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jueves, 27 de octubre de 2016

LA CLAVE PARA EL 26-J: "RAJAR" LA RECETA CLIENTELAR


LA CLAVE PARA EL 26-J: “RAJAR” LA RECETA CLIENTELAR

 

“Pensábamos que íbamos a ganar ellos y…” es un despropósito de frase, una absurda contradicción al principio, que fue dicha  por  un político para dejar claro que los dos partidos que podían ganar unas elecciones eran, en el fondo, la misma “crápula”. Y no se equivocaba, los años han demostrado que en nuestro país la ya acuñada frase “El PSOE y el PP, el misma rancho es” (en sus distintos modos “gramaticales” según la CCAA en que se profiere) ha quedado más que demostrada desde todos los puntos de vista políticos “permitidos” y hasta ahora conocidos. Y desde todas las formas utilizadas hasta el momento para una gobernabilidad digna de haberse tenido en cuenta. Los dos Partidos hegemónicos han compartido supuestas ideologías con el Ibex-35 cada vez que les tocaba gobernar. Hasta el punto que alguien, en una ocasión, incluso llamó “socialibex” a los socialistas y…, no es necesario decir cómo, a los populares.

 

Pero no hay que olvidar que los socialistas han gobernado en el periodo democrático más tiempo que los populares, por lo que, para bien o para mal (para mal en mi modesta opinión), son más responsables de la situación actual que los populares. Siempre sin olvidar, que éstos no han dejado pasar el tiempo en balde cuando se les ha presentado la oportunidad. Sin ir más lejos, en la actual legislatura y la prórroga (más bien preterición) añadida de la misma. Ambos, en cualquier caso, han sabido forjar como auténticos maestros la añagaza del clientelismo sin la más mínima fisura. Y, por eso, sino del todo si en gran parte, están hoy ahí -todavía- luchando por la supremacía en el poder.

 

Porque de otra manera… cómo entender que seamos los campeones de campeones en pagar impuestos y recaudar menos que nadie; en haber logrado la máxima desigualdad social; en llevarnos la palma de oro de la corrupción (aquí roba hasta el sepulturero, y no digamos los políticos -que lo hacen hasta en las más humildes Aldeas- los grandes empresarios, la banca, las asociaciones de todo tipo incluidos sindicatos de todas las clases, fundaciones, etc.); en haber batido sin esfuerzo alguno el record de fraude fiscal (unos ¡90.000 millones de euros al año!) y de economía sumergida de la OCDE (unos ¡230.000  millones de euros de PIB anual! que birlan al Erario otros ¡40.000/50.000 millones de euros!); en haber logrado que sólo Grecia nos derrote en índice de desempleo en el mundo civilizado; en haber conseguido a base de “comisarios políticos” tener una justicia que da pena, por no decir nauseas (cuando un político prevarica y lo hace a sabiendas y estando avisado, incluso ilustres magistrados, lo llaman “prevaricación omisiva” y ¡andando!, vuelve a por otra si quieres); en que, no sólo tengamos unas pensiones ridículas en su mayoría si se exceptúan las de los políticos y banqueros, sino en que esté en duda si los que vienen detrás podrán cobrarla o tendrán que liarse a… porque esa hucha famosa de la SS ha sido rota para comprar juguetitos para los niños de papá; en haber conseguido engañarnos miserablemente pidiendo un RESCATE de nada menos que ¡60.000  millones de euros! para la banca que tenemos que pagar como Grecia o Portugal entre todos los españoles; en definitiva (para no cansar mucho a los lectores de EP que están mejor informados que nadie de todas las tropelías de nuestros gobernantes) eso que un gran escritor ha llamado “canallocracia” diciendo lo siguiente: “No solo por la llamada “alarma social” que producen los sucesivos expolios. No solo por la humillación que sienten las personas con conciencia cívica. No, no solo por eso. La canallocracia no se limita a la corrupción  económica. Tiene una estrategia para corromper la sociedad. Poner en suspenso esas conciencias. Inutilizarlas”. “La canallocracia invierte en destruir reputaciones. Inventar chismes y mentiras para difamar a aquellos que las tramas consideran peligrosos para sus intereses. Funcionarios que han detectado anomalías, periodistas que han desvelado el lado oscuro, opositores que han cumplido con su deber de denunciar la rapiña. Opositores y no opositores. Para los políticos corruptos resultan especialmente fastidiosos los compañeros de partido honestos. Los aguafiestas que no miran para otro lado. No es raro que sean víctimas de amenazas o represalias. Pero la canallocracia ha descubierto un arma especialmente intimidante. Hay empresas especializadas que asumen esas tareas como complementarias: mejorar la reputación de un rufián y lanzar una shitstorm (en inglés, tormenta de mierda) contra alguien que le ha plantado cara”.

 

Mas, he aquí que, casi sin esperarlo (PSOE y PP aún no dan crédito a lo que se les ha venido encima), han surgido otros Partidos que, aunque sea difícil, puede que le den pesquis al título y la frase pase a tener un sentido racional y ya no sea “pensábamos que íbamos a ganar ellos”, sino “pensábamos que ganarían ellos y hemos ganado nosotros”. Claro que, ¿podrán “rajar” la cristalizada receta clientelar a la que están acogidos miles y miles de españoles sin principios y sin escrúpulos que, de no ser por los que hasta ahora han gobernado, estarían a verlas venir, y, en cambio, viven acomodadamente mientras muchos jóvenes tienen que coger la maleta hartos de estudiar y después de haber gastado el dinero de sus padres y el del propio Estado (o sea el de los impuestos de todos… ¡ojo!, de los que los pagaban) para tener una formación envidiable?   Ahí está, se diga lo que se diga, la clave para el 26-J

14/06/16

 

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