REFINERÍA, ¿AFFAIRE O NECESIDAD?
Lo de la refinería de Extremadura, se puede
decir cabalmente, según mi humilde opinión, es más un suculento negocio que una
necesidad.
Para empezar no tengo muy claro eso de que las
energías renovables -la alternativa- sólo cubren el 7% de las necesidades. Será
cierto, pero en Extremadura –todavía- gozamos de aire puro y un magnifico sol
como en pocas regiones de España, y, según un Sr. llamado Jeffrey D. Sachs,
catedrático de Economía y director del Instituto de la Tierra de la Universidad
de Columbia, la tecnología más prometedora a largo plazo es la energía solar.
El avance más prometedor en cuanto a ahorro energético es, también, para este
Sr., la tecnología híbrida conectable a la red para automóviles (las
principales marcas de coches trabajan ya en proyectos encaminados al consumo de
esta energía y General Motors espera tener lista una versión para el año 2010).
Así visto, lo que hay que hacer es invertir en explotar esos recursos naturales
en vez de estar dispuesto a gastar tanto en algo que es unánimemente aceptado,
contamina mucho (aunque el promotor del proyecto -poco de fiar, por cierto,
pues le acaban de condenar a dos de sus directivos por delito medioambiental
hace unos días- diga que será una refinería del siglo XXI) y sólo resuelve “el
problema energético” temporalmente.
Si
tengo muy claro, en cambio, que en la zona donde se va a instalar (si Europa lo
permite, que está crudo, pues la Junta ha reclamado recientemente permiso para
“poder igualar a otras regiones en emisiones de Co2”, lo que suscita dudas al
respecto), con la contaminación, aumentarán los casos de cáncer de pulmón y
tiroides, las alergias y el asma entre los niños. Habrá olor a huevos podridos,
y la fuga de azufre, que es fácil se produzca, ocasionará irritaciones
oculares, nauseas y dolor de cabeza. Los desechos tóxicos –los residuos, que
está admitido se producen- nos afectarán seriamente incluso a los de otras
zonas: con el humo se dañará el ecosistema, la fauna y la flora se
deteriorarán, el clima sufrirá un cambio y el asma será una enfermedad común. O
sea: demasiadas posibilidades de muerte prematura.
A
pesar de que lo dicho hasta ahora no se puede negar, quienes están a favor de
la implantación, principalmente la clase política que manda –gobernar es otra
cosa-, no reparan en utilizar para sus fines (¿qué fines serán esos?) cualquier
sensibilidad muy acusada en la región como es la emigración de nuestros
jóvenes, que se produce, en gran parte, por su culpa. Y sin, por supuesto,
entrar en la consideración de que lo que les garantiza la refinería a esos
jóvenes –y a todos los que en ella trabajen si se hace- es la misma o peor
contaminación que la de Madrid, Barcelona, Bilbao (la industrialización) y un
sueldo de la mitad que allí, ya que, Extremadura, como todos sabemos, tiene los
salarios más bajos de España y está considerada “la mayor fábrica de pobres
relativos (38% actualmente, casi el doble de la media nacional) del Reino”.
También
utilizan –en este caso todos los defensores del “monstruo”-, como no podía ser
de otra forma, los resultados electorales para afirmar que la ciudadanía está a
favor del proyecto. Pero, de verdad, lo diga quien lo diga, los resultados
electorales no son producto del deseo de una refinería ni de nada aquí en
Extremadura, sino de las macro-empresas municipales en que se han convertido
hoy día en nuestra región los Ayuntamientos: pueblos con menos de siete mil
habitantes tenían durante las pasadas Elecciones Municipales cerca de
trescientos trabajadores en plantilla, muchos de ellos, lógicamente,
pertenecientes a la sinecura.
Y
en su afán de defensa de la implantación, incluso cuestionan que sea problema
el deterioro que pueda sufrir el medio ambiente en la región (ese medio
ambiente único del que tanto presume la Junta de Extremadura) sin tener en
cuenta que el Sr. Presidente del Gobierno dijo en el discurso de investidura
que había que alejarse de las energías dependientes del petróleo refiriéndose,
es de suponer, a toda España. Eso si, como posiblemente los extremeños no le
importamos mucho aunque uno de sus abuelos naciera en Alange, en Badajoz dijo, durante la campaña
electoral, que apoyaba la implantación de una refinería. Más, quién sabe si a
lo mejor se refería a una industria para “refinar políticos” (que buena falta
hace aquí, como quedó patente en la romería aguada de Alange) en vez de para
refinar petróleo.
Es
cierto que, como al parecer en el 2013 se van a terminar las ayudas de la UE
(que disgusto tendrán algunos latifundistas y algunos ganaderos y agricultores
que se han estado fo…), los extremeños podemos pasar apuros y hay que prever
alguna solución. Pero yo estoy cansado de leer en todos los periódicos las
manifestaciones de los políticos en el sentido de que el futuro está en la
ganadería y en la transformación industrial de nuestros muchos y ricos productos
del campo (supongo que sin contaminar, claro). No entiendo entonces, el porqué
de una refinería que lo puede “pudrir” casi todo, si como dijo alguien: “me
dais Extremadura y me comprometo a darle de comer a toda Europa”.
Pienso,
para ir terminando, que esta región difícilmente pueda soportar que el 25% de
su población sean funcionarios y que encima el paro esté situado cerca del 14%
(seis puntos por encima de la media del País) aún a pesar de que la Junta de
Extremadura lleva 25 años repartiendo dinero al mundo empresarial (a algunos,
en especial, de manera auténticamente deleznable) para intentar crear empleo
sin que haya servido para nada que no sea el enriquecimiento de los que lo
recibían y, pudiera ser, que de rebote, para la financiación de la política.
Ahora,
con una refinería que vamos a pagar en su totalidad –aunque nos digan que sólo el 20%- y que cuesta más de tres mil
millones de euros, se va a dar el “do de pecho” de la expoliación a la
ciudadanía y la desvergüenza con un empresario. Me pregunto, por consiguiente,
como lo hará mucha gente: ¿se confirmará el affaire y recibirá la política su
compensación por los servicios prestados al permitir y financiar (con el dinero
de todos) el proyecto de hacer que una de las zonas más ricas de Extremadura
solo vea en adelante –como ya he dicho en otra ocasión- cielo gris, azufre y
fuego?
Esta
tierra –lo sabe todo el mundo menos algunos políticos y el Sr. Gallardo- da de
sobra para que vivamos todos, sin problema y sin refinería. Sólo hay que
gestionarla bien y no llenarle los bolsillos a unos pocos y querer que haya
muchos “sirvientes” como ha sucedido desde siglos.
18-06-08
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