EL PRINCIPIO DEL
FINAL
Con fecha 20/07/19
-no hace tanto- escribí un “artículo” referido a la, para un servidor,
claudicación de PODEMOS (a mi lo de UNIDAS PODEMOS no me entra) ante la
Financierocracia. Quizás, adelantándome un poco a los acontecimientos. Hoy,
siete de septiembre, leo en la prensa regional: “PODEMOS amaga (alardea, más
bien) con dar gratis la investidura a Sánchez y desestabilizar después la
legislatura”. Y a continuación la respuesta del Gobierno: “El Gobierno avisa de
que ese movimiento conduciría a España a un callejón sin salida”.
De verdad, estos
políticos que se han creído, ¿que los ciudadanos somos todos “niños de teta” y
no podemos comprender la más mínima y estúpida sandez que a ellos se les
ocurre?
Por favor, un poco
de respeto a los votantes, que da vergüenza lo que está ocurriendo en el país
mientras se pulen nuestros dineros entre dimes y diretes que, sobradamente
saben, de nada van a servir. Porque no hace falta haber ido a Salamanca para
entender que lo que se avecina no es otra cosa que una simple y sencilla claudicación
de PODEMOS ante la Financierocracia. ¿Cómo? Lo mismo me da que piensen que
cediendo ahora para que haya Gobierno o dando lugar a nuevas elecciones
generales. Lo que está más que claro es que Ana Patricia Botín-Sanz de Sautuola
O´shea se va a llevar “el gato al agua”; como no, acompañada de sus congéneres
del BBVA y Caixabanc y resto del Ibex-35. Todo lo que se diga pues, lo diga
quien lo diga, es pura y llana falacia para entretener “bobitos”.
De modo que, para
general conocimiento, si la prensa tiene a bien publicarlo, copio literalmente
mi escrito -con nuevo título- de la fecha arriba indicada que se tituló: “Y Claudicó”.
No sin antes hacerles la salvedad, de que para un servidor lo que se cierne es “el
principio del final de PODEMOS” engullido por el Neoliberalismo del PSOE. Ya
veremos si no tengo razón.
Claudicar, según reza en
la RAE en su primera acepción, significa: “Acabar por ceder a una presión o una
tentación”.
Es lo que le ha pasado al líder de
Podemos Pablo Iglesias. Ha cedido ante la presión de la Financierocracia. Y
ahora nos contarán lo que quieran contarnos para ocultar la claudicación, pero,
el Sr. Iglesias, debería haber hecho honor a lo que dijo Eleanor Roosevelt:
“Nadie puede hacer que te sientas inferior sin tu consentimiento”. Y, sin miedo
de ningún tipo, haber pensado como José Hernández y haber aprovechado que “la
ocasión es como el fierro: se ha de machacar caliente”. Porque quien le está
pidiendo su apoyo para una investidura no es ningún partido ni ningún líder de
izquierda que vaya a cambiar nada que no sea algo para que todo siga igual. Es
decir, los falsos socialdemócratas, después volverán a hacer lo mismo que ya
hicieron antes: EN-GA-ÑAR-TE… y engañarnos a todos, claro. Te volverás a quedar
-nos volveremos a quedar- sin que se regulen los precios del alquiler,
sencillamente, porque a la Financierocracia no le interesa. Te volverás a
quedar -se volverán a quedar los pobres millones de trabajadores- sin
que se toque un solo párrafo de esas Reformas Laborales del 2010 y del 2012
porque, reitero, a la Financierocracia no le conviene. Te volverás a quedar -y
me volveré a quedar yo y todos los pensionistas- con la gana de que se apruebe
por Ley la subida de las pensiones cada año con arreglo al (aunque sea
escandalosamente manipulado, como es ahora) IPC. Te volverás a quedar, como no,
con las ganas -como tantos y tantos trabajadores en riesgo de pobreza- de que
converja algo a lo que hay en los países de la UE y en la OCDE, de similar
desarrollo al de España, el SMI que, por ejemplo, en Francia es de casi 1.500
€. Te quedarás, y nos quedaremos todos los españolitos de a pie sin la
eliminación de la exención del IRPF de Diputados y Senadores, que es algo
ignominioso y discriminatorio. No sacarán adelante nada relacionado con la
renta mínima de 600 €, ni la semana laboral de 34 horas (le da un infarto a la
Botín y los capitostes del Ibex-35 y demás cotizadas), ni la subida del IRPF
para los que ganen más de 100.000 €, ni el impuesto a la Banca, ni el impuesto de Patrimonio y la derogación
del impuesto de Sucesiones y Donaciones que hace que cada año más de 40.000
familias tengan que renunciar a su legítima herencia conseguida con el sudor de
sus padres o familiares, ni (para los
mío, los extremeños) algún tren que llegue a su destino y no deje a la gente en
mitad del campo un día sí y al otro también, o construya alguna fábrica o
industria que genere algunos puestos de trabajo y los jóvenes no tengan que
emigrar o inmigrar (más de ¡21.000! en los últimos años) y puedan ser libres y
no clientelistas de un grupo de vagos que sólo piensan en sus sueldos y en
“colocar” a todos sus familiares y
amigos a costa de los demás, provocando (para fomento de lo que ellos llaman
externalizar… a sus amigos, claro) un gran deterioro en la Sanidad Pública (la
región con menos médicos por cada mil habitantes) que está por los suelos y la
Educación que sólo hay que ver el informe Pisa para calificarla, suprimiendo
ese gran número de “festividades” que es algo que los socialistas que no lo son
(los “calderetas”) llevan intrínseco en su genética, y si no me creen se dan
una vuelta por Castuera que raro es el día que no “festejamos” algo. Ni, por
supuesto, van a hacer nada para que el ¡47,5%! de la población extremeña (casi
¡500.000 personas!) estén consideradas ya como parte de la pobreza relativa y
muchos de ellos rocen la pobreza extrema, algo por lo que los extremeños, en
lugar de votar con el clientelismo para que haya mayoría absoluta, deberíamos
pegar, sencillamente, un puntapié a las urnas y que se fueran sus votos (con
perdón) al carajo.
Y así sucesivamente con todas las propuestas progresistas que
puedan hacer, no sólo que este país sea un país diferente a la birria (con
perdón) que ahora es, sino que la política no sea únicamente el medio de
hacerse millonario, con más de ¡55.000 millones de €! de despilfarro al año, y
con otros ¡55.000 millones de €! al año de corrupción política. Y, por
supuesto, echándoles las cuentas a esos millonarios y empresarios del Ibex y de
todas las empresas cotizadas que nos atracan cada año la friolera de ¡90.000
millones de €! y se quedan tan panchos, en lugar de a cuatro pobres autónomos
que se las ven y se las desean para poder cumplir sus obligaciones fiscales y
con la Seguridad Social trabajando 12 horas al día y creando más del ¡60%! del
empleo del país.
No debiste claudicar, Pablo Iglesias, porque ¿quién nos queda
ahora a los desfavorecidos para que nos defienda de esta prole de desmerecidos que
nos está llevando al precipicio económico y social? ¿Pedro Sánchez? ¡Eso no se
lo traga ni el lobo de caperucita roja!
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