|
|||
Quienes más
injusticias y crímenes cometen son hoy los que imponen las normas |
|||
|
|||
El embargo que Estados Unidos ha impuesto por
décadas sobre Cuba es un caso único. Por su duración y efectos, ha sido la
medida más cruel e inhumana jamás tomada contra un pueblo en la historia. Formalmente, EE.UU. justifica el embargo al juzgar
que en la isla no hay democracia y que el gobierno es enemigo del pueblo.
Además, desde 1982, bajo la presidencia de Reagan considera a Cuba como un
país «patrocinador del terrorismo». Tanto el embargo como las sanciones no
sólo son inhumanos sino injustos, y sin otro fundamento que el deseo de
castigar a la población cubana porque el país eligió una vía de desarrollo
que genera rechazo por razones ideológicas y de interés económico. Estados Unidos no defiende ni busca instaurar la
democracia Incluso aceptando que en la isla no hay una
democracia al estilo occidental, es una evidencia clamorosa que Cuba no es el
único país del mundo en el que eso ocurre. Su gobierno tampoco es el más
cruel ni actúa en contra de los intereses de su pueblo, como se desprende de
la actuación de Estados Unidos. Es falso que la gran potencia estadounidense
sancione a Cuba porque su intención sea defender la democracia. Así lo
demuestra un hecho perfecta y ampliamente contrastado durante más de un
siglo: Washington ha apoyado y apoya, protege y financia a muchos regímenes
políticos sin democracia en todo el mundo, y ha ayudado directa o
indirectamente con docenas de golpes de Estado para acabar con ella en todos
los continentes. Investigaciones académicas demuestran que, sólo
desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la caída del Muro de
Berlín, Estados Unidos ha buscado derrocar gobiernos en varias
ocasiones. Según un informe de la Universidad Carnegie Mellon, entre
1946 y 2000 hubo 81 operaciones de influencia electoral, tanto abiertas como
encubiertas de Estados Unidos. Y en la mayoría de intervenciones el resultado
fue la promoción de dictaduras. Sólo el golpe que Washington indujo y apoyó
activamente en Guatemala, en 1954, causó la muerte o desaparición de 200.000
personas. Allí, como en otras ocasiones en las que intervino, fueron sus
fuerzas militares las que cometieron la mayoría de las atrocidades. Por otro lado, de los 24 golpes de Estado militares
que se dieron en todo el mundo de 2009 a 2023, la mitad no han recibido una
condena formal del Gobierno de EE.UU. Guste o no oírlo, Estados Unidos ha sido y sigue
siendo el país que en más ocasiones ha derrocado o ayudado a derrocar
regímenes políticos democráticos. Estados Unidos ha organizado y financiado a grupos
terroristas Incluir a Cuba entre los países que promueven el
terrorismo es, sencillamente, una maldad que incluso algunos dirigentes
estadounidenses han negado. El propio presidente Barack Obama en 2015 dejó de
considerar a Cuba “Estado promotor del terrorismo”. Según señaló Ben Rhodes,
exviceconsejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, por una sencilla
razón: «En pocas palabras, Cuba no es un Estado patrocinador del terrorismo». La acusación de Estados Unidos contra Cuba acerca de
promover el terrorismo es especialmente malintencionada e injusta viniendo
precisamente de esa potencia. Ha sido documentado que la Casa Blanca
financió, protegió y alentó a un gran número de grupos y organizaciones
terroristas en diversos países que incluyen, entre ellos, el DAESH (también
conocido como ISIS), Al-Qaeda, Boko Haram en Nigeria y Al Shabab en Somalia. Por no hablar del apoyo a actos terroristas aislados
que sus propios documentos desclasificados han puesto de manifiesto. Las
propias instituciones de Estados Unidos han reconocido su apoyo o haber
estado involucradas en intentos de asesinato o asesinatos cometidos contra
líderes políticos extranjeros. ¿Quién es, de verdad, enemigo de su pueblo? Finalmente, el Gobierno de Estados Unidos acusa al
de Cuba de ser enemigo de su pueblo y de maltratarlo. Lo cierto es, sin
embargo, que en muchos territorios y grupos de población estadounidenses hay
niveles de malestar peores que en Cuba. Así, según los datos que proporciona
la CIA, la mortalidad infantil estimada para 2024 en Estados Unidos es de 5,1
infantes por cada 1.000, y de 4 en la isla, a pesar de las difíciles
condiciones que impone el embargo. Según la misma fuente, la población de ambos países
tiene la misma esperanza de vida (80,9 en Estados Unidos y 80,1 en Cuba, pese
a la enorme diferencia de recursos. Ambos indicadores son bastante mejores en
la isla que en un buen número de estados o territorios de Estados Unidos. A
los dirigentes de EE.UU. se les debería caer la cara de vergüenza cuando la
Cuba injusta e inhumanamente empobrecida les aventaja en estos indicadores,
según los datos de Naciones Unidas o el Banco Mundial. Este bloqueo y los cientos de sanciones adicionales
no sólo minan la economía cubana y le impiden obtener ingresos, o incluso
recibir pagos a través del sistema financiero. Suponen un ataque directo a la
salud de la población puesto que implican que Cuba no pueda adquirir
medicinas y otros recursos sanitarios básicos, como ocurrió incluso en medio
de la pandemia de la COVID-19. Además, por supuesto, de otros productos
esenciales para su economía, como semillas, fertilizantes o tecnología. Es cierto que la situación económica, social,
educativa, sanitaria y, en general, las condiciones de vida en Cuba están muy
deteriorada. Pero ¿sería lo mismo sin las sanciones y el bloqueo? También es
una evidencia que, a pesar del enorme costo y las dificultades que las
medidas han implicado desde 1960, las condiciones de vida de los cubanos son
mejores que las imperantes en otros muchos países incluso más ricos. Matar de hambre es un crimen de lesa humanidad El embargo a Cuba y las sanciones que se le imponen
deberían considerarse un crimen de lesa humanidad porque su intención y
efectos son los que definen a este tipo de delitos internacionales: causar
grandes sufrimientos o atentar gravemente contra la integridad de las
víctimas. Y eso es justamente lo que reconocía Estados Unidos que buscaba con
el embargo en un memorándum del subsecretario adjunto de Estado para Asuntos
Interamericanos fechado el 6 de abril de 1960: «Negar dinero y suministros a
Cuba, reducir los salarios monetarios y reales, provocar hambre,
desesperación y derrocamiento del gobierno». Quienes más injusticias y crímenes cometen son hoy
los que imponen las normas. Vivimos en el mundo del revés. Es hora de acabar
con esto |
No hay comentarios:
Publicar un comentario