Jesús Mª Ausín 17/12/2024
Vivimos tiempos confusos. Hombres que pretenden ser mujeres. Personas que
no sabemos si por llamar la atención, por necesidad de sobresalir o simplemente
por ir a contracorriente que dicen no sentirse ni hombres, ni mujeres. Todo eso
no tendría mayor importancia, porque al fin y al cabo todas son personas y cada ser humano es un mundo, si
no fuera por el empeño de unos pocos de regularizar,
estandarizar y normalizarlo todo y exigir que unos pocos tengan no los mismos
derechos que los demás, lo cual me parece justo, sino unos especiales para que
así puedan sentirse, según dicen, en igualdad de condiciones. Así
resulta que ahora, las mujeres de verdad, las que siempre estuvieron
ninguneadas, las que sufrieron el carácter machista de una sociedad patriarcal
en la que ellas, eran poco más que una joya a exhibir, dedicadas al trabajo
duro y a la crianza de los hijos, como digo, ahora vuelven a ser ninguneadas,
maltratadas y menospreciadas por hombres con la diferencia que estos dicen ahora
ser también mujeres, incluso afirmando que son más femeninas que las que pueden
tener hijos, tienen dolores menstruales o cambios hormonales cada veintiocho
días.
Hemos llegado a un extremo de cinismo tal, en que la izquierda, tradicionalmente anti-OTAN, antiamericana,
pacifista, verde y partidaria de la justicia social y del Estado de derecho, se
ha convertido en promotora, consentidora y partícipe del genocidio de Israel,
de cualquiera de las múltiples guerras en las que participa USA a lo largo y
ancho del globo, se ha vuelto partidaria de fabricar y vender armas, del
expolio de los países africanos, de los privilegios de unos pocos y de un
ecologismo fascista (ecofascismo) que sólo afecta a los pobres
y que pretende seguir con el modo de vida de los que más contaminan que son los
que más tienen. Y encima tienen la desvergüenza de escribir artículos alertando
del antiamericanismo de los que seguimos al pie del cañón. Se preguntan ¿por
qué tenemos tendencia a ir “a favor” de Putin? Y no se hacen la pregunta
de por qué ellos tienen la misma posición que USA y la OTAN en
Ucrania, Siria, Bolivia, Perú, Cuba, Etiopía o Nicaragua. ¿No
será que quién va en dirección contraria a su vía es el que está equivocado?
¿No será que, desde su atalaya de privilegio, lo único que están es
salvaguardando el pago de los colegios de élite de sus hijos y de sus casas de
lujo en esas urbanizaciones alejadas de la realidad del 90% de la gente? ¿No
será que han perdido toda la ideología, para centrarse en estupideces tipo
«todes»?
Tienen tan poca vergüenza que esta semana un tipo al que debería meter en
prisión y tirar la llave, a la sazón director de la OTAN, ha propuesto que se trasvase el presupuesto del gasto social
(pensiones, salud, educación, dependencia, etc.) para la fabricación de más
armas con el fin de poder conservar su modo de vida. Hace
tiempo que vengo diciendo que estamos gobernados por dementes, hijos de mil
reputas, cuya principal finalidad es reducir la población con el único fin de
que ellos puedan seguir viviendo a todo trapo. Quieren acabar con cualquier
atisbo de estado social. Porque ellos nunca van a tener problemas para curarse
un cáncer o para operar lo que tengan que operarse. Siempre pueden pagarse la
sanidad privada y tienen la indecencia de que, en caso de necesidad, siempre
pueden desalojar un ala entera de un hospital público para usarlo en su
beneficio.
Esta semana pasada hemos asistido a la caza de Luigi Mangione, el chaval
que acabó con la vida en Nueva York del todopoderoso CEO de la mayor aseguradora
médica de USA Brian Thompson. Hace tiempo que advertí que la injusticia, la falta de defensa jurídica y los abusos de una
élite provocan un crecimiento de la violencia y de la toma de la justicia por
la mano. Si el estado es incapaz de impartir justicia, siempre va a
haber quien acabe liándose la manta a la cabeza, y acabe convirtiéndose en el
justiciero del antifaz o de la capucha. Como cunda el ejemplo....
Salud, república y más escuelas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario