UN PAÍS, ECONÓMICAMENTE, REPRIMIDO Y
OPRIMIDO
Antes de nada, para los que como yo
han “estudiado” lo justito, vamos a quedar claro lo que significa reprimir y lo
que se conoce como oprimir: Reprimir
significa contener, refrenar, templar o moderar; y el vocablo, según la RAE,
viene del latín reprimêre, de re ‘re’ y premêre, que nos lleva a oprimir. Ambos vocablos, aunque uno sea
consecuencia o “símil” del otro, tienen la grave diferencia de que para
reprimir se puede emplear la violencia y para oprimir no es estrictamente
necesaria, pues se puede someter a una persona, a una nación, a un pueblo,
etc., vejándolo, humillándolo o tiranizándolo”, pero sin llegar “a las manos”,
suavizando la criminalidad.
“Retratando” sólo los últimos
tiempos (de los anteriores mejor olvidarse), desde la 2ª República hemos
estado, en mayor o menor grado, oprimidos económicamente, y durante la guerra
incivil y una gran parte de la dictadura también hemos sufrido la
correspondiente represión. Aunque, todo hay que decirlo, ignoramos como hubiera
sido de haber triunfado los que perdieron la contienda, pues ya sabemos cómo se
las gastaban Stalin y Compañía a la hora de reprimir o de llevar a cabo sus
famosas “purgas”. O sea, como decía una persona muy querida: “para donde quiera
que tire, estoy perdida”.
En este país nuestro, y
especialmente en Extremadura (oprimida y reprimida incluso cuando vivían Hernán
Cortés, Pizarro y otros conquistadores), siempre se estuvo económicamente oprimido;
siempre hemos sufrido y seguimos sufriendo con la democracia -algo increíble,
por otra parte- la opresión económica de todos los que nos han gobernado. España,
da igual que haya república o democracia, no deja de ser saqueada por los
poderes fácticos protegidos por los que mandan, que, lógicamente, se llevan su
tanto por ciento (lo de Cataluña, tiene capítulo aparte). Basta con señalar lo
último que hemos sabido días pasados en los que se nos comunicaba por el Banco
de España que, resumiendo, habíamos perdido la más que respetable cantidad de
¡40.000 millones de euros! a costa del camuflado -pero patente- rescate
bancario. ¿Por cuantos cientos de miles de millones va el desvalijamiento ya? Y
encima, aún hay jueces que siguen dando la razón a ese atajo de filibusteros de
la Banca en lo de la cláusula suelo y demás reclamaciones de los usuarios que
han sido y siguen siendo estafados. Y, por poner un ejemplo, aunque no se
criminalice la pobreza: Qué once millones de trabajadores con trabajo sean
pobres es, sencillamente, represión y opresión, las dos cosas. ¿Pero qué hacer
ante tanta burrología despreocupada?
No hay comentarios:
Publicar un comentario