TOMATES Y APLAUSOS
No les voy a dar
datos de la marcha del coronavirus porque, como hay que quedarse en casa, y la radio
o la TV no paran de suministrárnoslo, sólo supondría agobiarnos un poco más de
lo que ya estamos.
No hace muchos
días, nuestros pueblos y ciudades y carretas y autovías estaban inundadas de
tractores en señal de protesta por los precios de los productos agrarios, y en
un acto del orgullo que nos caracteriza -especialmente a los herederos de
Cortés y Pizarro- se tiraban toneladas de éstos en señal de protesta. Como dice
el dicho popular: “Para poca cebada, ninguna”. Los agricultores están cargados
de razón (no tanto los ganaderos, o cuando menos, algunos ganaderos, y también
algunos agricultores, productos ambos del latifundismo que aún impera en este
país super protegidos por esa UE neoliberal, por no llamarla fascista que es el
apelativo que merece), pero en lugar de tirar sus productos a la calle o las
carreteras deberían habérselos tirado a la cara a más de un político de esos
que ahora nos prometen de todo con motivo del virus para intentar corregir sus
múltiples añagazas de tantos y tantos años de expolio, esencialmente, a las
clases más desfavorecidas, que ahora, por su nefasta gestión (¡qué vergüenza!, como
están las Residencias de Mayores, sin médico, obligatorio en la mayoría de
ellas) para llenarse la andorga, se tienen que agarrar a otro dicho también muy
popular: “Después de muerto el burro, la cebada al culo”.
Claro que hay que
aplaudir cada día a esos miles y miles de sanitarios (no todos los que
debiéramos tener, pues miren la estadística y comprobaran que de los países de
la OCDE -los más desarrollados del mundo- estamos entre los que menos dedican a
esa profesión y entre los que menos sanitarios tienen por cada mil habitantes)
que se están dejando la piel -nunca mejor dicho- por salvar vidas. Y, por
supuesto, hay que tirarles los tomates -como a los malos cantantes- al gremio
(amplísimo gremio, cerca de ¡500.000!) de la política para que, dé una vez por
todas, se enteren de que estamos hasta los mismísimos coj… de sus andanzas.
Ahora se está viendo a diario los tan famosos recortes de la crisis (inventada
por el establishment financiero para “cuadrar” sus cuentas) en hospitales y
demás centros sanitarios (y ¡hola la!: Aparecen los del IBEX, con el Santander
a la cabeza, con sus miserables donaciones producto de los milmillonarios
ahorros del tiempo que llevan sin pagar los impuestos que les corresponde).
Aunque a algunos no nos sorprende, pues vivir en Extremadura supone saber con
antelación en la que nos podíamos ver si ocurría algo parecido a lo que está
ocurriendo. Sabíamos de sobra que batiríamos todos los récords de mala gestión
posible, y ahí están los datos ya por encima de Italia y de la propia China que
llevaban camino de ser los primeros en el total desafuero por culpa de, al
parecer, el comercio ilícito de animales salvajes (pangolines, sobre todo) en
China y África para alimentación y medicina, y que es de donde ha salido -casi
con seguridad- el maldito virus (previsiblemente mutado por los murciélagos). Y
puede que salga algún que otro que también se convierta en pandemia en un
futuro no muy lejano, pues la cosa no parece que vaya a tener solución de un
día para otro: “El negocio es el negocio”. Y sino al tiempo.
Me sumo a la
petición de dimisión (habría que pedirla de casi todos los políticos) del
Consejero de Salud de Extremadura, Sr. Vergeles Blanca, por su desidia en la
gestión de los centros sanitarios y por ser uno de los culpables de que los
hospitales estén en las condiciones que están (faltan gran cantidad de médicos
especialistas y demás sanitarios porque se les ofrecían contratos precarios y
sueldos ridículos). Y de que todos los médicos y demás sanitarios -los que
quedan- se vean obligados a trabajar sin descanso en condiciones pésimas de
seguridad sin las mínimas medidas de protección dada su mayor exposición a
contraer el coronavirus más que cualquier ciudadano. Claro que esto,
Extremadura, es el tercer mundo: Casi la mitad de sus habitantes -más del 50%
de los niños- está en riesgo de exclusión social. ¿Ocurre en alguna otra
Comunidad Autónoma? Miren, para terminar, sólo un dato que es lo
suficientemente esclarecedor para que el Consejero de Sanidad, Sr. Vergeles, se
largue antes de que le pueda ocurrir lo peor: En Extremadura la tasa de
contagios de profesionales sanitarios es del 25% mientras a nivel nacional es
del 12%, en Italia está situada en el 8% y en China es del 4%; y encima, el
señorito éste mentiroso y ruin, acusa a los sanitarios de haberse contagiado
fuera de los centros sanitarios. ¡Fuera ya!
Él y quien lo ha
puesto, pues el Sr. Fernández Vara (médico forense, podía haberse “arremangado”
y estar en algún hospital para dar ejemplo y cumplir con el juramento
hipocrático), según el Sindicato de Empleo Público (SGTEX), es lamentable que
en el Diario Oficial de Extremadura se publique el proyecto para garantizar
subvenciones a Sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT) y Patronal Empresarial (CREEX),
con un aumento del ¡300%!, en un momento en que se está pidiendo a la sociedad
civil, empresarios, PYMES, Autónomos y ciudadanos en general un esfuerzo
económico “descomunal”, y mientras tanto no hay EPIS para los médicos y demás
sanitarios. Así de claro.
¡No lo olviden! Sigan
votando a éstos en las próximas elecciones…, y cuando acabemos con la pandemia,
que ojalá sea pronto, nos seguirá persiguiendo la “endemia económica” que
llevamos padeciendo desde que ellos gobiernan y se forran a costa de nuestros
muchos impuestos.
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