CRISIS: DIEZ RECETAS DEL SENTIDO COMÚN.
Como
en el futbol, cuando juega la selección española, que los ciudadanos tenemos
cada uno una alineación diferente que consideramos la mejor, en parte, basada
más en el sentimentalismo hacia unos colores que en la realidad del momento de
los jugadores, así ocurre ahora con la crisis financiera (es un decir) que está
arrastrando toda la economía hacía el abismo. Cada uno, cada español, tiene sus
propias recetas para combatirla -por supuesto, inducido por su status social y
por su situación y la de sus familiares directos- y servidor no iba a ser
menos. Por tanto, ahí van las mías:
1ª)
Aumentar el salario mínimo interprofesional (SMI) hasta los 1.000 €. Y aunque,
aún así, sigamos siendo uno de los países que lo tiene más bajo –entre los
desarrollados, obviamente- la subida traerá consecuentemente una elevación
sustancial del resto de los salarios (una potencia económica que se preste no
puede funcionar con unos sueldos miserables para sus trabajadores, la mitad que
los de Alemania, por ejemplo) y mejorará bastante el consumo -al parecer, en
caída libre- y se creará empleo.
2ª)
Eximir de renta a todas las unidades familiares que perciban menos de 18.000 €
brutos al año –en Extremadura lo pasaría mal Hacienda, lo sé- para mejorar su
poder adquisitivo que, no hace falta demostrar, es, sencillamente, ridículo en
un País desarrollado.
3ª)
La formación profesional sólo reglada. Hace falta formar un poquito mejor a la
gente, y si los sindicatos y otras organizaciones quieren dar cursos –estos
apenas sirven para algo- que lo hagan con sus dineros. Ya verán que pronto
estamos en la calle exigiendo lo que ahora no se exige y permite a cierto
empresariado campar a sus anchas y explotar sin la más mínima traba. El
sindicalismo, al menos, está secuestrado y así no vamos a ninguna parte que no
sea la abundancia para unos pocos (a pesar de toda la crisis los ricos no dejan
de aumentar y sus fortunas tampoco) y la miseria para muchos. Sin sindicalismo,
la Democracia es casi lo mismo que la Dictadura, si no peor y más cara.
4ª)
Nada de bajar el impuesto de Sociedades como pide la Patronal, pues, como todo
el mundo sabe, aquí en España hay muchos empresarios que para no pagar regalan
viajes a cualquier parte del mundo y otros trucos, amén de la “fraudulenta”
utilización del Renting y el leasing para adquirir vehículos de lujo y otros
bienes. Y por supuesto que mucho menos –como también ha pedido la Patronal- la
eliminación de las cotizaciones sociales que, mientras en España han subido en
la última década sólo un 3%, en Europa lo hacía un 18%. Y eso sin contar la
variedad de contrataciones bonificadas que aquí existen y las múltiples ayudas,
con el dinero de todos (bochornosas en algunos casos y en algunas regiones),
que el empresariado –afín al Gobierno o no, es lo mismo- recibe.
5ª)
Bajar el IVA para reducir los precios como han hecho los ingleses que, dicho sea
de paso, son una potencia económica mayor que España y con un poder adquisitivo
muy superior.
6ª)
Olvidar a la Banca y a la Gran Patronal –son los causantes con su avaricia de
todo lo que está pasando, lo que nos está pasando más bien- y ayudar a Microempresas
y algunas –todas no, hay mucho “escondido” en algunas SL- Pequeñas y Medianas
Empresas. Sin olvidar que, puesto que no son las que han provocado este timo
global, quienes más ayudas necesitan son las familias –algunas, un 7% en
Extremadura, tienen a todos sus miembros en paro- que cuando dispongan
comprarán (a los pobres nos gusta mucho comprar, dice Don Manuel Alcántara) y
rescatarán el comercio.
7ª)
Suprimir toda la publicidad, tanto estatal como autonómica. El derroche que
ahora mismo se está produciendo es un atentado contra toda la gente que está
pasando apuros y contra los tres millones de personas en paro que esta Navidad
ni siquiera les va a llegar la fuerza y el ánimo para “agarrar” la zambomba y
la pandereta, porque la botella de anís del Mono o de la Castellana, ni que
decir tiene, va a ser difícil que se tenga para beber y después rinrinear.
8ª)
Crear un impuesto específico para la propiedad privada que supere los 600.000 €
(no me explico lo de abolir el impuesto de patrimonio, que ahí estaba aunque la
mayoría se lo saltara a la torera, y me pregunto: ¿por qué no se suprime, por
ejemplo, el IBI a los trabajadores con menos renta o a los pensionistas?). Es
decir, una reforma fiscal para las rentas de capital y lucha abierta –ya es hora-
contra el fraude fiscal de los poderosos y ricos y contra la Banca Privada de
la Banca Privada y algunas Cajas de Ahorro que, más que entidades financieras,
parecen “las cuevas de Luis Candela”.
9ª)
Crear una ayuda excepcional –hasta que pase la “tormenta” y el Euribor se
aplaque- para las familias que tienen hipoteca de su vivienda habitual, y no
disponen de otra vivienda, si su renta es inferior a 1.500 €/ mensuales. Porque
si no, habrá viviendas a espuertas y, una vez más, los especuladores se pondrán
las botas.
10ª)
Por último, reforma de la Universidad. Somos los que peores Universidades
tienen de todos los Países desarrollados y eso es muy negativo para el trabajo
y la productividad, y no digamos para la competitividad. Además hay mucho
catedrático “sin dar clase” y la Universidad es muy cara (tres asignaturas en
la UNED cuestan 400 €), y eso no se puede consentir.
Y,
después de todo lo dicho, como no, hay que reformar, urgentemente diría yo, el
sistema político y, por descontado, la Ley Electoral. El País de las
Autonomías, como está concebido, es un fracaso rotundo: sólo sirve para
alimentar la sinecura, como inmenso vivero de Altos Cargos, personal de
confianza, asesores, etc., y para establecer desigualdades entre los españoles
en algunos pilares fundamentales como la Sanidad o la Educación. Mantenemos,
eso está muy claro, demasiadas bocas grandes y así el sistema resulta ruinoso
(la deuda de la Junta de Extremadura, la deuda de todos los extremeños es,
según parece, escalofriante) y llama la atención que una Nación como EEUU (son
más de trescientos millones) necesite para funcionar, entre sus dos
Parlamentos, prácticamente el mismo número de políticos que nosotros (sólo algo
más de 45 millones) entre Congreso y Senado.
En
fin… ¡Ya es el momento! Este País necesita que quienes gobiernen piensen un
poco más en la gente y un poco menos en los intereses del partido que los
sustenta para permanecer en el poder, porque eso significa -lo saben hasta los
niños- corrupción, manipulación, explotación, avasallamiento, injusticia,
degradación, intolerancia, conciencia errónea, esclavismo legal, etc., etc.,
etc.
18-12-08
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