Vicente Mateos Sainz de Medrano
03 de Diciembre de 2024
Tomar la parte por el todo es un error frecuente al analizar la realidad
que siempre es más amplia que lo observado o nuestra casuística. Sin embargo,
no deja de ser sintomática y paradigmática cuando la parte de un todo, un grupo
de jueces, hacen dejación de su función como administradores de justicia con
equilibrio y equidad, y se convierten en el brazo judicial de una estrategia
política que tiene como objetivo acosar hasta la aniquilación al oponente
político, a costa de arrastrar por el barro la imagen de la justicia ante la ciudadanía.
Secuestro de la justicia al venimos asistiendo desde la anterior
legislatura, mediante el famoso Lawfare, que es la
judicialización de la política mediante la utilización abusiva —incluso ilegal—
de las instancias judiciales, para fomentar el oprobio social constante del
oponente. Estrategia política infame a la que se prestan determinados jueces
abriendo investigaciones sumariales sin más pruebas que unos titulares de
prensa, saltándose a la torera la recomendación del Tribunal Supremo de que no se
pueden instruir sumarios teniendo como base probatoria noticias publicadas en
los medios. Igual que hacen caso omiso a la prohibición de realizar una
investigación prospectiva sobre un investigado o bucear en su pasado sin límite
de años.
Sumarios que prolongan sine die con el único fin de mantener candente la
condena mediática, en una demostración del poder sin límite de un juez de
instrucción que, sin encontrar pruebas, busca con denuedo el más nimio indicio
de delito en la vida profesional y privada del investigado, sin atender a los
informes de la UCO que no han visto ninguno. Búsqueda infinita por si suena la
flauta, sin que ninguna instancia judicial le pare los pies, aunque podrían
hacerlo. Hechos que dan verosimilitud a la opinión, cada vez más extendida, de
que los jueces tienen un poder omnímodo que sería necesario modular con
parámetros democráticos, porque algo huele a podrido en determinados Juzgados,
Audiencias y T. Superiores, cuando las denuncias sin pruebas se presenten en los
mismos Juzgados.
También resulta paradigmático que quienes las presentan sean siempre las
mismas asociaciones de ultraderecha, algunos de cuyos directivos han cumplido
condena por estafa y chantaje, como en el caso de Manos Limpias. Organizaciones
que denuncian sin base probatoria con el respaldo de Vox y que el PP magnifica,
aumentando el barrizal al que contribuyen personajes diabólicos, por
destructivos de la democracia, como el inefable Miguel Ángel Rodríguez, jefe de
gabinete de Ayuso, muñidor curtido en darle la vuelta a la realidad para
teledirigir la mirada de la ciudadanía a dónde más daño puede causar al
oponente político, y opacar de este modo los errores constantes del grupo
político al que pertenece. ¡Es la guerra!
La acción conjunta de jueces que usan la toga con un interés político
espurio, de organizaciones sociales de ultra derecha, Vox, y los medios
generadores de mentiras y bulos afines al PP, articulan el ambiente
irrespirable en el que se desenvuelve la política. Colectivo carroñero que
trata de tonta a la mayoría de la ciudadanía que considera fácil de manipular,
en la creencia fatua de que no se hacen las preguntas que están en la mente de
todos: ¿Por qué el acusado sin pruebas tiene que demostrar su inocencia, cuando
es el acusador quién tiene que presentarlas? ¿Por qué se da preeminencia a
buscar qué organismo público pudo filtrar el correo electrónico que ya habían
publicado varios medios, en lugar de tomar declaración al autor confeso de un
delito fiscal? ¿Por qué el juez no cita al primer filtrador reconocido que ha
generado éste enredo absurdo, el disruptivo MAR? ¿Qué bula tiene este personaje
que anticipa las actuaciones de jueces y fiscales sin que le pase nada? ¿Por
qué se pone en libertad provisional a un delincuente confeso, y no se investiga
la veracidad de sus acusaciones sin pruebas? ¿Está equilibrado el fiel de la
balanza que sostiene la dama de ojos vendados, símbolo de la justicia? ¿O es
necesario reequilibrarlo?
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