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sábado, 20 de julio de 2019

20/07/19 - ...Y CLAUDICÓ


…Y CLAUDICÓ

 Claudicar, según reza en la RAE en su primera acepción, significa: “Acabar por ceder a una presión o una tentación”. Es lo que le ha pasado al líder de Podemos Pablo Iglesias. Ha cedido ante la presión de la Financierocracia. Y ahora nos contarán lo que quieran contarnos para ocultar la claudicación, pero, el Sr. Iglesias, debería haber hecho honor a lo que dijo Eleanor Roosevelt: “Nadie puede hacer que te sientas inferior sin tu consentimiento”. Y, sin miedo de ningún tipo, haber pensado como José Hernández y haber aprovechado que “la ocasión es como el fierro: se ha de machacar caliente”. Porque quien le está pidiendo su apoyo para una investidura no es ningún partido ni ningún líder de izquierda que vaya a cambiar nada que no sea algo para que todo siga igual. Es decir, los falsos socialdemócratas, después volverán a hacer lo mismo que ya hicieron antes: EN-GA-ÑAR-TE… y engañarnos a todos, claro. Te volverás a quedar -nos volveremos a quedar- sin que se regulen los precios del alquiler, sencillamente, porque a la Financierocracia no le interesa. Te volverás a quedar -se volverán a quedar los pobres millones de trabajadores- sin que se toque un solo párrafo de esas Reformas Laborales del 2010 y del 2012 porque, reitero, a la Financierocracia no le conviene. Te volverás a quedar -y me volveré a quedar yo y todos los pensionistas- con la gana de que se apruebe por Ley la subida de las pensiones cada año con arreglo al (aunque sea escandalosamente manipulado, como es ahora) IPC. Te volverás a quedar, como no, con las ganas -como tantos y tantos trabajadores en riesgo de pobreza- de que converja algo a lo que hay en los países de la UE y en la OCDE, de similar desarrollo al de España, el SMI que, por ejemplo, en Francia es de casi 1.500 €. Te quedarás y nos  quedaremos todos los españolitos de a pie sin la eliminación de la exención del IRPF de Diputados y Senadores, que es algo ignominioso y discriminatorio. No sacarán adelante nada relacionado con la renta mínima de 600 €, ni la semana laboral de 34 horas (le da un infarto a la Botín y los capitostes del Ibex-35 y demás cotizadas), ni la subida del IRPF para los que ganen más de 100.000 €, ni el impuesto a la Banca,  ni el impuesto de Patrimonio y la derogación del impuesto de Sucesiones y Donaciones que hace que cada año más de 40.000 familias tengan que renunciar a su legítima herencia conseguida con el sudor de sus padres o familiares, ni (para  los mío, los extremeños) algún tren que llegue a su destino y no deje a la gente en mitad del campo un día sí y al otro también, o construya alguna fábrica o industria que genere algunos puestos de trabajo y los jóvenes no tengan que emigrar o inmigrar (más de ¡21.000! en los últimos años) y puedan ser libres y no clientelistas de un grupo de vagos que sólo piensan en sus sueldos y en “colocar”  a todos sus familiares y amigos a costa de los demás, provocando (para fomento de lo que ellos llaman externalizar… a sus amigos, claro) un gran deterioro en la Sanidad Pública (la región con menos médicos por cada mil habitantes) que está por los suelos y la Educación que sólo hay que ver el informe Pisa para calificarla, suprimiendo ese gran número de “festividades” que es algo que los socialistas que no lo son (los “calderetas”) llevan intrínseco en su genética, y si no me creen se dan una vuelta por Castuera que raro es el día que no “festejamos” algo. Ni, por supuesto, van a hacer nada para que el ¡47,5%! de la población extremeña (casi ¡500.000 personas!) estén consideradas ya como parte de la pobreza relativa y muchos de ellos rocen la pobreza extrema, algo por lo que los extremeños, en lugar de votar con el clientelismo para que haya mayoría absoluta, deberíamos pegar, sencillamente, un puntapié a las urnas y que se fueran sus votos (con perdón) al carajo.

Y así sucesivamente con todas las propuestas progresistas que puedan hacer, no sólo que este país sea un país diferente a la birria (con perdón) que ahora es, sino que la política no sea únicamente el medio de hacerse millonario, con más de ¡55.000 millones de €! de despilfarro al año, y con otros ¡55.000 millones de €! al año de corrupción política. Y, por supuesto, echándoles las cuentas a esos millonarios y empresarios del Ibex y de todas las empresas cotizadas que nos atracan cada año la friolera de ¡90.000 millones de €! y se quedan tan panchos, en lugar de a cuatro pobres autónomos que se las ven y se las desean para poder cumplir sus obligaciones fiscales y con la Seguridad Social trabajando 12 horas al día y creando más del ¡60%! del empleo del país.

No debiste claudicar, Pablo Iglesias, porque ¿quién nos queda ahora a los desfavorecidos para que nos defienda de esta prole de desmerecidos que nos está llevando al precipicio económico y social? ¿Pedro Sánchez? ¡Vamos anda!      

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