Esta vez, ni el Sevilla (con sus marrullerías a la italiana durante el último cuarto de hora) ni el árbitro, habitual mente, en contra del Atleti, y ese VAR, que pocas veces le da la razón a los que la tienen (que le pregunten al Real Madrid), pudieron con el coraje y el corazón Atlético. Un Atlético de Madrid que, no sólo tiene que derrotar al contrario, sino que también tiene que “vencer” los factores inconfesables que todos conocemos ¡¡¡Aúpa Atleti!!!
Atleti 4 - Sevilla 3
RICARDO URIBARRI 9/12/2024
Corría el minuto 57 y, viendo que el marcador señalaba 1-3 a favor del
Sevilla, pocos daban un duro por el Atleti. Sin embargo, a muchos se les
olvidaba que este año el equipo colchonero se ha especializado en remontar y en
marcar en los minutos finales. Una vez puede ser casualidad, hacerlo en tantas
ocasiones es sinónimo de rebeldía y ambición. Ese carácter, más allá de otras
cuestiones importantes, le está dando muchos réditos a los rojiblancos, que
agarrados a un estelar Griezmann lograron finalmente imponerse a un buen
Sevilla para desatar la locura en el Metropolitano tras un partido para el
recuerdo.
Lo que funciona no se toca y por eso Simeone repitió por primera vez
alineación en la Liga tras la goleada en Valladolid.
Y el arranque pareció una continuación de lo de Zorrilla. En los primeros diez
minutos, Griezmann ya había rematado a la cruceta y obligado a volar al
guardameta Álvaro Fernández para desviar a córner otro disparo a bocajarro.
Tras el lanzamiento de ese saque de esquina, los locales recuperaron el balón
tras un primer despeje, De Paul se hizo con él, avanzó y ante la parsimonia de
la zaga visitante conectó un fuerte disparo desde la frontal que se convertía
en el 1-0.
Quizá ese inicio tan favorable relajó a los rojiblancos. Algo de eso hubo
tres minutos después, cuando dejaron recibir con comodidad a Lukebakio tras un
lanzamiento en corto de un córner (que, por cierto, no era) y el belga, el
hombre más en forma del cuadro sevillista, eludió la tímida presión tardía de
Julián para soltar en el área grande un fuerte disparo raso que entró pegado al
palo. Era el 1-1 y el partido empezaba de nuevo.
A partir de ahí se crecieron los de García Pimienta, que poco a poco
impusieron su ritmo, haciendo una buena circulación de balón en zona defensiva,
invitando al Atleti a subir las líneas y que de esa manera dejara espacios
atrás para aprovecharlos con la velocidad de Lukebakio e Isaac. Frente a eso,
el Atleti se mostraba nervioso, impaciente cuando tenía el balón, con prisas
por llegar al área rival, lo que llevaba a imprecisiones.
En una de ellas, en el minuto 32, un mal pase de De Paul fue cortado por
Kike Salas y tras pared con Peque acabó en un pase en largo del primero a
Isaac, que ganó la espalda de Giménez y tras entrar en el área grande lanzó un
disparo cruzado que se convirtió en el 1-2. Oblak llegó a tocar el balón con su
mano izquierda pero no pudo evitar el tanto.
Estuvo tocado durante unos minutos el Atleti, sin ideas para superar al
rival, pero en la recta final del primer tiempo se recompuso, aunque sin
premio. Primero porque ni el árbitro ni el VAR pensaron, de forma sorprendente,
que el toque con el cuerpo de Álvaro Fernández en la pierna derecha de
Gallagher cuando le esquivaba en el mano a mano y que desequilibró al inglés
hasta el punto de hacerle perder la ocasión no era penalti. Y segundo porque
una pierna adelantada de Giuliano provocó que el gol marcado por Julián en la
culminación de la jugada se anulara por el fuera de juego del hijo del Cholo en
la acción previa.
Al poco de comenzar la segunda parte estuvo a punto de llegar el empate,
pero Giuliano, bien vigilado casi todo el choque, se hizo un autopase ante
Gudelj en el área grande pero no pudo superar a Álvaro en el mano a mano en
posición algo esquinada. Sin embargo, poco después, el Sevilla montó un buen
ataque, llevando el balón de la banda derecha al sector izquierdo donde Kike
Salas cruzó un pase al área pequeña para que Juanlu apareciera a la espalda de
Galán para rematar a bote pronto y poner el 1-3. Tres disparos a puerta, tres
goles, máxima eficacia en los del Pizjuán. Recuerden, minuto 57.
Al borde del abismo apareció un principito para cambiar el rumbo del
encuentro. Griezmann recibió fuera del área un buen pase de Barrios e hizo
fácil lo que a otros tanto les cuesta: control sutil con la izquierda y remate
raso con la derecha a la altura de la línea del área grande para mandar el
balón a la red junto al palo. El 2-3 devolvía la esperanza a los locales apenas
cinco minutos después.
Simeone retiró a De Paul y Gallagher para meter a Koke y Sorloth, que se
iba a convertir en el protagonista de los siguientes minutos. Al mismo tiempo,
entraba en el campo Saúl Ñiguez, que fue recibido con aplausos por la que ha
sido su hinchada durante tantos años. El Atleti apretó a la vez que el Sevilla
empezó a olvidarse de jugar, limitándose a defender su renta y a perder el
máximo tiempo posible. Pudo haberlo pagado antes si el delantero noruego no
hubiera estado tan fallón. Hasta tres remates claros de cabeza le sirvieron sus
compañeros con buenos pases, pero en todos ellos se encontró con las paradas de
Álvaro por mandar el balón centrado, justo donde estaba el portero, en lugar de
dirigirlo a un lado.
Mientras, se retiraron Giuliano y Julián para dar entrada a Correa y Lino.
Éste último no había alcanzado esta temporada el buen nivel que mostró el año
pasado, pero en un momento de máxima necesidad se le volvió a encender la
lámpara de la inspiración y decidió lanzar un fuerte disparo lejano que entró
en la portería pegado al poste. Era el 3-3 en el minuto 79.
El empate ya no era mal premio para los atléticos después de lo mal que se
habían puesto las cosas, pero quedaba tiempo y la ola en la que estaba ya
metido el partido y el estadio les empujaba a ir en busca de los tres puntos.
Entre caídas al césped de jugadores visitantes, supuestamente aquejados de
problemas físicos, iban pasando los últimos minutos. Cuando el balón estaba en
movimiento, no salía de la parcela de campo visitante, pero todos los centros
al área eran despejados por la defensa sevillista. Hasta que uno de Lino, ya en
el 94, le llegó a Griezmann que se adelantó al marcaje de Kike Salas. Con un
toque con su pie izquierdo eludió al rival y se orientó el balón para ponerse
de cara a portería y conectar un fuerte disparo a media altura que se convertía
en el 4-3.
Este Atleti tiene más juego del que tenía hace un mes y medio, otro esquema
y jugadores que han dado un salto de nivel, pero en esta racha de nueve
victorias consecutivas lo que también ha recuperado es el carácter, la
competitividad y el hambre. El famoso coraje y corazón, que no es más
importante que las otras cuestiones, pero sí tan necesario como las
demás.
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