AMNISTÍA FISCAL NO; MEJOR EL ARCO IRIS.
Lo
ha dicho un Sr. que sabe mucho de esto: “las amnistías fiscales violentan
principios políticos, eluden problemas hacendísticos, constituyen una renuncia
a la responsabilidad de gestión tributaria y no tienen unos efectos económicos
claros”.
Y
otro Sr. que, sin duda, sabe tanto o más, dada su homónima categoría que el
anterior, ha manifestado: “lo que no está muy claro es la capacidad
recaudatoria de la medida. Siendo capitales ocultos, cualquier cálculo es una
aproximación burda; semejante al cálculo de la economía sumergida”.
Si
la economía sumergida, al parecer, está en el 25% del PIB (muy por encima –casi
el doble- de la media de la UE), se supone que los capitales ocultos pueden
constituir más o menos lo mismo respecto de la riqueza total. Sin embargo,
¿Cuánto de ese presumible 25% furtivo aflorará? Difícil saberlo para tener
certeza de la idoneidad de la disposición, pero me da que, conociendo un poco
nuestra excepcional idiosincrasia, el resultado no va a ser ni mucho menos lo
que el Gobierno pronostica o ambiciona.
En
cambio, si se acabaría, fácilmente, con esa lacra social de falta de respeto
con quienes no pueden -¿ni quieren?- evadirse de sus obligaciones con el fisco,
si para con los defraudadores se utilizara lo que servidor llama: “el arco iris
monetario”. Es decir, solo habría que modificar los colores de los billetes de
500 € (y quizás también los de 200 €) cada una o, si me apuran, dos legislaturas
europeas; por supuesto, dando un plazo -no mayor de un año- para facilitar su
canje. Aunque el problema es que ni la derecha española ni la europea lo harán
jamás; y la izquierda, tanto de un sitio como del otro, cuando gobierna pierde
el alma y tampoco lo hará. Crudo, por tanto, desterrar la infamia. Y más crudo
evitar la protección al defraudador: la mayor parte de la clase política
dirigente lo es… en España y en toda la faz de la tierra.
09-04-12
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