AÑO
NUEVO, RENTA NUEVA
Como estaba anunciado, aparecen ya las modificaciones
fiscales y el aumento en la cuota de la Seguridad Social que, como no podía ser
de otra forma, afectan a los trabajadores autónomos casi en exclusiva.
Mayor control en deducciones y amortizaciones, mayor
tributación para los que cotizan por
módulos (por cierto, ¿por qué no se le aplican obligatoriamente módulos
a ciertos profesionales imposibles de fiscalizar, que, como todos sabemos,
facturan mucho y no declaran casi nada?), mayores retenciones del IRPF –del 15%
al 20%-, retenciones en los alquileres de locales, etc., etc.
Ciertamente no se podía esperar otra cosa de un Gobierno
proclive a proteger a las clases
privilegiadas. Pero lo que de verdad es algo inaudito y, en mi opinión, lo
peor, es decir públicamente que todos
los autónomos engañamos a Hacienda (véase el diario HOY del 31-12-97, página
38, sección de economía). Es meter en el saco del fraude a cinco millones de
trabajadores sin motivo ni razón y de una tacada. Algo intolerante.
No, señores del Gobierno, con todos mis respetos, esas
manifestaciones no son justas ni éticas. Los que engañan al Erario Público son
los trabajadores ilegales. Esos que en vez de darse de alta en Hacienda y en la
Seguridad Social sólo lo hacen en las Peñas del Real Madrid y del Barcelona, y
esos funcionarios que, aprovechando su jornada intensiva, prestan servicios en
grandes Empresas a un bajo costo salarial.
La buena suerte de los gobernantes es que los autónomos no
tenemos representación alguna; si estuviéramos asociados en una Organización
fuerte como lo está la gran patronal estos desafueros de Hacienda y la
Seguridad Social no se cometerían. Tendrían que negociar con nosotros medidas
justas (lo que no significa que no queramos pagar) y probablemente, teniendo en
cuenta que somos cinco millones y que aportamos casi el 70% del P.I.B. y el 80%
del empleo, no se atreverían a acusarnos públicamente de defraudadores.
1997-2000
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