POLÍTICA, ECONOMÍA, SOCIEDAD, DESIGUALDADES… (II)
La crisis del coronavirus ha puesto de manifiesto las debilidades y
contradicciones de los sistemas de protección social alrededor del mundo,
incluso en los lugares y regiones con las estructuras de bienestar más asentadas.
Brechas y fallos que, como en el caso de España, se están demostrando como
verdaderas paradojas en el marco de las políticas públicas. Así lo asegura un reciente informe
de la OCDE, que sitúa a España en el grupo de países donde las transferencias
sociales y las ayudas son más beneficiosas para las personas con mayor renta y
estabilidad laboral, mientras que la población más vulnerable queda fuera o en
los márgenes de los subsidios. Como resultado, los trabajadores con altos ingresos o
con varios años de contribución a la seguridad social tienen una ventaja
significativa en materia de transferencias respecto de otros grupos de
población, como los trabajadores temporales, los autónomos, los desempleados,
las personas con jornadas parciales, con ocupaciones informales o con bajos
salarios.
En el otro extremo, el estudio cita el caso de países como Reino Unido o
Australia, donde las políticas públicas están más centradas en el sistema de
ingresos mínimos universales o en las ayudas dirigidas a la población con menos
recursos. En cualquier caso, el conjunto de la organización muestra unos
mayores niveles de igualdad en el reparto de transferencias que España: la
población del quintil más pobre de la población recibe, de media, más ayudas
que la población con mayor renta.
El estudio de la OCDE se ha publicado justo en el momento en el que el
Gobierno de Pedro Sánchez ha anunciado la aprobación de un ingreso mínimo vital
para 850.000 hogares de rentas bajas, cuya urgencia venían reclamando distintas
ONG como Oxfam Intermon. En los últimos días, la organización ha celebrado este ingreso
mínimo vital como un primer paso importante para acabar con la gran desigualdad
que existe en el país, pero también ha señalado que tanto el presupuesto como
los umbrales de acceso de la propuesta todavía se muestran insuficientes para
proteger a todas las familias con más necesidades. Oxfam cifra en 6.000
millones de euros –frente los 3.000 que ha aprobado el Gobierno– el esfuerzo
que debería hacer el Estado para acabar con la pobreza severa en el país, el
sexto de la UE que menos reduce la desigualdad a través del sistema de
transferencia sociales.
Save The
Children, por su parte, ha publicado los
resultados de una encuesta donde se constata la urgencia de estas medidas, habida cuenta de que
es precisamente en las familias con menos recursos donde más están golpeando
problemas derivados de la crisis sanitaria, como el desempleo o la pérdida de
ingresos. Según el cuestionario de la organización, durante las últimas semanas
un cuarto de las familias más vulnerables ha perdido el trabajo o parte de sus
ingresos de forma permanente.
Produce tristeza
comprobar que uno de los cabecillas del cabreo de los poderes fácticos es ni
más ni menos que Felipe González Márquez. Cuenta Raúl
Solís en La Última Hora que en el más reciente consejo de administración del grupo Prisa, el expresidente dijo textualmente que el
impuesto a las grandes fortunas "es la gota que colma el
vaso", y es urgente y necesario echar a Podemos del Gobierno de
coalición. Distintas fuentes coinciden en que añadió que hay que hacer hincapié
en las discrepancias entre los miembros del Ejecutivo atribuyendo la
culpabilidad a Iglesias y generar así inestabilidad. Dos jarrones chinos
llamados Aznar y González. Aznar es peligroso, pero
todo el mundo lo sabe. Felipe es mucho más peligroso porque todavía queda gente
que cree en él.
Es imprescindible,
termina Juan Torres López, diseñar un proyecto político de mucha más amplia
mayoría, basado en la defensa de los derechos humanos, de la democracia, de la
transparencia, la libertad, la solidaridad y la justicia; un proyecto que sólo
tenga enfrente a quienes se atrincheran en el bunker de sus privilegios y de su
inmenso egoísmo, y no a la mitad de la sociedad.
Y para
información detallada a los lectores, transcribo, de manera resumida, una
información sobre desigualdades aparecida en un medio digital de los que no
comulgan con ruedas de molino que comienza así: “Las herencias explican el 69%
de las desigualdades en España”. La riqueza en España creció durante los años
de la burbuja inmobiliaria como en ningún otro país. Mientras la ratio entre
riqueza privada -capital financiero e inmobiliario- y renta nacional (el PIB)
en España era del 800% en 2007, la media del resto de las naciones
desarrolladas no superaba el 550%. Una vez hundido el ladrillo y disparada la
crisis, en 2014, la diferencia entre ambos valores cayó al 650%, pero así quedó
por encima de la media. Sin embargo, que creciera la fortuna nacional no
significa que se alterara su reparto. Según los cálculos del ESTUDIO SOBRE LA
DESIGUALDAD EN EL MUNDO que elaboran Facundo Alvaredo, Lucas Chancel, Thomas
Piketty, Enmanuel Sáez y Gabriel Zueman, en 2018, el 10% de los españoles más
ricos acumulaba el 57% de la riqueza personal del país, con un patrimonio medio
de casi 813.000 € per cápita, mientras el 50% más pobre sólo poseía el 7% de la
riqueza nacional, con un patrimonio por persona de 18.900 €. Los autores
aseguran que esta distribución no ha cambiado en los últimos 30 años.
Según los
investigadores de la Universidad Complutense, Pedro Salas y Juan Gabriel
Rodríguez Hernández el 68,8% de las desigualdades en España, medida según el
índice GINI, tiene su causa en la herencia. Un porcentaje que se eleva hasta el
76,4% si se considera sólo la riqueza financiera, básicamente la inmobiliaria.
Una investigación
anterior, el Think Tank estadounidense Instituto Peterson que analizó el origen
de la fortuna de los multimillonarios mundiales dio como resultado que la
herencia era el germen de casi el 54% de los superricos españoles, mucho más
que los italianos (el 37,1%) y que los británicos (sólo el 6,4%). Otros países,
no obstante, se sitúan a la cabeza de los millonarios de nacimiento: En
Dinamarca y Finlandia superan el 80%, en Suecia se acercan al 70%. Aunque son
países más igualitarios, allí la aristocracia es también la propietaria del
capital, explica Pedro Salas, digamos que la Duquesa de Alba y Amancio Ortega
se juntan en la misma persona.
No son las rentas
ganadas, sino las no ganadas las que deban ser limitadas por el bien común,
según John Stuar Mill. Un inglés, Adam Smith, antes había tachado de
“manifiestamente absurdo” considerar que existe un derecho a disponer “para
siempre” de un patrimonio. El impuesto de sucesiones está en declive en toda la
OCDE y cada vez se recauda menos, hasta el punto de que Suecia y Noruega lo han
eliminado. Por lo tanto, si no se afronta el IMPUESTO DE PATRIMONIO (único que
haría pagar a todos los que ahora se ríen del Erario) seguirán existiendo cada
día más desigualdades, y lo que es peor aún, más injusticias y más fanáticos del
neoliberalismo peligrosos como Aznar y González; y si encima no hay impuesto
que afecte a las herencias, Benzema, Messi y Cía. junto a todos los millonarios
y supermillonarios se partirán el culo de risa con cualquier gobierno…, por muy
de izquierda que se preste.
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