COSAS DE POCA IMPORTANCIA, “CHILINDRINAS” (I)
Los
que son de mi generación -y algunos mayores que aún viven- lo recordarán
siempre, el eslogan del Régimen era conocido por todos los que vivimos esos
tiempos: “Patria, Justicia y Pan”. Nada, simples “chilindrinas” de la época.
Lo
de “Patria” estaba más que claro, España era sólo Una (Grande y Libre decían
los gachones, ¡vaya jeta!) y todas las Regiones se movían con la misma lengua y
los mismos principios; que, lógicamente, no eran sino los Principios del
Movimiento Nacional.
La
Justicia no hace falta decir de qué tipo era: o estabas con el Régimen a todo
lo que se te indicara por el cómitre de turno o eras un contentible perseguido
por todas las fuerzas del orden y se te etiquetaba como mal avenido político,
lo que significaba, en el mejor de los casos (cuando menos al principio de la
Dictadura), que deberías “limpiar tus culpas” enchironado un poco tiempo. Lo
normal en una Dictadura a la que se le escapaban pocas o ninguna maniobra
“incorrecta”..., como a todas las Dictaduras. La Guardia Civil y la Policía
Nacional, que remedio por aquel entonces, eran Cuerpos “intransigentes”, por
llamarlos de alguna forma que no implique connotaciones. Sólo había una
Justicia y generalmente era contumaz: su sin razón por la fuerza, que era su
razón, y a callar: “el que manda, manda, y cartuchos al cañón” estaba en la
boca de todos los que no querían “problemas”. Pero, paradójicamente (o, a lo mejor, sin paradójica) hubo quienes
supieron aprovechar para “colarse por la puerta de atrás” (en el Régimen el
pueblo lo tenía asumido como algo que era “normal”) y ahora, después de tanto tiempo, hasta están
muchos condecorados con la orden referente al patrono de su profesión; se
supone, por los grandes servicios prestados antes a los citados Principios del
Movimiento Nacional y quizás, ¿por qué no?, su celo henchido ahora por la
Democracia. Pues: ¿cuántos políticos se están escapando de ser enviados al
calabozo gracias a la “presunta poco afortunada intervención” de algunos Jueces
y Fiscales y, muy particularmente, en muchos casos, quizás también, con la
ayuda de “los de abajo”? Por poner un ejemplo, que igual es sólo producto de mi
imaginación, ¡que se lo digan al actual Alcalde de Castuera!…, o al que lo fue
en la anterior legislatura, que se libró de un delito de Prevaricación,
claramente demostrable, por la intervención de una Juez y de nada menos que
cinco Ilustres Magistrados de la Audiencia Provincial que calificaron de
“Prevaricación Omisiva” el delito, cuando dicho político (Senador del PP antes
de Alcalde, ¿pensión máxima garantizada?) había sido avisado de que estaba
cometiendo el delito mediante escrito registrado convenientemente en el
Ayuntamiento en tiempo y forma antes de realizar la Denuncia. Con su sola
alegación de palabra, sin nada -sin ningún papel- que demostrara lo que
declaraba, fue eximido de prevaricar. ¿Qué le contaría a la Juez? Por cierto,
la Prevaricación sigue vivita y coleando, puesto que el negocio que da lugar a
ella sigue su normal funcionamiento de manera demostrablemente ilegal ante la
pasividad de todas las autoridades. Bien, muy bien. ¡Como debe ser!
Y
del Pan…, que quieren que les diga. Cuando servidor nació, que según tengo
entendido, ya había pasado el tiempo de la hambruna que padeció el País en la
posguerra (años 39 al 45), y cuando estuvo en la primera escuela, allá por los
año 54/56, muchos -más de la mitad- de mis compañeros iban descalzos. Mal
estaban las cosas cuando no había ni siquiera para unas simples alpargatas. Y
no se lo pierdan: las familias (las pocas que podían hacer una matanza
extremeña) cambiaban los jamones, entonces todos de pata negra pues no había
cerdos blancos en nuestra tierra, por kilos de morcilla de patatas para que les
diera de sí en las meriendas de los hombres que, afortunadamente, conseguían
ser llamados para un jornal o mal explotaban alguna parcela suya o cedida por
algún medio-terrateniente que era una figura muy corriente en los Pueblos
extremeños y andaluces. La lacería y la elefantiasis jugando al unísono.
¡Vergonzoso!
En
fin. Tiempos difíciles de los que todo el mundo trabajador, con el paso
importante de la inmigración y la emigración, consiguió salir adelante, y en
los años 60/70, con el Régimen ya en plena decadencia, en la “Dicta-Blanda”,
este País seguía teniendo muchas carencias de todo tipo, la represión casi se
limitaba a que los “grises” hicieran correr un poco de vez en cuando a los estudiantes (aunque aún
quedaban en los pueblos algún que otro miembro de lo que fue, hasta cierto
punto, algo cercano a la “mandilandinga”), pero la gente empezó a vivir de
manera relativamente desahogada y empezó a disfrutar.
Nadie
volverá jamás a vivir, por ejemplo, un tiempo de música tan inimaginable para
la época ni a gozar del romanticismo con que se formaban entonces las parejas.
Los Brincos, Los Bravos, Formula V, Bruno Lomas, por supuesto, The Beatles y
Rolling Stones, etc., etc., junto al Real Madrid y el Barcelona y, cómo no, los toros mantenían a la gente
“ocupada” y al Régimen sin otro problema que el “incipiente terrorismo”.
España
empezó a ser única y aquí todo el mundo se divertía como en ningún sitio y como
en ningún tiempo pasado. Además se trabajaba y se “comía” (el cambio de jamones
por morcilla había pasado a la historia), y muchas gente que no lo hubiera
imaginado poco tiempo antes empezó a estudiar y a ser tan aceptado como
cualquiera en la Universidad o en el mundo de la cultura: conozco a más de un
hijo de profesiones artesanales (evidentemente con muy pocos medios económicos)
que, con su correspondiente beca, hizo su carrera universitaria y hasta el
doctorado.
Al
fin se pudo comprobar que los pobres eran igual de inteligentes -sino más- que
los ricos, sólo era cuestión de darles las mismas oportunidades. Y se empezó a
demostrar también que muchos hijos de ricachones (no la mayoría, quede bien
entendido) eran unos auténticos zopencos a pesar de haber sacado una carrera
universitaria…, gracias, claro está, a los jamones, chorizos y salchichones de
sus papás.
Pero,
lo que es la vida. Estamos en un siglo posterior, aunque no hayan pasado muchos
años desde lo que les he contado (que cualquiera de mi edad conoce
sobradamente) y los tiempos, sin motivo ni razón, que es lo afrentoso, vuelven
a ser para una gran mayoría incluso peores que los de antes.
Esta
vez, de forma vil y deshonesta tanto o más que la que algunos tuvieron que
vivir en ciclos pasados. Porque, miren Vds.: “igual da que no haya que comer,
que lo que hay no se tenga posibilidad de adquirirlo”. ¿O no? La pobreza
absoluta, eso que antes he llamado lacería, alcanza cotas intolerables, y, aún
teniendo trabajo, una gran parte de españoles han sido alcanzados por la
pobreza relativa; ¿se puede consentir ser pobre teniendo trabajo, mientras los
lautos -y lautas- cada vez más poderosos, no dejan de aumentar y de agigantar
sus fortunas con la ayuda del Gobierno y siendo éste, en la mayor parte de las
ocasiones, para más inri, socialista?
17/05/16
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