CON PERDÓN, ¡QUÉ “INMUNDICIA”
DE REGIÓN!
En política, si no
se dan datos, todo lo que se diga es pura falacia y demagogia barata propia del
personaje rastrero que a base de trepar y del “si guana” se ha procurado un
puesto de relevancia en alguna de las Administraciones, a pesar de su
reconocida incompetencia para desempeñar cualquier trabajo que requiera una
mínima formación y un mínimo coeficiente intelectual. Caso de más de un
político de esta Comunidad Autónoma (C.A), especialmente si nos ha tenido que
representar en el Congreso de los Diputados, donde ni tan siquiera han sido
capaces de hacer que en el mismo se sepa lo de los trenes tercermundistas de
Extremadura, y Sus Señorías se hayan tenido que enterar por la prensa que,
teledirigida por el poder financiero, ha suavizado el desaguisado aún a pesar
de la gravedad que la desfachatez suponía. Hasta el punto de que un articulista
llegó a decir que “Badajoz es, al parecer, el lugar más lejano del Sistema
Solar”.
Para empezar,
Extremadura es, obviamente, donde mayor proporción de trabajadores pobres hay
de España, que, lógicamente, es la campeona de Europa. Superamos, además, el
¡40%! de pobreza (más de 400.000 personas de un millón y algo de habitantes),
lo que supone que pronto, ya que va en aumento, seremos pobres casi todos los
extremeños excepto los cuatro latifundistas y los aprovechados del Objetivo número
uno de la UE y los politicastros de todas las Administraciones y el
clientelismo de las empresas públicas. Extremadura es desde 1982 la C.A. con
los salarios más bajos del país. Extremadura, como no, está a la cola del
Estado en Pensiones (salvo que se cuente la del Sr. Ibarra, ¡6.000 euritos al
mes! desde el año 2007, y suma y sigue). Los extremeños hacemos buena la famosa
frase de Alfonso Guerra: “No lo olvidéis, cuanto mayor pobreza mayor ignorancia
y más votantes” (quedó demostrado el 26-M). Como dijo Mussolini: “Si
desplumamos a un pollo pluma a pluma nadie lo nota”. ¿No ocurre así en
Extremadura? Sí, por extraño que parezca, hay muchas personas que votan a sus
parásitos.
El saldo de
Extremadura (1983-2019) es muy clarificador: Mayor pobreza y precariedad, menor
prosperidad y bienestar y menor población residente; el PIB igual al de hace
más de 30 años; una de las peores atenciones sanitarias del país (en el
hospital de Don Benito-Villanueva el servicio oncológico se aproxima a una
situación “catastrófica”, dicho por los especialistas; lo que no ha impedido
que a menos de tres kilómetros se haya construido un Palacio de Congresos y un
Campo de Golf como si sobrara el dinero); de educación, mirar el informe Pisa o
el ranking de universidades y a soñar; de dependencia y de desigualdad social
ya hablé largo en unos escritos hace poco tiempo, de pena (últimos); la C.A.
con menos empresas y menos industrias del país, pero con muchas empresas
públicas para el fomento del clientelismo a costa de los impuestos de los
cuatro que pagamos (la casa donde vive el Alcalde -mayoría absoluta- no pagó el
IBI del 2007 al 2012, y no sabemos si ahora ya sí paga); y así, sumando,
podríamos llenar el periódico. Resumiendo, esta C. A. es un auténtico ahoguío:
“Estrechez, penuria, falta de recursos…”. Y como dijo El Roto: “El horizonte
tiene trampa, cuando te acercas, ya no está allí. ¡Que no te engañen!” Pero
cuidado, los pobres tenemos que ser muy compasivos con los ricos, ya que, bastante
desgracia tiene con su riqueza.
En Extremadura es
muy importante recordar el pasado para seguir en él. No lo olviden, pues “ya se
ha dicho muchas veces que la dignidad, los principios, la moral y la integridad
son virtudes que los modestos y los pobres apenas se pueden permitir” … y dicen
que ganó las elecciones el progreso. ¡Adelante!, ¡adelante!
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