucho incluso entre países de semejante nivel de desarrollo económico. ¿Qué se entiende por tasa de mortalidad debida al coronavirus? Una manera de definirla es tomando el porcentaje de toda la población que muere como consecuencia de tener la enfermedad causado por tal virus (los muertos en el numerador y los que viven en el país en el denominador). De ahí que, siguiendo esta fórmula, la composición demográfica sea de especial importancia, pues al saberse que los ancianos son más vulnerables que los jóvenes a caer enfermos y morir a causa de este virus, se concluye que las sociedades más envejecidas tendrán tasas de mortalidad más altas que los países con poblaciones de edades más jóvenes. Argumento utilizado en España e Italia, pero que pierde peso cuando vemos que Alemania que tiene una composición demográfica parecida a la española tiene una de las tasas de mortalidad más bajas del mundo (actualmente 17 muertos por cada millón de habitantes por 265 en el caso español); 2º) Qué otra causa podría explicar la mortalidad tan alta en España. Otra manera de analizar la mortalidad de una enfermedad es calcular el porcentaje de personas contagiadas por el virus que mueren, lo que se conoce como “tasa de letalidad” (el numerador sigue siendo el número de fallecidos, mientras el denominador es el número de contagiados y no habitantes), pero el problema es que la mayoría de países no dispone del dato del número real de contagiados. Este dato, sin embargo, es de gran importancia, pues puede asumirse que, a menor número de gente contagiada, menor debería ser la tasa de mortalidad. Supuesto que sostiene la estrategia del confinamiento, enfocada en aumentar el distanciamiento social y, con ello, el riesgo de contagio. Medida necesaria para contener la pandemia, pero insuficiente, ya que, es imposible tener confinada a toda la población. No todas las personas pueden “tener el lujo” de confinarse, muchos deben continuar trabajando en los servicios esenciales para la sociedad (servicios sanitarios y sociales, la industria de la energía, el transporte público y de mercancías, los trabajadores agrícolas, etc., casi el 35% de la población). Otra razón para no limitarse a confinar a la población es que controlar la expansión y reducirla no es equivalente a que desaparezca. Así, uno de los determinantes más importantes de la tasa de mortalidad son los servicios de prevención y curación sanitarios y sociales. España es uno de los países que ha tenido mayor propagación de contagios debido a su menor desarrollo de los servicios públicos de sanidad y servicios sociales, incluyendo una mayor escasez de material protector y material curativo para atender la pandemia. Además de estar también a la cabeza, consecuentemente, de los países con mayor porcentaje de profesionales y trabajadores de la sanidad, servicios sociales y servicios esenciales contagiados por el virus. La realidad es que el gasto público sanitario y social del país está entre los más bajos de la Europa Occidental, muy por debajo de lo que correspondería por su nivel desarrollo económico, creando una pobreza de recursos que se acentúa todavía más con los recortes aplicados por los sucesivos gobiernos españoles durante la época de la Gran Recesión. La escasez de recursos crea una dualidad en la sanidad española (pública y privada) que explica, en parte, dicha escasez de recursos. De modo que si nos fijamos en las tasas de personas contagiadas por Covid-19 por clases sociales, vemos que el factor “clase social” tiene una gran importancia para conocer la distribución de tal pandemia. Las más afectadas son las clases populares donde la tasa de infección es más alta, siendo menor la de las rentas media-superior y mucho menor entre las clases pudientes, dado su diferente modo y posibilidades de acceder al confinamiento, en parte, debido a las viviendas de que cada grupo dispone (en todos los estudios sobre la propagación de la enfermedad, se ha visto que está mucho más extendida en los barrios obreros que en los barrios de clase media, siendo los barrios pudientes los que tienen menor índice de contagios). Hay una relación inversamente proporcional entre nivel de renta e incidencia del Covid-19. El enorme poder que tiene el 20% de la población con un elevado nivel de renta sobre las instituciones del Estado explica la dualidad de la sanidad española con la pública enormemente subfinanciada, aunque esta dualidad perjudica también al 20% de renta superior, como la pandemia está mostrando, pues las grandes limitaciones de la sanidad privada han quedado en evidencia al estar menos equipada para resolver problemas tan graves como los generados ahora, de ahí que el 20% se haya visto perjudicado, incluso con muertes. Hacer recortes en la sanidad pública como se hizo en España, está claro que es incluso suicida para las clases pudientes. Y tercero.

LA FALSA DICOTOMÍA ENTRE MANTENER LA SALUD O SALVAR LA ECONOMÍA: Un argumento promovido por opinadores y políticos de sensibilidad neoliberal es que hay que terminar con las medidas de confinamiento (que según algunos nunca tendrían que haberse iniciado), ya que, están amenazando con colapsar la actividad económica del país. Consideran que las muertes por el Covid-19 significan un coste menor y asumible (la mayoría de la población no está afectada) que es necesario para salvar la economía. Hasta el punto de que el vicegobernador del Estado de Texas en EEUU, Dan Patrick, dijo en una entrevista en el canal Fox News que “los abuelos de ese país deberían aceptar su muerte a fin de salvar la economía para sus nietos”. Y hay algunas de estas voces neoliberales (caso del ministro japonés de Finanzas, Taro Aso), que incluso piensan (aunque no lo dicen) que la alta mortalidad entre la gente mayor facilitaría la salvación del sistema de pensiones público, que hoy consideran insostenible. Considerando que habrá un problema más grave que la pandemia: el paro y la falta de trabajo. En expresión, más bien uno de sus muchos exabruptos, del presidente Donald Trump: “no podemos permitir que la cura sea peor que el problema”. Pero, ¿cuál es la economía que se quiere salvar? Pues lo que se quiere salvar (que llaman “la economía”) son las políticas económicas que han sido, en gran parte, la causa de la enorme tragedia que está amenazando la propia supervivencia del ser humano (tanto la crisis climática como la insuficiente respuesta a la epidemia). En realidad, el sistema económico dominante se basa hoy en una producción y distribución de bienes y servicios que se rige por unas leyes del mercado que priorizan sistemáticamente a aquellos individuos y sectores de la población que tienen mayor capacidad adquisitiva, a costa de todos los demás. El beneficio de minorías propietarias y gestoras de los medios de producción y distribución, cuyos beneficios económicos -sus intereses particulares- se anteponen al bien común de toda la ciudadanía. ¿Quiénes son los ganadores y los perdedores en esta economía? La pandemia ha mostrado con toda claridad las consecuencias de este sistema económico por el que las rentas de capital suben y las rentas del trabajo bajan. En el caso de España, por ejemplo, las rentas del capital subieron, pasando de representar un 42,8% de todas las rentas en 2008 a un 46,5% en 2019, mientras que las rentas del trabajo descendían durante el mismo período de un 57,4% a un 53,5%. Y ello se consiguió, primordialmente, a costa de reformas laborales regresivas (que aumentaron la precariedad) y de unos recortes del gasto público, primordialmente social, que debilitaron enormemente el mundo del trabajo. Tales recortes causaron las monumentales carencias del sector sanitario, incluyendo la falta de respiradores que se necesitan para poder salvar vidas y de equipamiento protector para los profesionales y trabajadores del sector sanitario y de todos los servicios esenciales. Todos los recortes y reformas laborales (la del 2012 aún sigue vigente, y lo que te rondaré morena) se hicieron para salvar la economía, es decir, los intereses del mundo del capital. Y estamos viendo ahora las mismas voces utilizando el mismo argumento, subrayando que hay que permitir que la gente (muy en especial los ancianos) muera para salvar tal economía, o sea, sus intereses. Pero ahora hay respuesta popular: los aplausos a las 8 de la tarde a los “héroes” (la mayoría perteneciente a las clases populares) en esta guerra contra el virus de millones de españoles e italianos. Aplausos que llevan implícita una protesta frente al orden económico (sostenido por el sistema político-mediático del país) que, en una guerra contra el virus, ha enviado a estos soldados a las trincheras sin haberles dado las armas suficientes, lo que ha dado lugar a que las muertes de tantos profesionales y trabajadores del sector sanitario no esté causada por el virus sino por la falta de protección frente a él. Dicho lo dicho, el reto de la futura economía es poner lo social en el centro y pasar de esta economía neoliberal a otra que ponga en su centro “la economía de los cuidados”. Es urgente y necesario priorizar la producción y distribución de los bienes y servicios que favorezcan el bien común en lugar de intereses minoritarios particulares (no se puede permitir que productores de ciertos productos necesarios se estén aprovechando de la escasez -que mata a la gente- para incrementar su coste). Hoy hará falta que el Estado cree empleo, y es ahí donde la necesaria expansión de los servicios del Estado del bienestar es de una enorme importancia. En España sólo un adulto de cada diez trabaja en los servicios públicos, mientras en Suecia es uno de cada cinco y donde hay menos desigualdades sociales (de clase social y género), mayor conciencia ambiental y mejores indicadores de calidad de vida en el mundo. Y mayor eficiencia económica, como incluso el Vaticano del neoliberalismo, Davos, ha tenido que reconocer en su informe The Global Competitiveness Report 2019. Concretamente, en dicho informe se reconoce que "Suecia, Dinamarca y Finlandia no sólo se han convertido en unas de las economías del mundo más avanzadas a nivel tecnológico, más innovadoras y dinámicas, sino que también proporcionan mejores condiciones de vida y mejor protección social, están más cohesionadas y son más sostenibles que sus iguales". Es un error considerar que las medidas neoliberales (neoliberalismo es la ideología del mundo del capital) son las más eficientes para recuperar la economía. Hoy, la salida de la crisis económica tiene que pasar por el aumento de la población empleada en los servicios públicos del Estado del Bienestar muy poco desarrollado en nuestro país. Así de claro, que es como finaliza sus artículos el profesor Vicenç Navarro.

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