COMISARIOS
POLÍTICOS EN LA ACTUALIDAD
La verdad es que
no debiera haberlos, pero, por desgracia, los hay y muchos. Pues, ¿que son esos
individuos que ostentan nombramientos a dedo por los partidos políticos en
Sanidad, Educación, Servicios Sociales y las mil y una empresa pública? Por
cierto, su número es escandaloso en Andalucía y Extremadura…, que se sepa,
claro, porque imagino que en las demás CCAA ocurrirá tres cuartos de lo mismo. No
lo recuerdo muy bien ahora, pero, si la memoria no me falla, creo que el número
de personas ocupando cargos en las distintas Administraciones y empresas
publicas es, aproximadamente, de casi ¡500.000! No obstante, les pongo este
enlace https://gaceta.es/espana/rozando-medio-millon-radiografia-politica-la-espana-2017-20171114-0612/ para que si lo
desean los vean uno por uno, pues, aunque los datos son del año 2017, están,
con seguridad, muy cercanos a los que puedan darse en la actualidad, sino han
aumentado que será lo más probable.
Según un
articulista, Joaquín Serrano, entre la calaña de tiparracos que en el mundo
existen, hay uno destacado por su aviesidad (torcido, fuera de regla, malo o
mal inclinado): el comisario político. Parecía que este tipo de gente, dice el
Sr. Serrano, había desaparecido, pero no, hoy nos encontramos con comisarillos
politiquillos de tres al cuarto, que pretenden que todos piensen igual que
ellos, lo que resulta muy aburrido ya que no piensan, siguen las directrices
que les marcan como borreguitos. Y continua el Sr. Serrano: Su misión es espiar e
intentar pillarnos en falta a cualquiera de sus estúpidas reglas e
inmediatamente chivarse para ver si la superioridad, normalmente tan mediocre
como él, impone una sanción ejemplar a esos disidentes que no entran al redil.
El típico chivato repugnante, además de cobarde, ya que sus actos
siempre van acompañados de un ocultismo y de una mezquindad absoluta.
Intentando medrar en la estructura, sin la que no pueden vivir, porque su
personalidad es inexistente. Y termina: Pues sí, aunque no se lo crean existen
y en los últimos tiempos se multiplican. Pobrecillos si supieran al asco que
dan, lo inútiles que resultan y lo desgraciados que van a ser durante su vida.
Pero ¡cuidado!, porque,
presumiblemente, no faltan comisarios políticos en la Justicia, y eso sí que es
ya peor que peor. Porque influyen en las sentencias y causan, evidentemente, indefensión;
o, lo que es todavía mucho más vil y de enorme bajeza: Injusticia.
Bien sea por la
acumulación de trabajo (los Juzgados están saturados en muchos sitios) o porque
muchos Jueces acaban de salir del embrión y están, como decía mi profesor de
Literatura, “pez”, muchos comisarios políticos de esos que dice Joaquín Serrano
del tres al cuarto, aprovechan para dejar el sello de su impronta en infinidad
de sentencias que equivocan la razón del que la tiene, generalmente para
favorecer algún político, algún amigo o algún familiar o pariente. O, quien
sabe, si para sacarse quizás unos euros de comisión. Conocido es, que la
Justicia no está lo suficientemente bien pagada, y eso acarrea un grave
peligro, sobre todo, para los que la piden sin los fondos necesarios.
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