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jueves, 5 de diciembre de 2024

04/12/2024 - PEDRO SÁNCHEZ IRÁ A LA CÁRCEL

Pedro Luis Angosto 04/12/2024

El 9 octubre de 1934 Azaña fue detenido y encarcelado en Barcelona. En Cataluña y Asturias se habían producido sendos movimientos revolucionarios como respuesta a la entrada de la CEDA en el Gobierno. Azaña, ante los hechos que sucedían en el Principado había enviado a uno de sus colaboradores más próximos para que intentase evitar que la Generalitat declarase el Estado catalán dentro de la República Federal Española, hecho que en su opinión sólo serviría para rearmar a los elementos más recalcitrantes de la sociedad española. Carlos Esplá mantuvo conversaciones con Companys y otros dirigentes catalanistas como Lluhí Vallescá con quienes tenía una excelente relación. Pese a estar de acuerdo en las cuestiones básicas, Companys le dijo que la suspensión de la Ley de Cultivos catalana y la entrada de un partido antirrepublicano en el gobierno habían enfurecido tanto a sus paisanos que era imposible impedir que participase en la Huelga General Revolucionaria convocada para el 6 de octubre, huelga que se desarrollaría en toda España, pero con especial incidencia en Cataluña y Asturias. Companys aseguró a Esplá que sería capaz de encauzar la protesta sin derramamientos de sangre que había que evitar como fuese. Entre tanto, el 28 de septiembre, Azaña acudió a Barcelona para asistir al entierro de su amigo y ministro Jaume Carner, manteniendo a su vez encuentros con Companys en los que le aseguró las consecuencias nefastas que tendría para todo el país la participación de la Generalitat en los hechos que se avecinaban. Durante esos días, y a la vista de los acontecimientos, Azaña se alojó primero en un hotel y después casa de un amigo, intentado hasta el último que el Gobierno catalán se mantuviese al margen. Companys, empero, creía que había que dar respuesta al Gobierno de la CEDA y que sería mucho más fácil controlar el movimiento desde la Generalitat que manteniéndose neutral. El día 9 de octubre, Azaña fue detenido pese a que todos sabían que había ido a mediar en el conflicto. Ni se tuvo en cuenta su condición de expresidente del Gobierno ni la de diputado, que exigía para su detención que el Congreso aprobase un suplicatorio. Por el contrario, se estimó con el máximo celo tanto los infundios propalados por los diarios El Debate ABC como el comunicado de Lerroux en el que afirmaba que se habían encontrado en posesión de Azaña documentos que atestiguaban sin duda alguna que él era el máximo instigador de la revuelta.

Todos sabemos lo que harán los ultras cuando lleguen al poder, no es difícil de imaginar porque siempre han hecho lo mismo

Azaña estuvo encarcelado en varios barcos en el puerto de Barcelona, su representación fue violada adrede y su misión de diálogo y entendimiento convertida en acto antipatriótico y secesionista por la mayoría de los periódicos de su tiempo, que eran propiedad controlados por la oligarquía católica. Azaña se convirtió a partir de ese momento en el hombre más prestigioso de la República y sus discursos posteriores fueron seguidos por millones de personas que vieron en él la máxima autoridad de un régimen de esperanza vapuleado desde el mismo momento de su nacimiento por las intactas fuerzas reaccionarias. Sin embargo, la mentira había surtido efecto y calado en el sustrato más crédulo y timorato de la sociedad española, dispuesta desde siglos atrás a acatar la voz del amo como axioma irrefutable: Fue ahí también cuando nació “el monstruo”, cuando florecieron cientos de caricaturas haciendo burla de sus rasgos físicos, cuando lo presentaron como amigo de Satanás y símbolo máximo de quienes ansiaban la destrucción de España para entregársela a la masonería, al bolchevismo y al judaísmo. A él, a un hombre que amaba a España por encima de todas las cosas, que sufrió a España hasta el último momento de su vida, que murió, como Machado, de dolor de España, dejando en sus memorias uno de los testimonios más impresionantes de nuestro tiempo y una obra literaria difícil de superar.

He de confesar, no sé si es necesario, pero lo haré, que voté al Partido Socialista varias veces, hasta que ya no pude mal con aquello del mal menor, hasta que me convencí por los hechos que Felipe González hablaba con lengua de serpiente. Hoy tampoco voto a esa formación, pero creo que durante estos años España ha avanzado en derechos civiles y libertades -sigue en pie esa vergüenza conocida por todos como Ley Mordaza- más que en ningún otro tiempo y en unas circunstancias dramáticas marcadas desde un principio por la pandemia y culminada ahora con la catástrofe valenciana. Pese a que los sueldos no llegan por el encarecimiento especulativo de la vivienda y la cicatería de los empresarios, pese a negativa de la oposición en apoyar medidas que han servido para mejorar la vida de la mayoría de españoles, que es en lo que consiste de verdad el patriotismo, pese al afán privatizador de casi todas las comunidades autónomas dispuestas incluso a dejar en la indigencia a la Universidad Pública, los logros económicos y sociales de este gobierno, gracias sin duda al impulso de Podemos, creo que son innegables y no hace falta detallarlos de nuevo. Sin embargo, poco importa que seamos el país que más crece de la Unión Europea o que estemos a la cabeza en energías renovables, poco que no haya español que no reciba una prestación mínima que evite la miseria máxima, aquí lo que importa es que el Gobierno Sánchez nació condenado a muerte desde el principio, que la mayoría de los medios y un sector muy destacado de la judicatura le han declarado la guerra, que el único programa del principal partido de la oposición es echar a Sánchez del poder y encarcelarlo, porque no van en otra dirección los infundios cotidianos de medios y redes, ni tampoco los de jueces de las más altas instancias, que están mucho más pendientes de quien desmintió un bulo creado por el entorno de Ayuso que de los delitos que pudiese haber cometido su novio, personaje muy vinculado al grupo Quirón Salud, gran beneficiario de las privatizaciones de la Sanidad Pública madrileña. Aquí, como entonces, como cuando encarcelaron a un hombre bueno y patriota como era Azaña, no importa la verdad, ni eso que eufemísticamente llaman faltar a la verdad, aquí lo que de verdad importa es mentir, crear un clima irrespirable a base de mentiras y cercar a un presidente elegido democráticamente hasta hacerlo dimitir o hasta que a un magistrado henchido de furor se le ocurra dictar una orden inmediata de detención, la incautación de su móvil o la imputación de sus hijos -no sé si los tiene- por no acudir a un concierto de Isabel Pantoja. Todos sabemos lo que harán los ultras cuando lleguen al poder, no es difícil de imaginar porque siempre han hecho lo mismo, porque es lo que están haciendo en las Comunidades Autónomas que gobiernan aunque con más ímpetu si cabe, pero para que eso suceda es menester borrar del mapa a Sánchez como ya hicieron con Podemos y sucesores. No hay otro objetivo que ese, llegando en su estrategia a extremos como intentar romper los órganos de gobierno de la Unión Europea o a festejar el terraplanismo en el Senado, institución que debiera pasar a la historia cuanto antes por su inutilidad

 

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