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martes, 26 de noviembre de 2024

25/11/2024 - CHARLA MAGISTRAL DEL MAGISTRADO ELOY VELASCO

No es asumible tener que tragarnos el olor a rancio, clasismo y machismo que sale de las bocas de estos ‘hooligans’ con toga cuando se relajan

GERARDO TECÉ 25/11/2024

Lo peor del golpe de Estado judicial que sufre España no es el bochorno institucional permanente. Podemos aceptar que exista un ejército de jueces dispuesto a estirar sin disimulo los más ridículos casos construidos sin pruebas para castigar a los políticos rojeras en las portadas de los periódicos. Asumimos con cierta naturalidad que cualquier juez considerará una chiquillada que un grupo neonazi agreda a la policía o a un presidente del Gobierno, mientras castigarán con cárcel y penas de terrorismo letras de canciones o peleas en un bar si suceden en Navarra o Euskadi. A estas alturas, en las que no esperamos ya que España se proclame campeona del mundo de democracia, no va a suponernos ningún sobresalto que el novio de la lideresa de la derecha se destape como un mangante y eso provoque la inmediata imputación del fiscal que lo investiga. No nos sorprende que haya jueces dispuestos a imputar sin pruebas a cualquier político de izquierdas al tiempo que no son capaces de desvelar quién cojones puede ser ese tal Eme Punto Rajoy del que hablan las pruebas documentales.

Es parte del día a día que la Justicia española permita que sus miembros más descarados en el noble arte de la prevaricación humedezcan sus togas inventándose fantasiosos casos de terrorismo contra líderes catalanes o se salten las leyes procesales para poder colarse en la cama de matrimonio de un presidente del Gobierno al que odian. Vivimos con cierta naturalidad que jueces con el mandato caducado prohíban votaciones en el Congreso para intentar perpetuarse en el cargo, que se manifiesten a las puertas de los juzgados contra leyes que aún no han sido redactadas, que suelten a violadores para desestabilizar al Gobierno o que decidan que no van a cumplir la legislación aprobada por el Poder Legislativo. De verdad que podemos aceptar sin quejarnos demasiado el hecho de tener una Justicia de tercera división formada por hooligans que un día soñaron con ser presidentes de algo y que, en lugar de valorar un oficio tan noble como el de juez, mitigan su frustración defecando diariamente sobre el prestigio de sus propios tribunales. Todo eso es asumible, llevable e incluso aceptable, pero no lo es tener que tragarnos el olor a ranciedad, clasismo y machismo que sale de sus bocas cuando estos hooligans con toga se relajan.

El actual Gobierno, dijo este juez independiente, es de dudosa legitimidad

Estaba relajado el magistrado de la Audiencia Nacional Eloy Velasco en una conferencia ante abogados, juristas y directivos de empresas. Tan relajado que, frente a un público que por algún motivo había pagado entre 300 y 400 euros por escucharle hablar de Justicia, el tipo decidió hacer política como si estuviera en su despacho de la Audiencia Nacional a puerta cerrada. El actual Gobierno, dijo este juez independiente y brillante conferenciante, es de dudosa legitimidad, ya que los partidos que lo conforman no ganaron las elecciones. Una reflexión que provocó cierta inquietud en uno de los asistentes al evento que en su época de instituto aprobó las matemáticas y recientemente leyó en un foro de internet que en España se gobierna mediante sumas parlamentarias. No se atrevió, sin embargo, a levantar la mano y preguntar si le podrían devolver el dinero al no tener claro hasta dónde llega exactamente la jurisdicción de la Audiencia Nacional. Tras apuntarse a la tesis de la dictadura socialcomunista que sufre nuestra querida España, el magistrado Eloy Velasco decidió relajarse aún más y dar rienda suelta a la consiguiente halitosis ideológica, escupiendo desprecios hacia la exministra Irene Montero. Ministra de Igualdad, mujer, joven y de izquierdas. Lo tenía todo para creer, pobrecilla, que ser ministra del Gobierno de España le daba derecho a promover políticas públicas. Nos intentó explicar a nosotros, los jueces, qué es el consentimiento; a nosotros que llevamos desde el derecho romano sabiéndolo, dijo un juez Velasco que no es ni machista ni feminista, sino romano empadronado en pleno centro de Roma.

Tras pedir un receso para que le sirvieran vermú, aceitunas y palillo de dientes, el juez sacó un rato para lanzar chascarrillos contra Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno a la que este encargado de impartir Justicia con garantías criticó por haber ejercido su legítimo derecho a no declarar. En su defensa hay que decir que Eloy Velasco demostró una inmensa elegancia y saber estar al no llamarla Begoño. Chapeau. Y tras Begoña Gómez, porque las obsesiones de estos servidores públicos nunca viajan solas, de nuevo Irene Montero. Quizá quien más daño hizo a la Justicia insinuando que estaba repleta de machistas y de clasistas. Una mujer que nos intentó explicar a nosotros, jueces hombres hechos y derechos, no sólo qué era el consentimiento, sino también “mil cosas más que nunca aprenderá desde su cajero de Mercadona”. Los jueces del mañana, asistentes a la brillante conferencia, deben tomar buena nota y, sobre todo, agradecer que miembros destacados de la Justicia española como Eloy Velasco se esmeren en desmentir la existencia de esas trazas de machismo y clasismo denunciadas por Irene Montero. En dejar claro que estamos en buenas manos.

 

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