Santiago Aparicio 17/12/2024
Dos noticias el mismo día que demuestran que el fútbol español ha perdido
el norte… el sur, el este y el oeste. El absurdo, que en algún momento podría
ser algo rebelde, se ha apoderado del fútbol y parece que no lo va a soltar.
Priman cada vez más las cuestiones no deportivas, las estupideces, las
elecciones cada vez más inexplicables y las denuncias más tontas que se
recuerdan. En todo ello, curiosamente, sobrevuela el espíritu del señor de Pío
XII.
Ayer mismo Javier Tebas, o lo que es lo mismo,
La Liga procedió a denunciar a la afición del Rayo Vallecano por un nuevo
crimen contra la humanidad: decir a Vinicius Jr. «Balón de playa, lo, lo, lo». Como pueden comprobar algo
a la altura de Shoa y que no puede ser
permitido en esta nueva civilización del buenismo-tebarismo total. Resulta que
cachondearse del jugador más broncas, más chulo y más bocachanclas de España, con
algo que han supuesto las mayores risas a nivel europeo desde hace décadas, no
parece más que una rivalidad sana. Como que el jugador afirme que quiere al
Rayo Vallecano en segunda.
Eso es fútbol y rivalidad sin llegar a la violencia. Ningún insulto se aprecia
más que el libre ejercicio del cachondeo. De hecho es algo que se le canta en
todos los estadios de España y hasta el momento no había causado ningún tipo de
denuncia o drama personal. Bueno igual al jugador no le gusta porque ya
presumía de conseguir el trofeo del Balón de Oro y se ha quedado con las ganas
por… bocazas. Eso sí, ha ganado el Balón de Floro (idea
de Miguel Nicolás) del diario de todas las aficiones, pero
parece que no le reconforta del todo. La intromisión de Tebas en algo que es
completamente divertido —¿prohibirá pitar al Real Madrid en todos los campos de
España? — no es más que una forma de congraciarse con su supuesto enemigo Florentino Pérez. Al final lamiendo la suela del jefe.
Louzán: condenado por corrupción, amigo de
narcos y entregado a Pérez
La elección de Rafael Louzán,
condenado por corrupción en los juzgados, debe ser para que si trapichea, al
menos sea una persona profesional, no como ese Luis
Rubiales que hacía chapuza tras chapuza y al que la UCO sigue
la pista muy de cerca. Queda todavía por aclarar, en febrero, si la
inhabilitación que se deriva de su condena le impediría ser el máximo gestor de
la RFEF, porque tiene prohibido gestionar cualquier cosa pública. De ser así,
su mandato habría sido de lo más breve.
Lo que no se entiende es que 93 de los ciento treinta y pico electores
(¡menuda democracia!) no tuvieran conocimiento de sus tejemanejes como político
del PP gallego. Ya solo con nombrar PP, presidente de diputación y Galicia
debería ser más que suficiente para no apoyarle… por si las moscas. Son tantos
los casos de condenados o inhabilitados que han hecho el mismo recorrido que
Louzán que ya debería encender todas las alertas para los avalistas y votantes.
Salvo que muchos de ellos son tan “especiales” como el actual presidente.
No solo ha sido condenado, sino que los medios, no comprados por la Xunta,
han denunciado sus “amistades” con el narcotráfico gallego. Algo así como lo
que le sucedió a Alberto Núñez Feijoo con su
amigo Marcial Dorado, que no sabía que era narcotraficante.
Ya. De hecho, el Xornal de Galicia denunció que
ambos, Louzán y Feijoo, habían actuado para salvar a algunos amigos del
transporte de sustancias psicotrópicas. Como nada se ha probado, ni las
denuncias han avanzado, solo cabe señalar que tienen amistades poco
recomendables.
A más, a más, Louzán ha sido el padrino de la carrera política de Feijoo en
la Xunta y ha concedido numerosas obras y otros servicios de la Diputación
(guiño, guiño) a las empresas de… ¡tachán! Florentino Pérez. El
círculo se cierra por donde siempre. Florentino financia al PP, el PP devuelve
favores y ahora controla un “amigo” la RFEF. Si a eso le añaden que Tebas está
empeñado en que no se le note demasiado su supuesta pelea contra el presidente
merengue, pues la elección de Louzán es más que bienvenida en Pío XII porque
perseguirá con saña que se le diga al Mahatma Jr. «Balón de playa», ese nuevo
crimen contra la humanidad.
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